El grupo terrorista Daesh (también conocido como Estado Islámico) ha ejecutado a más de 3.200 personas, incluidos al menos 1.879 civiles en Siria, y entre ellos 76 niños y 99 mujeres, desde que proclamó el “Califato” en junio de 2014. Al menos 38 civiles han sido ejecutados sólo en el último mes.
De acuerdo con un informe publicado este martes por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, justo cuando se cumplen quince meses desde la proclamación del “Califato”, el Daesh ejecutó a 65 personas en el periodo transcurrido entre el pasado 29 de agosto y este 29 de septiembre.
El balance correspondiente a este último mes incluye a 38 civiles (con dos mujeres), tres combatientes del propio Daesh, cinco milicianos de facciones rebeldes e islamistas, al menos diez soldados y paramilitares del régimen de Bashar al Assad (la mayoría de ellos decapitados), dos soldados desertores y siete miembros de la unidad de reserva militar gubernamental Fuerzas Nacionales de Defensa (incluido un niño).
Las ejecuciones han sido perpetradas por motivos tan dispares como ejercer la “brujería”, hacer la guerra contra las leyes islámicas, servir como soldado en el Ejército gubernamental, liderar células durmientes de los comités populares, practicar el contrabando de armas desde las zonas controladas por Daesh a las posiciones del Gobierno, practicar el bandidaje, saquear “el dinero del pueblo”, actuar como agentes del enemigo, asesinar, cooperar con los alauíes (la rama religiosa a la que pertenece Al Assad, próxima al chiísmo), cometer sodomía o adulterio, secuestrar, asesinar, amputar y vender los restos amputados, “insultar a Dios”, cometer “maldades en la tierra”, no asistir “a los cursos de arrepentimiento” o incluso “mantener una conversación con WhatsApp con familiares pertenecientes al grupo armado rebelde Asud al Sharquiya en Al Calamún”, en la región de Damasco.
Las víctimas han sido decapitadas, lapidadas, fusiladas, arrojadas al vacío o quemadas vivas
Según el Observatorio, cuya sede se encuentra en Londres pero dispone de una amplia red de informantes dentro de Siria, desde el 29 de junio de 2014, cuando Daesh proclamó el “Cailfato”, hasta este mismo 29 de septiembre, los terroristas han ejecutado a no menos de 3.221 personas, entre las que figurarían 1.879 civiles, incluidos 76 niños y 99 mujeres.
Las ejecuciones han sido perpetradas en provincias tan distantes entre sí como Damasco, Región de Damasco, Deir Ezzor, Al Raqqa, Al Hasakah, Alepo, Homs y Hama. En lo que se refiere a los procedimientos, las víctimas han sido fusiladas, decapitadas, lapidadas, arrojadas al vacío e incluso quemadas vivas.
El balance incluye a más de 930 civiles árabes suníes de la tribu Al Ahaitat, en Deir Ezzor; a 223 civiles kurdos fusilados y acuchillados en la ciudad de Ayn al Arab (Kobani en idioma kurdo, la ciudad del niño refugiado Alyan Kurdi) y en la aldea de Barj Botan; y a 46 civiles quemados y decapitados en Al Maboyá, una aldea situada al este de la ciudad de Salamiya habitada por personas pertenecientes a las confesiones alauí y ismaelí y a varias sectas suníes.
Entre las causas figuran desde «insultar a Dios», cometer «maldades en la tierra», no asistir a «cursos de arrepentimiento» o conversar por WhatsApp con familiares
La casuística de las barbaridades de Daesh no tiene límites. El informe incluye la ejecución de 241 combatientes de las milicias kurdas YPG y de los grupos rebeldes Frente al Nusra y Batallones Islámicos capturados en combate; de al menos 185 milicianos del propio Daesh condenados por “exceder los límites de la religión y espiar para países extranjeros”, en muchos casos después de ser capturados en el momento en que intentaban desertar de sus filas; y de 907 soldados y oficiales del Ejército gubernamental capturados en combate.
Un caso particularmente horrible es el de dos soldados que habían desertado del Ejército de Al Assad y no combatían para ninguna facción, que fueron fusilados por “apostasía” y posteriormente crucificados en medio de la plaza de la aldea de Hmar, en Deir Ezzor.