La imagen de los trenes “made in Spain” no va precisamente sobre ruedas en Sudáfrica. Una decena de locomotoras fabricadas por la planta de la multinacional alemana Vossloh en la localidad valenciana de Albuixech están en entredicho, después de que algunas informaciones apunten a que las máquinas no se adaptan a las infraestructuras del país. Este caso se suma a la mala imagen que se ha labrado el sector como consecuencia de los contratiempos que se han experimentado en las obras del AVE a La Meca.
La compañía sudafricana de transporte ferroviario Prasa estaría teniendo problemas porque la altura del material suministrado no tiene la altura adecuada para circular por las vías sudafricanas, de acuerdo con las noticias locales.
Prasa lo ha desmentido: uno de sus portavoces indica que los trenes operan con normalidad y que “ni siquiera saben en qué se han basado esas informaciones”.
Sin embargo, las sospechas se han avivado después de que un convoy de la compañía descarrilara en agosto, un accidente que dejó una decena de heridos, según señalan los medios del país. Aunque parece que la locomotora de este tren era una de las fabricadas en Albuixech, los primeros detalles de la investigación oficial apuntan a una falta de entendimiento entre el operador ferroviario y la administradora de la infraestructura viaria como causa del incidente.
Una de las locomotoras fabricadas en Albuixech estaría en el convoy que descarriló este verano
Fuentes cercanas a Vossloh en España han explicado a SABEMOS que la empresa se adjudicó el contrato en una licitación internacional, un “concurso público al que no sólo acudió Vossloh sino todos los fabricantes de locomotoras”.
Como parte del pliego de condiciones establecido por Prasa, el operador ferroviario estableció “una serie de especificaciones técnicas que se han cumplido escrupulosamente”, han añadido las fuentes consultadas.
“Cada cliente, cada máquina, cada material se entrega conforme al contrato que se ha firmado. Los trenes no son como los coches: no se fabrican en línea sino uno a uno. Cada uno se hace en función de las especificaciones de las vías por las que van a circular: el ancho de vía, la altura, la energía que van a utilizar… Se hacen prácticamente a mano, uno a uno”, han subrayado.
La sombra de las dudas sobre la adjudicación del contrato a Vossloh no ha dejado de acechar a Prasa, después de que la prensa local aireara los supuestos problemas de las locomotoras españolas.
Tanto es así que el consejero delegado de Prasa bajo cuyo mandato se completó la licitación, Lucky Montana, acabó por ser cesado, cuestionado también por la forma en que se financió la compra de las locomotoras a Vossloh.
Una industria en el punto de mira
La manufactura de material ferroviario español está firmando un año para olvidar. Las dudas que están despertando los aparatos suministrados por Vossloh, aunque la empresa se haya ceñido a las especificaciones del concurso, se suman a las suspicacias que se han despertado en torno a la construcción de la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina, en Arabia Saudí.
A comienzos de año, el ministro de Transportes del reino asiático hizo unas polémicas declaraciones en las que criticaba los retrasos en la construcción de la infraestructura, un gigante de 6.700 millones de euros que se puso en marcha en mitad de la gran crisis económica española gracias a la mediación del entonces monarca Juan Carlos I.
La obra no ha estado exenta de contratiempos como retrasos, desviaciones en el presupuesto y desencuentros entre las empresas españolas que forman el consorcio, aunque las amenazas han desaparecido y las dudas se han despejado favorablemente a mediados de este año.
Eso sí, las consecuencias para las compañías españolas siguen ahí, como la cancelación de un contrato de 183 millones de euros entre Arabia Saudí y Talgo.
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