España es el segundo país de la Unión Europea donde más se ha incrementado la desigualdad después de Dinamarca (en el periodo 2008-2012, últimos datos disponibles en toda la UE). El sistema de ingresos y gastos públicos es uno de los que menos reduce la desigualdad. Entre las razones de esta situación están que las rentas del trabajo aportan más de la mitad de la recaudación pública. Esto significa que las rentas del capital y actividades económicas, a menudo más elevadas, tributan en la práctica mucho menos. Si estos problemas fiscales los podemos corregir, reduciremos la desigualdad.
Como ya comentábamos hace algunas semanas, España es el segundo país de la Unión Europea donde más se ha incrementado la desigualdad después de Dinamarca (en el periodo 2008-2012, últimos datos disponibles en toda la UE). Además, esto ha supuesto que según los datos oficiales de Eurostat (Agencia Estadística Europea), España sea el segundo país más desigual de Europa, sólo superado por Letonia. En 2013, de acuerdo con los datos provisionales, la situación ha mejorado ligerísimamente: Recientemente, en 2013, de acuerdo con los datos provisionales el índice Gini baja al 33,7 desde el 34,2 y lo superan ligerísimamente Letonia, Lituania, Grecia, Rumanía, Bulgaria y Portugal.
Este brutal incremento de la desigualdad no se ha debido esencialmente a razones fiscales sino laborales: las empresas españolas han recuperado competitividad, es decir capacidad de competir, despidiendo empleados temporales. En consecuencia, para evitar que en la próxima crisis se nos dispare la pobreza y la desigualdad deberíamos reducir la brutal dualidad laboral. Por otra parte, si la plantilla en las empresas no tuviese una rotación tan elevada, se invertiría más en formación y las empresas serían más competitivas. En consecuencia, un contrato laboral único como proponen Luis Garicano, Jesús Fernández Villaverde o en el ámbito político Ciudadanos es una iniciativa para atacar la raíz del problema.
Aún así, naturalmente queda la duda de si desde el ámbito fiscal se puede hacer algo. Bien, según los informes de Eurostat, el sistema de ingresos y gastos públicos es uno de los que menos reduce la desigualdad. Entre las razones de esta situación están que las rentas del trabajo aportan más de la mitad de la recaudación pública. Esto significa que las rentas del capital y actividades económicas, a menudo más elevadas, tributan en la práctica mucho menos. Si estos problemas fiscales los podemos corregir, reduciremos la desigualdad.
Recaudar más sin lastrar la economía
¿Cómo se puede recaudar más sin poner en peligro el crecimiento económico? En primer término, es necesario que los impuestos vuelvan a formar un sistema coordinado acabando con la caótica situación actual. Pongamos un ejemplo: el impuesto de sucesiones. España tiene ahora mismo 19 impuestos de sucesiones distintos, 15 en las Comunidades Autónomas de régimen común, otro más en Navarra, uno distinto en cada territorio histórico vasco, exigido por su correspondiente diputación foral.
Antes teníamos 20 sistemas, pero como el Tribunal de Justicia de la Unión Europea consideró que España discriminaba a los no residentes, ahora a éstos se les aplica el régimen de una Comunidad Autónoma con la que tengan conexión. Existen diferencias de 100 a 1 entre Comunidades Autónomas. Así, un heredero en Extremadura podría pagar 100.000 Euros por una sucesión, mientras que en Madrid, al aplicarse una bonificación del 99%, el mismo heredero sólo pagaría 1.000. Con esas diferencias escandalosas, lógicamente recaudamos poco y hay deslocalizaciones, reales y también ficticias, para pagar menos. Además, hay una bonificación, ésta sí general para todos los territorios, del 95% para las “empresas familiares”, que hace que las grandes herencias apenas paguen. En fin, hemos pasado de 20 a 19 formas de equivocarnos con el impuesto de sucesiones.
En el impuesto de Patrimonio pasa algo parecido, ya que formalmente es muy elevado, pero apenas recauda y no aporta toda la información que debería para la gestión de los demás impuestos. Las razones son las mismas que en Sucesiones: diferencias territoriales, en Madrid no existe, y exención de las “empresas familiares”. Traduciendo, fuera de Madrid se paga en patrimonio por tener tres pisos, pero puede no pagarse por una participación del 5% en una empresa del Ibex-35. En estas condiciones, con la distorsiones que genera, y la muy escasa recaudación que genera, probablemente deberíamos recaudar por otros conceptos.
Falta información valiosa
Por otra parte, la supresión del impuesto en 2008 sin sustituirlo por una declaración censal fue un error, ya que dejó a la Administración Tributaria sin una información valiosa. La declaración de bienes en el exterior, que sí aporta información útil está gravísimamente cuestionada en la Unión Europea, tanto por prescindir de la prescripción, como por su régimen sancionador. La solución para evitar discriminaciones pasaría por unificar las declaraciones, centralizar la información patrimonial en el Estado, evitar la discriminación dentro de la Unión Europea, y racionalizar el sistema sancionador y la prescripción.
Un instrumento clave para reducir desigualdad y potenciar el crecimiento económico es el IRPF, el impuesto más recaudatorio del sistema fiscal. El planteamiento que proponemos es reducir los tipos marginales, que además apenas recaudan, simplificar el número de tramos a tres, y “completar” las menores rentas salariales mediante un complemento salarial anual. Esto permite reducir la desigualdad de las menores rentas salariales. Además, reduciremos las distorsiones que ocasionan los tipos marginales más elevados, que encima no permiten apenas recaudar.
Donde tenemos un problema es en las rentas más bajas, y las rentas más elevadas no están en el IRPF. En consecuencia, elevar los marginales es una medida demagógica que parte de un análisis incorrecto de la realidad (o de ningún análisis). Pensemos que las rentas del capital, sin ir más lejos, tributan a tipos muy inferiores que las rentas del trabajo. Todo esto debería tener un efecto positivo en el crecimiento económico, y devolver a la clase media asalariada una parte del inmenso sacrificio que ha realizado durante la crisis. La propuesta concreta de nuevo IRPF que está en el programa fiscal de Ciudadanos se puede consultar aquí.
Evidentemente, hay muchísimo más que hacer tanto en lo que se refiere al impuesto de sociedades y a toda la imposición indirecta. Ambas cuestiones no están afectando a nuestra capacidad recaudatoria y de rebote incidiendo en la desigualdad, pero de eso hablaremos la próxima semana.
Por último, querría pedir disculpas a los lectores de Sabemos por haber estado tanto tiempo sin completar esta serie de artículos. En fin, la Suprema Corte de Justicia de la Nación Mexicana me invitó a dar una charla en México D.F., después me presenté a unas primarias en Ciudadanos para ser candidato a diputado, en las que los militantes me eligieron, y en agosto estaba recargando las pilas para el otoño político más interesante en décadas. La semana que viene seguimos.
Francisco de la Torre Díaz. Inspector de Hacienda del Estado. Responsable del programa fiscal de Ciudadanos.