Los fondos de inversión parecen haber perdido parte de la confianza que mantenían con España. Por primera vez desde 2012 acumulan dos meses consecutivos de caídas en el patrimonio, y por primera vez se registran reembolsos desde enero de 2013. Algunas entidades, como Sareb, Santander y Popular han paralizado operaciones ante el aumento de la incertidumbre.
Pese a la euforia de Rajoy y lo suyos, los analistas del BBVA lo acaban de recordar en una presentación de finales de septiembre: La recuperación económica española, pese a ser innegable, es «atípica, frágil y con riesgos a la baja». Hay elementos positivos, como los bajos precios del petróleo, pero también unas cuantas amenazas al crecimiento de la economía española, como son la posible subida de tipos de la FED, al frenazo económico chino, el desplome de los emergentes o la posibilidad de nuevos ajustes presupuestarios impuestos por Bruselas.
Estos factores y otros (la inestabilidad política que se avecina tras las elecciones catalanas y las Generales del 20 de diciembre) han afectado al crecimiento de la economía española, que ha experimentado una cierta ralentización en los últimos meses. Lo explicaba el profesor Santiago Carbó, investigador de Funcas, en un reciente post en su blog: «Tras el 27-S las perspecctivas económicas de España siguen en cuarentena para los inversores. Hay optimismo por los indicadores macro pero precaución por el Gobierno del país que pueda surgir en diciembre».
Los inversores (sobre todo los internacionales) están a la espera de que confirmarse que el proceso de reformas iniciado en 2012 no sufra un parón. Esta incerteza parece haber afectado a la Bolsa, que ha registrado uno de sus peores trimestres de siempre (el peor desde 2012). A este mayor pesimismo, o falta de optimismo, se ha sumado la paralización de algunas operaciones financieras y económicas de calado. Tal y como informaba Expansión el pasado 23 de septiembre, varias compraventas por parte de entidades como Sareb, Santander y Popular se habían visto interrumpidas a la espera de que se despeje el panorama político-económico español.
Pájara en los fondos de inversión
Otro de los indicadores que apuntan a un frenazo en las expectativas es la caída, por primera vez desde 2013, de las suscripciones netas a los fondos de inversión españoles. Es decir, que en septiembre, por primera vez en 32 meses fueron mayores las retiradas de fondos y los reembolsos que las aportaciones por parte de ahorradores e inversores. En concreto, salieron de los mismos una cantidad de poca cuantía en su conjunto (279 millones de euros), según los datos facilitados por Inverco, la asociación que agrupa a estas instituciones de ahorro en España.
Desde esta organización prefieren ver el vaso medio lleno, y recalcan que a pesar de la caída de septiembre, los niveles de capitalización de los fondos son excepcionales: «En los nueve primeros meses de 2015, el volúmen acumulado de captaciones netas positivas en fondos de inversión alcanza los 22.647 millones de euros», apuntan.
Tras meses especialmente brillantes como marzo y abril, cuando entraron en los fondos de inversión españoles 5.471 y 4.961 millones de euros, respectivamente, la llegada del verano (y con ella la mayor inestabilidad internacional) comenzaron a cambiar el ánimo de los inversores, y desde junio se registran los peores datos de entradas de capital desde 2012.
Crecen, no obstante, los inversores
No todas las estadísticas de septiembre son negativas. Y es que el número de partícipes (es decir, el número de individuos que deciden invertir su dinero en fondos) volvió a crecer el pasado mes, y éste sí que experimenta un incremento ininterrumpido desde diciembre de 2012. A día de hoy son 7,5 millones de personas las que de una u otra forma han depositado parte de sus ahorros en fondos de inversión. Si hay más inversores pero menos entradas de capital (y ha bajado el patrimonio conjunto de los fondos) es porque los grandes inversores han reducido sus posiciones en detrimento de pequeños ahorradores.
Hace apenas tres años, eran poco más de 4,5 millones de personas las que poseían algún tipo de participación en un fondo de inversión español. Desde entonces, más de tres millones de nuevos partícipes se han sumado a los mismos. Y eso sin contar las crecientes participaciones en otro tipo de vehículos de inversión tales como las sicav, las socimis o la simple deuda pública.