La empresa pública encargada de la gestión de los residuos nucleares adjudica trabajos de ingeniería de varios edificios de las instalaciones del almacén de Villar de Cañas. El Colegio de Geólogos protesta porque se avance en estos trabajos sin esperar a todos los estudios sobre la idoneidad de la ubicación del silo nuclear.
Enresa sigue dando pasos en el proceso para la construcción del almacén de residuos radiactivos de Villar de Cañas, en Cuenca, a pesar de las dudas que existen sobre la mala calidad de los terrenos para albergar una instalación de este tipo. La compañía pública, encargada de la gestión de los residuos nucleares en España, ha adjudicado esta semana nuevas obras de edificios que compondrán el complejo del almacén nuclear.
En concreto, Enresa ha adjudicado los trabajos de ingeniería previos a la construcción de los edificios, laboratorios e instalaciones convencionales (esto es, no directamente nucleares) de los que dispondrá el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de la basura nuclear. La unión temporal de empresas Incosa-Tomás Llavador ha sido la adjudicataria del contrato, con un presupuesto de 718.246,56 euros (una cifra llamativamente menor a la prevista, dado que el importe máximo establecido rozaba los 1,8 millones de euros).
Las nuevas adjudicaciones llegan en plena polémica por las dudas sobre la calidad de los terrenos elegidos para albergar la instalación. La propia Enresa tiene previsto realizar nuevos sondeos en los suelos para determinar mejor las características de los suelos de la parcela en que se instalará el cementerio nuclear.
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) dio su visto bueno el pasado julio a la autorización previa del almacén, que en la práctica suponía ratificar la idoneidad de la ubicación seleccionada. No obstante, en el informe de autorización el propio CSN reconoce las dudas sobre los suelos: ve insuficientes los datos sobre hidrogeología e hidrogeoquímica (esto es, los referentes básicamente a la reacción de los terrenos por la presencia de agua subterránea., Y es que la presencia de yesos y materiales arcillosos en la parcela elegida para construir el ATC de residuos radioactivos podría derivar en que se produzcan agujeros en el terreno.
Pese a las incertidumbres, el CSN dio su visto bueno a la autorización de la ubicación y trabaja en la concesión de la autorización de construcción. Y pese a las incertidumbres, y sin esperar a los resultados de los sondeos adicionales que se realizarán en los terrenos, Enresa adjudica ahora nuevas obras para continuar con el proyecto. El Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG) ha denunciado en un comunicado la adjudicación de estas obras de ingeniería por parte de Enresa sin disponer de todos los estudios geológicos y geotécnicos sobre los suelos.
La mala calidad de los terrenos obligará a trabajos adicionales para la construcción del ATC, que básicamente se traducirán en cimentaciones más profundas y por rellenar parte del terreno con una capa de hormigón para envolver la instalación. Es la solución que propone la propia Enresa para solventar los eventuales problemas por la calidad de los terrenos de Villar de Cañas. Una solución que, previsiblemente, encarecerá el proyecto. El presupuesto actual ronda los 1.000 millones de euros. Expertos del sector nuclear consultados por SABEMOS apuntan que podría acabar superándose ampliamente los 1.300 millones.
En este sentido, el Colegio de Geólogos advierte en su comunicado de ayer que realizar infraestructuras sobre terrenos «yesíferos solubles y arcillas expansivas» puede acabar haciendo «inviable» el proyecto mismo o, en todo caso, que estas dificultades generen «incrementos presupuestarios considerables».