El ministro de Transportes alemán, Alexander Dobrindt, ha anunciado que en su país hay unos 2,8 millones de vehículos afectados por el escándalo de Volkswagen, que manipuló los datos de emisiones de gases contaminantes de varios modelos, lo que supone un 25,45% de los 11 millones de coches involucrados en el asunto, de acuerdo con las cifras preliminares ofrecidas por la multinacional.
En una comparecencia ante el Bundestag (cámara baja alemana), Dobrindt confirmó que entre los vehículos alterados se encuentran los turismos con el motor EA 189 de 1,6 litros y 2,0 litros, así como furgonetas con ese equipamiento, tal y como recoge la Agencia EFE.
Además, el ministro indicó que se estudia si la versión de 1,2 litros de este motor pudiera estar afectada.
El ministro, que destacó que no hay duda de que se trata de una manipulación técnica prohibida e ilegal, subrayó que Volkswagen es responsable de reparar los daños ocasionados a los consumidores.
El escándalo implica graves daños para Volkswagen, el mayor fabricante de vehículos del mundo, pero también para sus clientes, por lo que la compañía deberá trabajar para subsanar daños y recuperar la confianza de los consumidores, según la fuente.
Dobrindt recordó asimismo que ha puesto en marcha una comisión de investigación en su ministerio para esclarecer el asunto y ha ordenado endurecer los controles tanto a los vehículos de empresas nacionales como a los de extranjeras.
Los expertos que componen la comisión de investigación viajaron el miércoles a Wolfsburgo, la sede central de Volkswagen, por primera vez para obtener información de la empresa, que se ha mostrado dispuesta a cooperar, explicó el ministro.
Dobrindt dijo también que contempla la posibilidad de realizar pruebas de emisiones de gases en carretera a los vehículos, frente a las actuales, que tienen lugar en bancos de pruebas.
Volkswagen ha reconocido que montó en once millones de vehículos un programa que identifica cuando el turismo está siendo sometido a una prueba y hace que entonces el motor emita menos gases contaminantes para cumplir con los límites de las autoridades medioambientales de distintos países.
El escándalo, que se desveló el pasado viernes, le ha costado ya su puesto al presidente del grupo Volkswagen, Martin Winterkorn.
Foto: Flickr – Kārlis Dambrāns