El humor en piezas: Breve historia de los programas de ‘sketches’

'Key & Peele’s'

Los programas de sketches viven un gran momento, incluso aunque «Key & Peele» se despida la próxima semana tras cinco temporadas en las que ha ido ganando el respeto de los críticos y el interés del públicos aún queda «Inside Amy Schumer» que ha ayudado a convertirla en una de las cómicas del momento, los campos de internet siguen creciendo y el «Saturday Night Live» se prepara para comenzar una nueva temporada tras los fastos de su 40 aniversario. Y en el futuro inmediato tenemos un esperado regreso con «With Bob and David».

El éxito en los últimos años de diversos programas de ‘sketches’ puede que tenga su origen en la facilidad con la que se comparten y consumen estas piezas cortas, desgajadas del resto del programa, en el actual entorno técnico y comunicativo. También en la forma en que se van creando sueltos y subiendo a diversas webs especializadas. Lo que parece indudable es que se está viviendo un renacimiento de un formato siempre presente, desde su asimilación inicial en los años ’50 y ’60 a su éxito popular a principios de los setenta y un renacimiento en los noventa, marcando así una evolución durante su historia.

En los inicios

Los programas de ‘sketches’, creaciones cómicas de unos minutos que van sucediéndose de escena en escena, están en la televisión desde casi su mismo comienzo. Originalmente como parte de los programas de variedades siguiendo la tradición de incluir pequeñas obras de teatro cómico entre las actuaciones, un recurso habitual en el teatro popular durante su historia, adaptada ahora con la llegada del televisor a sus espectáculos de variedades.

El siguiente paso lógico era estirar estos momentos, algo que hizo con enorme éxito Sid Caesar y su equipo en «Your Show of Shows» (1950-1954), uno de los primeros y más exitosos intentos de centrarse en la comedia. Más allá de Sid Caesar e Imogene Coca contaba con una sala de enormes guionistas, tan grandes que el actor Carl Reiner, que no desperdiciaba una oportunidad de reunirse con ellos, entre los nombres más conocidos que pasaron por ella están los de Mel Brooks, Neil Simon, Lucille Kallen, Bill Persky, Sam Denoff o Joseph Stein. Su éxito, que se vio continuado en otros programas y le llevaría a contratar a otros jóvenes guionistas para sus siguientes programas, gente como Larry Gelbart o Woody Allen.    

El éxito de Caesar facilitó que otros dieran el paso. Por ejemplo Ernie Kovacs que fue convirtiendo su programa «The Ernie Kovacs Show» (1952-1955) de un ‘talk show’ en un programa de ‘sketches’ con un mayor espacio para tratar de superar las restricciones técnicas y teóricas de un medio aún en desarrollo. Su espacio, con grandes ejemplos de imaginación visual, se convirtió en un referente no tanto en audiencia como en el culto a sus extravagantes puestas en escena.

Los sesenta fueron más tranquilos para este tipo de programas, pero eso no quiere decir que no hubiera ninguno. En Reino Unido el Boom de la Sátira había ido derivando y uno de sus principales artífices, David Frost, se había ocupado de ir realizando una transición desde programas más de actualidad a otros más generales, también con carga política pero menos actuales, por un lado con «The Frost Report» (1966-1967), al que podríamos considerar el equivalente británico a «Your Show of Shows» en lo que a reunión de talento supone, pues entre ellos se encontraban Marty Feldman, Frank Muir, Denis Norden, Barry Cryer, Dick Vosburgh o Anthony Jay —el cocreador de Sí, Ministro —, además de los futuros miembros de grupos cómicos Bill Oddie y Tim Brooke-Taylor de The Goodies, Ronnie Barker y Ronnie Corbett que serían Los dos Ronnies y, por supuesto, el pequeño grupito compuesto por Graham Chapman, John Cleese, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin.

Si este primer programa fue un inicio en centrarse más en los ‘sketches’ y menos en las actuaciones su siguiente producción, «At Last the 1948 Show» (1967-1968), en la que Frost no participaría directamente, supondría el impulso definitivo que necesitaban tanto sus creadores (Tim Brooke-Taylor, Graham Chapman, John Cleese y Marty Feldman) como buena parte de los colaboradores de unos y otros programas para ponerse a realizar sus propios programas. 

Mientras tanto, en Estados Unidos dos programas revolucionaban las aproximaciones humorísticas, uno desde un punto de perfeccionamiento de la tradición, «The Carol Burnett Show» (1967-1978), que permitía a la gran cómica realizar diversas piezas acompañada de algún invitado y junto a un plantel de actores cómicos que iba variando pero entre los que se incluyeron Harvey Korman, Vicki Lawrence, Lyle Waggoner, Tim Conway e incluso Dick Van Dyke. Las magníficas cualidades cómicas de Burnett y su capacidad para todo tipo de humor, del verbal al físico, así como un arsenal de recursos que incluían la capacidad de cantar convirtieron su programa en un ejemplo de cómo realizar la versión clásica y demostraron la capacidad cómica de las mujeres.

Por contra «The Smothers Brothers Comedy Hour» (1967-1969) empezaron siendo un espectáculo de variedades con partes de comedia, al fin y al cabo los Smothers eran un dúo de hermanos que hacían actuaciones musicales cómicas, y acabaron convirtiéndose en el lugar en el que se hacía el humor más trangresor de la televisión de aquellos años. Un quebradero de cabeza para la CBS pero también el sitio al que acudir cuando eras un cómico diferente, bien como guionista y ocasional actor, caso de Steve Martin, Don Novello, Rob Reiner, Pat Paulsen, Bob Einstein, Albert Brooks o Leigh French, o para apariciones esporádicas como las de David Steinberg que siempre parecían que les costaría la cancelación. Sin embargo las actuaciones musicales seguían siendo una parte fundamental, fuera para llevar a Joan Baez o Peter Seeger o para realizar comentarios sarcásticos -avivando la lucha entre programa y cadena- como Harry Belafonte cantando Lord, Don’t Stop the Carnival sobre imágenes de los distrubios de la convención demócrata de 1968.

La respuesta inmediata a este programa de la CBS que llamaba a toda una joven generación la imaginaron en la NBC con una respuesta que buscaba llegar a un público más general añadiendo contenidos ‘picantes’ -Goldie Hawn mediante- y aumentando la velocidad y latiguillos de los gags. Todo lo que los Smothers tenían de revolucionario lo tenía «Rowan & Martin’s Laugh-In» (1968-1973) de conservadores, incluso aunque estuvieran explorando los límites y posibilidades para hacer chistes rápidos como con las famosas parecdes con puertas de las que salían actores a decir sus frases. Sí, es el programa con el que Lily Tomlin se dio a conocer, pero también el que dejó a un entonces candidato a la presidencia Dick Nixon. Uno de esos momentos televisivos que parecieron marcar las elecciones. Y que, en parte, tomaban ideas presentadas en Inglaterra. Concretamente de uno de los nombres más conocidos aunque no tan respetados: Benny Hill

La vida de «The Benny Hill Show» es realmente particular. Creado originalmente para la BBC en 1955, rescatado después a intervalos irregulares por varias cadenas inglesas que fueron manteniéndolo en activo en unos formatos u otros desde ese año hasta 1989. Mezclando además sus diferentes tipos de humor, pues aunque hoy lo recordemos como un abanderado del sexual y rememoremos sus carreras por el campo al ritmo de la música la verdad es que el programa incluía también ‘sketches’ de estilo más clásico, comentarios afilados sobre su sociedad actual -muchas veces como frases escritas en muros- y momentos de humor físico. Todo ello en los casi 35 años de historia de un programa que podía llegar hasta lo más burdo.

La explosión

Pero si un programa británico quisiera reclamar sus derechos al trono de los programas de ‘sketches’ se pensaría de inmediato en «Monty Python’s Flying Circus» (1969-1974), fenómeno intercultural y duradero incluso más allá de su corto número de temporadas o la marcha de John Cleese, creador de alguno de los personajes y gags más recordados e incluso de algunas coletillas y palabras aún populares, desde el spam al ‘guiño, guiño, codazo, codazo’. Poco es lo que se puede decir de él.

Su final en 1974 parecía pensado para no solaparse con lo que estaban preparando en Estados Unidos un ejecutivo de la NBC, Dick Ebersol, y un joven guionista canadiense que venía de escribir en Laugh-In y para los especiales de Lily Tomlin: Lorne Michaels. El espacio, que reuniría a gente de la Second City de Canada y de su versión estadounidense de Chicago, así como del National Lampoon, se convertiría casi de inmediato en todo un fenómeno. Gracias a eso el «Saturday Night Live» (1975-en emisión) sigue en marcha más de 40 años después. Esa primera temporada con John Belushi, Chevy Chase, Gilda Radner, Dan Aykroyd, Jane Curtin o Garrett Morris entre los Not ready por Prime-Time players y guiones del afiladísimo Michael O’Donoghue, fueron el inicio de una de las más importantes y prometedoras escuelas de comedia norteamericana, una a la que pronto se incorporó Bill Murray y de la que salieron nombres tan dispares como Eddie Murphy, Phil Hartman, Mike Myers, Dana Carvey, Adam Sandler, Chris Rock, Tina Fey, Will Ferrell, Jimmy Fallon, Amy Poehler o Andy Samberg entre otros muchísimos. De nuevo como en el caso de Python, no hay forma de hacerles justicia en unas pocas líneas.

El éxito del SNL trajo muchos intentos de replicarlo, incluso mezclas que no acababan de funcionar por la diferencia entre el trabajo de los cómicos y las restricciones que la FCC ponía a la televisión, como fue el caso de «The Richard Pryor Show» (1977). Pero de entre estos derivados ninguno tan original como el desquite de Jim Henson. Durante la primera temporada estaba previsto incluir una sección con muñecos, algo que todos los cómicos y guionistas odiaban realizar. Tanto que no volvieron para la segunda, pese a que el creador de los muñecos sí veía posibilidades a unir marionetas con un humor más adulto. De ahí la decisión de tratar de colocarlo en otras cadenas y, al no conseguirlo, ofrecérselo a la británica ITV para que asumiera parte de sus costes mientras él tentaba la suerte con la sindicación del programa. El resultado, «The Muppet Show» (1976-1981), seguía el equeleto de uno de esos viejos programas de variedades de los que hablábamos al principio, pero dándole un giro nuevo gracias tanto a los muñecos como a lo impredecible de su desarrollo.

Mientras tanto, en Canadá reunieron a los miembros que quedaban de la Second City para realizar «SCTV» (1976-1984), su propia aproximación al concepto de ‘sketch show’ que contaba con la ventaja de tener un grupo de cómicos ya engrasados. Pero que sufrió el mismo problema que el SNL, rápidamente se hicieron populares y dejaron el programa. Algo lógico si sabemos que nos estamos refiriendo a John Candy, Harold Ramis, Joe Flaherty, Eugene Levy, Rick Moranis, Catherine O’Hara o Martin Short (que acabaría siendo parte también del SNL una breve temporada) entre otros. 

Mientras tanto, en Reino Unido, el inicio del gobierno Thatcher se encontraba con un breve repunte de la sátira en una mezcla de los programas de ‘sketches’ y de la posibilidad de acercarse a las noticias. Me refiero a «Not the Nine O’Clock News» (1979-1982), creación de John Lloyd en el que se conocerían Mel Smith y Griff Rhys Jones pero en donde brillaba especialmente Rowan Atkinson que empezaba a formar un dúo imparable con uno de los guionistas del espacio, Richard Curtis. 

Los años tranquilos

Lamentablemente los ochenta fueron mucho más ligeros, aunque eso no signifique que carecieran de interés. La ABC intentó contestar al SNL con «Fridays» (1980-1982), que contaba entre otros con Larry David y Michael Richards, que logró un gran éxito durante un aparentemente improvisado combate de wrestling con el invitado de la semana, Andy Kaufman. Más irónico que el SNL, los movimientos de horario por culpa de la crisis de Irán-Contra impidieron que se estabilizara.

Aunque si un programa merece ser destacado de esta década es el muy particular  «You can’t do that on television» (1982-1990), particular porque es canadiense pero también porque está interpretado por jóvenes y adolescentes. Una creación original para el canadiense CTV que pronto pasaría a Nickelodeon convirtiéndose en uno de sus programas más recordados y toda una institución gracias al ‘sketch’ recurrente de lanzar unas babas verdes con el nombre de ‘slime’ sobre los actores al decir la frase «I don’t know», en homenaje directo al «Sock it to me» de Laugh-In. Desparpajo, temas importantes para los chavales y un acercamiento a ellos que luego intentarían repetir en los noventa con «All That» (1994-2005)

Según se terminaba la década comenzaba a notarse nuevas ganas de experimentar. Lo hacían los canadienses con el grupo apadrinado por Lorne Michaels «The Kids In the Hall» (1988-1995) que pasaría en 1989 a emitirse en la HBO pero sobre todo los británicos que lo mismo ofrecían en «French and Saunders» (1987-2007) vía libre a las dos cómicas para realizar su trabajo, en uno e los primeros ejemplos en los que sería un equipo de mujeres el que llevara el peso del programa y también lo harían con uno de los más brillantes ejemplos de la ‘sketch comedy’ que se ha emitido por televisión: «A Bit of Fry & Laurie» (1989-1995) en el que los dos conocidos actores y cómicos realizaban sketches se un humor inglés tan impecable como cortante aprovechando no solo su inteligencia y sensibilidad sino, además, una más que evidente química. 

El éxito, de nuevo

Pero los noventa trajeron, sobre todo, un renacimiento del interés en este tipo de programas, fundamentalmente porque las pequeñas cadenas de cable y la llegada de la FOX había hecho más interesante la posibilidad de atraer a una audiencia joven a la vez que se producía un programa con menos presupuesto. Fruto de estas dos premisas y de su despido del SNL fundó Keenen Ivory Wayans «In Living Color» (1990-1994), que se convertiría en un gran éxito gracias a un reparto mayoritariamente negro en el que junto a Wyans y sus hermanos se podía encontrar a Jamie Foxx pero cuya mayor estrella acabaría siendo uno de los pocos blancos que allí trabajaban: Jim Carrey.

Durante esa década varios serían los programas que se pondrían en marcha, aunque no muchos sobrevivirían. El primero de ellos, «The Ben Stiller Show» (1992-1993) contaba no solo con Stiller sino, además, con Andy Dick, Janeane Garofalo y Bob Odenkirk más un equipo de guionistas que incluía a Judd Apatow, Robert Cohen, David Cross y Dino Stamatopoulos entre otros. De ellos Andy Dick tendría otro corto programa de ‘sketches’ propio «The Andy Dick Show» (2001-2002) aunque entre medias sucederían aún muchas cosas.

En la MTV lo intentaron primero con «The State» (1993-1995) que daría lugar al agrupamiento del que saldrían Reno 911! o Wet Hot American Summer al reunir a Michael Showalter, Michael Ian Black, Joe Lo Truglio o Ken Marino entre otros. Comedy Central se aproximó con «Exit 57» (1995-1996) que reunía los cómicos de la Second City Amy Sedaris, Paul Dinello, Stephen Colbert y Mitch Rouse que tras el fracaso de este programa irían a crear la brillante Strangers with candy para el mismo canal y luego a continuar cada uno su propia carrera. En ese mismo canal en 1998 y aprovechando otro grupo establecido lanzarían la «Upright Citizens Brigade» (1998-2000) que reuniría a varios de los más importantes miembros en activo: Matt Besser , Amy Poehler, Matt Walsh, Andrew Daly u Horatio Sanz.

También las cadenas generalistas se unirían a ello con el mismo éxito, en 1996 la ABC encargaría «The Dana Carvey Show» para aprovechar el enorme éxito que había tenido en el SNL en el que había mantenido una lucha por ser el cómic principal con su compañero de «Wayne’s world» Mike Myers. Con lo que no contaban era con que decidiera reunir a un enorme número de guionistas avanzados como Charlie Kaufman, Louis C.K., Jon Glaser, Dino Stamatopoulos, Spike Feresten y Robert Carlock; y de cómicos incluso más especiales como Steve Carell, Stephen Colbert, Heather Morgan o Robert Smigel; que decidieron realizar un humor transgresor. Tanto que no pasaron del séptimo episodio aunque por el camino se convirtieran en un referente de culto.  

Pero no solo hubo fracasos. En FOX decidieron un acercamiento más habitual con  la muy duradera «MADtv» (1995-2009) que se centraría más en la televisión y la cultura popular y de la que saldrían entre otros Key & Peele, Ike Barinholtz o Taran Killam.

Aunque el éxito más importante tuvo lugar en la HBO. «Mr. Show with Bob and David» (1995-1998) recuperaba del «The Ben Stiller Show» a Bob Odenkirk y David Cross uniéndoles además un grupo de colaboradores esporádicos como Sarah Silverman, Paul F. Tompkins, Jack Black, Tom Kenny, Brian Posehn, Jerry Minor, Scott Aukerman o Dino Stamatopoulos, algunos de los cuales hacían doblete como guionistas. El estilo tan peculiar, con reminiscencias a los Monty Python, lograba crear ese momento a su alrededor que la convirtió en uno de los mayores exponentes de este tipo de programas en un momento en el que muchos de ellos aparecían. 

Otro de los grandes programas de ‘sketches’ es de esa misma década, pero en Gran Bretaña. Se trata de «The Fast Show» (1994-1997) que tomaba nota del estilo acelerado de «Laugh-In» para ofrecer una versión incluso más corta hasta lograr una alocada sucesión de escenas breves y latiguillos a mayor gloria de Paul Whitehouse y Charlie Higson que se encargaban de controlar a los actores y guionistas.

No fue el único intento inglés, también estaría «Big Train» (1998) de los grandes Arthur Mathews y Graham Linehan con un reparto que incluía a Simon Pegg o Julia Davis que tuvo una segunda versión en 2002 en al que estaba también Catherine Tate. Y dos aproximaciones más que originales, por un lado la mezcla de ‘sketch show’ con sitcom «The League of Gentlemen» (1999-2002) en la que sus cuatro creadores, Jeremy Dyson, Mark Gatiss, Steve Pemberton y Reece Shearsmith, realizaban una aproximación al humor oscuro y tenebroso de enorme éxito. Un punto de acercamiento distinto fue «Smack the Pony» (1999-2003), femenina y feminista, Fiona Allen, Doon Mackichan y Sally Phillips llevaban un paso más allá las ideas que habían podido verse en «French and Saunders» con un acercamiento más moderno y descarnado. Pero ninguno de estos programas llegarían a los niveles de los anos 2000.

Con el cambio de siglo 

Hablar de «Jam» (2000) es hacerlo de Chris Morris, su ideólogo y uno de los más afilados cómicos ingleses que lograba llevar el humor a los extremos más incómodos hasta el punto de que hubo quien consideró que era más un programa de horror que de humor. Más desagradable aunque no tan turbio era «Little Britain» (2003-2006), un enorme éxito internacional de David Walliams y Matt Lucas. Finalmente «The Catherine Tate Show» (2004-2007) haría popular a la cómica inglesa con una colección de personajes despreciables.

No solo en Reino Unido había grandes programas de ‘sketches’, en Comedy Central la sátira de raza con «Chapelle’s Show» (2003-2006) se convirtió en un título con pocos pero muy fervientes seguidores, sobre todo por su sátira sobre los comportamientos sociales hacia las minorías.

Esa tendencia hacia el culto antes que el éxito global sería uno de los rasgos del cambio de milenio que podemos encontrar también en el acercamiento de la MTV «Human Giant» (2007-2008) de Aziz Ansari, Rob Huebel y Paul Scheer o en el acercamiento del Adult Swim «Tim And Eric Awesome Show, Great Job!» (2007-2010) que con un humor casi pesadillesco permitía a Tim Heidecker y Eric Wareheim tocar todo tipo de estilos y géneros mientras traían invitados de diferentes campos cómicos: Will Ferrell, John C. Reilly (cuyo personaje acabaría teniendo su propio spin-off), David Cross y Bob Odenkirk, Zach Galifianakis, Neil Hamburger o Alan Thicke pasaron por esa extrañísima producción. Aunque el programa de ‘sketches’ más duradero del canal sería «Robot Chicken» (2005-en emisión), un programa gamberro realizado mediante animaciones por Seth Green y Matthew Senreich con guiones de Douglas Goldstein yTom Root en el que la cultura popular, especialmente la nostalgia, es puesta en solfa con facilidad.

En España

Mientras tanto nosotros teníamos este tipo de programas más cercanos a los de sus inicios en la televisión estadounidense, centrados en cómicos como Martes y Trece, Los Morancos o José Mota que iban realizando pequeños gags con sus personajes. Eso no significa que no haya habido otro tipo de acercamientos como el intento de imitar al SNL que fue La última noche, mucho más cercana al original que aquel SNL epañol de infausto recuerdo. También con sketches eran «Lady Kaña» (2004) o «Splunge» (2005), pero si unos programa han tenido éxito en este formato han sido por un lado la sátira política mediante imitaciones y gags de «Polònia» (2006-en emisión) y, sobre todo, el éxito de la ETB «Vaya Semanita» (2003-en emisión) que reunía esa idea de actores en diversos papeles, personajes recurrentes e, incluso, el problema de que se fueran los actores y hubiera que buscar un relevo. Incluso hubo un spin-off, «Euskolegas», a partir de uno de los segmentos.

Quizá su mayor permeabilidad en España se deba al influjo de internet. El éxito de webs de sketches disminuyó la presencia de este tipo de programas, sobre todo en Gran Bretaña, pero desde hace unos años esa misma idea de viralidad que puede lograr que un programa con poco más de un millón de espectadores tenga un vídeo visto por más de siete millones de espectadores ha animado no solo a los presentadores de los ‘lates’ y también en la televisión parece que se está intentado recuperarlo. Sea con un pueblo ficticio y un tema como centro tal y como sucede en «Portlandia» (2011-en emisión) que lleva a la IFC la burla de ‘Lo Hipster’, o con comediantes experimentados que ofrecen su visión particular, bien una más feminista como la de «Inside Amy Schumer» (2013-en emisión) o una más racial que logra ser, sin embargo, universal, como la próxima a su cierre «Key & Peele» (2012-2015).

Lo importante es que tengamos en cuenta estos programas pues, como hemos visto, de aquí salen no solo grandes momentos del humor en televisión, también es una manera de poner en forma a los actores y guionistas que acabarán configurando la ficción audiovisual durante los próximos años. La mejor de las canteras posibles.

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