España tiene un 20 por ciento de jóvenes que ni estudian ni trabajan (los llamados ni-ni ) y cerca de 10 millones de adultos con un bajo nivel de rendimiento en comprensión lectora o matemáticas, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Según los datos del informe Estrategia de competencias de la OCDE: construyendo una estrategia de competencias eficaz para España, que resume el diario El Mundo, España es el país de la OCDE con la mayor tasa de jóvenes resignados a emplearse en minijobs.
El 22% de los chicos de ambos sexos de entre 15 y 24 años trabaja de forma involuntaria en ocupaciones a tiempo parcial, de apenas 15 horas de trabajo a la semana y con salarios en torno a los 400 euros al mes. En el conjunto de la OCDE, la media es del cuatro por ciento y España se encuentra al mismo nivel que países como México, Grecia e Italia.
El documento destaca la abundancia de los casos de ni-ni y de desempleados de larga duración, así como la escasa formación en el lugar de trabajo y el poco provecho que se hace de las personas altamente cualificadas.
El informe advierte también de que los jóvenes españoles se dividen en dos grupos: los “integrados”, en referencia a los trabajadores “fijos o estables, con buenos salarios y seguridad”, y los “marginados”, trabajadores ”temporales, a menudo con trabajos poco productivos, salarios más bajos y alternando frecuentemente los periodos de empleo temporal con las fases de desempleo”.
El 71 por ciento de los jóvenes trabajan con contratos temporales, por unos meses o para cubrir bajas por maternidad o a través de contratos por obra, y sólo 29 por ciento restante consigue contratos fijos. En estas circunstancias, según la OCDE, “los jóvenes de ahora ganan menos que los jóvenes del pasado”: el salario inicial ha bajado de los 1.210 euros mensuales que contabilizaba la CE en 2008 a los 890 euros que registra en 2013, un descenso del 35 por ciento en un país donde casi nadie puede independizarse porque los “alquileres son relativamente altos”.