La jugada de convocar elecciones anticipadas como si fueran un plebiscito no le ha salido bien a Artur Mas. Hace tres años, la suma de escaños de CiU y ERC alcanzó los 71 escaños. Ahora, en las elecciones del 27-S, se han quedado en 62 diputados, a seis de la mayoría absoluta. Es por eso que la lista de Junts pel Sí necesitará de la CUP para poder formar gobierno. La negativa de ese partido de la izquierda independentista catalana a apoyar a Mas deja el futuro del presidente de la Generalitat en el alero.
Las elecciones del 27-S conllevan un dato evidente: el independentismo gana en escaños pero no en votos. Las listas de Junts pel Si y la CUP no suman el 50 por ciento de los sufragios. Se quedan en el 48 por ciento.
El dato demuestra que Artur Mas ha fracasado en su objetivo de plantear los comicios como si fueran un plebiscito: el “no” a la secesión se impone por el 52 por ciento de los sufragios. Para ese viaje no hacían falta tales alforjas: Artur Mas se ha cargado su partido y su proyecto secesionistas no es mayoritario en Cataluña.
El debate, a partir de ahora, se centrará en decidir si para la declaración de una supuesta independencia es necesaria la mayoría absoluta de votos o de escaños. Como diría Rajoy, los vasos son vasos y los platos son platos.
La candidatura de Artur Mas y Oriol Junqueras gana las elecciones, con 63 escaños y algo menos del 40 por ciento de los votos. La victoria de Junts pel Sí se ha fraguado en las circunscripciones de Girona y Lleida, donde la lista unitaria de Convergencia y ERC ha obtenido, respectivamente, el 56 y el 55 por ciento de los sufragios. En Barcelona Junts pel Sí se quedó casi cuatro puntos por debajo de su media. En Tarragona, obtuvo el 39 por ciento.
Pese a que el secesionismo no convence a más de la mitad del electorado catalán, el presidente de la Generalitat se considera legitimado para avanzar hacia la independencia de su comunidad autónoma. En su discurso para hacer balance de los resultados electorales, Artur Mas aseguró que en los comicios ha ganado nítidamente el independentismo y, sin aludir al Estado directamente, pidió al Gobierno de Mariano Rajoy que asuma el veredicto de las urnas.
Los independentistas pinchan en el área metropolitana de Barcelona
El hecho de que a Mas y Junqueras les hayan faltado seis escaños para la mayoría absoluta se debe, previsiblemente, a la participación récord que se alcanzan en unos comicios autonómicos en Cataluña. La abstención se quedó tan sólo en el 22,5 por ciento de los sufragios.
Las comarcas del área metropolitana jugaron un papel decisivo para que la lista de Artur Más y Oriol Junqueras se quedase lejos de la mayoría absoluta. En el Baix Llobregat, Junts pel Sí sólo obtuvo el 26 por ciento de los sufragios (14 puntos por debajo de la media conseguida por esa candidatura en toda Cataluña y sólo tres puntos más que Ciudadanos). En Barcelonès, se quedó en el 32 por ciento de los votos, y en Vallès Occidental en el 33.
El gran triunfador de los comicios autonómicos es, sin duda, Albert Rivera. Su partido –Ciudadanos- se convierte en segunda fuerza política en el Parlamento catalán. C´s pasa de los 9 diputados que obtuvo hace tres años a 25. De esta forma, casi triplica su representación en la asamblea regional. En porcentaje de votos, la lista que encabeza Inés Arrimadas sube más de diez puntos.
Los populares pierden ocho escaños
Es evidente que Ciudadanos crece a costa del Partido Popular. La candidatura de Xavier García Albiol ve reducida considerablemente su representación en la Cámara Catalana: pierde ocho escaños (de 19 a 11) y más de cuatro puntos en porcentaje de votos (del 13 al 8,5). Sin duda, y como era de esperar, el desgaste en la gestión de gobierno en Madrid ha pasado factura a los populares en Cataluña.
Por su parte, el PSC ha salvado los muebles, al imponerse como primera fuerza de la izquierda, por delante de la candidatura conjunta de Podemos, Iniciativa per Catalunya y Equo. Los socialistas catalanes logran la tercera posición en el Parlamento catalán, con 16 escaños y casi el trece por ciento de los votos.
De esta forma, el PSC ha conseguido imponerse también a las encuestas, que daban a CatsiqueesPot por delante del partido de Miquel Iceta. No obstante, los socialistas han perdido cuatro escaños con respecto a las elecciones de 2012.
Pablo Iglesias fracasa en sus expectativas
Por su parte, Pablo Iglesias y sus socios catalanes no alcanzaron los objetivos que se marcaron durante la campaña. La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas les daba una horquilla de 16 o 17 escaños. Al final, CatsiqueesPot se quedó con 11 diputados (los mismos que el PP) y casi el nueve por ciento de los votos. La lista de Rabell consigue 15 votos más que los populares.
La jugada no le ha salido bien a Iniciativa per Catalunya –uno de los socios de Podemos-, ya que en 2012 obtuvieron ellos solos 13 escaños.
El segundo de los triunfadores en la jornada electoral es la CUP, que pasa de los tres diputados que logró en 2012 a los 10 de ahora. Además, en las manos de este partido de la izquierda independentista está el futuro de Artur Mas. Sus escaños son fundamentales para que Junts pel Sí logre formar gobierno. Durante toda la campaña, la CUP ha dejado claro que no apoyará al presidente de la Generalitat en funciones, por lo cual el futuro de Mas queda en el alero. Además, el líder de ese partido, Antoni Baños, aprovechó su discurso de balance de la jornada para hacer un llamamiento a la desobediencia civil a las leyes españolas.
Unió –el socio de Convergencia durante treinta años- se quedó finalmente sin representación en la Cámara catalana.