Solo 21 de los 313 fondos de pensiones españoles existentes durante los últimos 15 años han superado la rentabilidad acumulada del IBEX-35 y únicamente uno ha estado por encima de la rentabilidad del bono español a 15 años, según un reciente análisis de estos instrumentos de ahorro.
Los fondos de pensiones españoles que han funcionado durante los últimos 15 años, unos 313 en total, han tenido una rentabilidad acumulada del 34% (es decir, un 1,2% anual de media). Si se comparan con el IBEX-35 en su conjunto, éste ha obtenido en el mismo periodo, vía dividendos, una rentabilidad anual media del 3,28% (62,3% acumulado). Por su parte, se ha demostrado aún más rentable la que en teoría es la inversión menos arriesgada y por lo tanto la que ha de ofrecer un menor cupón: el bono del Tesoro a 15 años ha tenido una rentabilidad del 134% (un 5,83% anual).
Es decir, que la inversión más conservadora a priori (la deuda soberana) habría tenido una rentabilidad acumulada cinco veces mayor que los fondos de pensiones, que en teoría están gestionados de forma profesional y que, debido a su potencial riesgo de pérdidas, han de tener una mayor remuneración en un plazo medio y largo.
Este es uno de los principales datos que puede extraerse del estudio «Rentabilidad de los Fondos de Pensiones en España. 1999-2014», elaborado por los profesores Pablo Fernández, Alberto Ortiz (ambos del IESE), Pablo Fernández Acín (independiente) e Isabel Fernández Acín (Universidad de Navarra). El informe analiza los resultados de estos fondos en los últimos 15 años completos, y muestran unos resultados que ponen en cuestión la rentabilidad de los fondos privados que gestionan los ahorros de millones de futuros pensionistas españoles (más de 8 millones).
Los datos recabados por estos académicos muestran una realidad poco favorable para los planes de pensiones y sus gestores: De los 313 que han desarrollado su actividad entre 1999 y 2014, solo 21 han logrado superar la rentabilidad media acumulada del IBEX-35. Y peor aún, tan solo hay un fondo (Bestinver Ahorro) que ha logrado vencer a la deuda pública a 15 años. Y aún peor: en un periodo de nada menos que una década y un lustro, hasta 58 fondos de pensiones presentan rentabilidades promedio negativas. Un bagaje no demasiado brillante.
Ahorros que pierden valor
Más allá de las desgravaciones fiscales a las que cualquier ciudadano puede acogerse por emplear parte de su capital en un fondo (de pensiones o de inversión), lo cierto es que se espera de los mismos que obtengan una rentabilidad en el medio y largo plazo mayor que la de cualquier otra inversión ‘automática’ que pudiera hacer cualquier persona sin conocimientos especializados en finanzas. Por esta razón los partícipes en un fondo pagan cuantiosas comisiones y sostienen estructuras con asesores y empleados mucho mejor pagados que el salario medio en España.
Sin embargo, la evidencia y la experiencia parecen mostrar que las inversiones en fondos no solo no consiguen superar a otras inversiones como la Bolsa o la deuda pública, sino que incluso presentan unas rentabilidades muy por debajo de éstas. E incluso por debajo de inversiones basadas en el azar o los nulos conocimientos en finanzas. En el estudio elaborado por Fernández, Ortiz y Fernández Acín se muestran también los resultados de un experimento en el que 248 escolares españoles «consiguieron mayor rentabilidad promedio que los fondos de pensiones en renta variable». Es decir, que jugaron a la Bolsa y tuvieron más éxito que aquellos que cobran cuantiosas cantidades por buscar las mejores inversiones.
«Los alumnos obtuvieron una rentabilidad media del 105% mientras que la rentabilidad media de los fondos de pensiones de renta variable [en Bolsa] fue 34%. La rentabilidad media de los fondos de inversión fue 71%», explican los autores del estudio, que examinaron a 248 estudiantes del colegio Retamar con el fin de que simularan inversiones durante un periodo determinado para luego compararlo a los fondos de inversión.
Un modelo de ahorro polémico
A la vista de los datos, no son pocos quienes se cuestionan el modelo de planes de pensiones privados que tanto interés tiene en promover el Gobierno (y las economías desarrolladas en general). Son varios los motivos principales: permite vehicular ahorro privado en inversiones productivas e incluso en infraestructuras y (sobre todo) se espera que pueda aligerar la parte proporcional de gasto público empleado en el pago de pensiones y prestaciones a las clases dependientes.
Precisamente para alentar que los ciudadanos inviertan su dinero en estos planes de pensiones, desde hace años el IRPF contempla fuerte deducciones en el caso de que se destine dinero a este vehículo de inversión. Pero académicos como Pablo Fernández se preguntan si esta es una forma eficiente de asignar recursos: «El resultado global de los fondos no justifica en absoluto la discriminación fiscal a favor de los mismos. En todo caso el Estado podría animar a invertir en algunos (pocos) fondos de inversión, pero no indiscriminadamente en cualquier fondo de pensiones», propone. Y es que la evidencia parece demostrar que la merma en los ingresos apenas se ve contrapesada por unas inversiones rentables a medio y largo plazo.