El pequeño comprador escogido por los dueños para evitar que la Junta ejecute la deuda de la compañía tiene menos empleados que la empresa a adquirir, gana poco más de 70.000 euros netos al año y no tiene apenas activos más allá de las facturas que le adeudan y las existencias en sus almacenes.
La mítica chocolatera Elgorriaga sigue en serios apuros. La empresa, acuciada por la deuda generada con la Junta de Castilla y León, y cuyos propietarios han dejado a buena parte de su plantilla sin cobrar durante meses, a pesar de que se han llegado a presentar varias ofertas solventes por la compañía, se enfrenta ahora a una nueva situación de incertidumbre. Parece difícil imaginar que el comprador escogido por los dueños y aparecido por sorpresa cuando estaba a punto de vencer el plazo fijado por la Junta, tenga capacidad operativa o financiera para levantar el grupo y devolverle a glorias pasadas.
Después de más de un año sin dar por buena ninguna solución, los dueños de Elgorriaga presentaron esta semana, por sorpresa, un preacuerdo con una pequeña compañía de distribución catalana, Distribuciones Gaher. El acuerdo consiste en la venta del 60% de sus accione, todo con tal de evitar, a toda costa, que la Junta de Castilla y León ejecute la deuda de cuatro millones de euros, aleje a los actuales dueños –los mismos que intentaron descapitalizar la empresa y quitarle todas sus marcas— y encuentre por su cuenta un comprador solvente.
Los sindicatos llevan meses exigiendo una solución y apuntan a una mala gestión de la empresa. La presidenta del comité, Petri Palomo, expresó a SABEMOS la desesperanza que cunde en el seno de la mítica empresa de chocolates y galletas. “Todas las ofertas cumplen los requisitos de la Junta. Todas son viables, todas son competitivas, pero lo que hace falta es que se queden. A mí todos los compradores me parecen bien. El que me parecerá mejor será el que nos compre y nos pague. El mejor comprador para nosotros sería el que se sentara a dirigir la empresa y que solucionara los problemas internos. No sé qué es lo que falla y es lo que nos preguntamos los trabajadores. Llevamos así 14 meses. Van dando largas y no sabemos a qué atenernos. Y cuanto más tardamos es peor”, explicó la trabajadora.
“Creemos que en nuestra fábrica sí hay futuro, porque trabajo tenemos. Ahora mismo estamos a tres turnos: mañana, tarde y noche. Que luego haya mala gestión de la empresa, eso no lo sabemos. Pero la empresa sí tiene futuro”, subrayó.
Lo que parece difícil es que dicho futuro vaya a estar en manos de Distribuciones Gaher, una pequeña distribuidora catalana de chucherías con un resultado neto anual de poco más de 70.000 euros, según sus últimas cuentas presentadas al registro. Con menos trabajadores que la compañía que quieren adquirir (41 frente a más de 70) y con unos activos de unos dos millones, que en su mayor parte están compuestos por las existencias en sus almacenes y las facturas que tienen pendientes de cobro, desde los sindicatos UGT y CGT no ven nada clara la situación. A pesar de que medios locales afirmaban que son clientes de Elgorriaga, en su web la única compañía de chocolate que aparece como proveedor es Lacasa.
“Estamos cansados, al límite”, señalaban al Diario de Ávila fuentes de UGT y CGT, en minoría en el comité. Según ellos, existe “desconfianza” sobre el grupo elegido. “Sabemos que había ofertas muy buenas, entre ellas la de la empresa de Peñaranda, y no entendemos cómo se ha alargado el plazo. Esto tenía que haberse resuelto el día 1 de septiembre y no nos parece bien que haya entrado gente a última hora, fuera del plazo”.
Existe preocupación por la capacidad de Gaher de mejorar las ventas de los productos de Elgorriaga. En realidad, su actividad se limita a la distribución de productos en locales como cines, donde parece difícil que pudiesen encontrar acomodo la línea de galletas del grupo.
La Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León tiene que tomar una decisión tras una auditoría, pero fuentes próximas a las negociaciones expresaron dudas de que Distribuciones Gaher haya podido incluir el tipo de avales económicos que sí exigió el Gobierno castellano-leonés entre las condiciones, sino únicamente un plan de negocio que puede cumplirse o no.
Javier García Sánchez, el administrador único de Gaher, lo es también de una veintena de sociedades variopintas y relacionadas con distintos tipos de actividades, ninguna de las cuales parece relacionada con las actividades de la compañía que se hizo popular en España y Latinoamérica con el chocolate La Campana.
Nostalgia de Ruiz-Mateos
Tras la muerte de José María Ruiz-Mateos, Petri Palomo recuerda con cierta añoranza su época al frente del grupo e insiste en que los problemas de la compañía llegaron con la entrada de Juan Andrés Fernández, de Urbasa, que propició la situación que llevó a la compañía a quedar controlada por Luis Presa y Mercedes Morán, con Miguel Ángel Martín como administrador concursal.
“Con Ruiz-Mateos estuvimos bien, bastante bien. Estuvimos 5 años y con él se trabajó bien. Con el grupo francés Cantalou también estuvimos muy bien, esa fue la mejor época. A nosotros no nos dejó nadie a deber nada hasta el concurso de acreedores. Pero mientras estuvo Ruiz-Mateos, a la empresa no le llegó a faltar nada”.
“Ruiz-Mateos vino una vez, cuando compraron Elgorriaga, y luego por la planta creo que ya no volvió. A él lo vieron mis compañeras ese día. Estaban muy contentas todas: a una le dijo que qué ojos más bonitos, a otra que se parecía a la virgen. Yo tuve más relación con sus hijos, José María y Álvaro. Con ellos siempre tuve un trato muy bueno”.
“Para mí, y creo que para todos los trabajadores, el balance fue muy positivo. Vino en muy buen momento, porque los hijos de Cantalou no querían saber nada de nosotros. Los problemas de Elgorriaga vienen después del concurso, con Juan Andrés Fernández”.