El partido de Iglesias advierte de que cualquier acuerdo político o programático debe cerrarse «en la segunda quincena de octubre». Ahora en Común, la plataforma donde se integrará IU, no proclamará a su candidato hasta el día 29. Equo opta por integrarse en las listas de la formación morada, que admite que le da «pena» que el diputado malagueño quede fuera de su proyecto.
Alberto Garzón se ha quedado sin margen de maniobra. El proyecto de confluencia de las fuerzas a la izquierda del PSOE por el que el candidato de IU lleva luchando desde junio tiene todos los visos de no prosperar, a la luz de la fuga de apoyos sufrida los últimos días y del prácticamente nulo espacio para la negociación que dejan los plazos marcados por unos y otros. Garzón volvió a insistir ayer en que «hasta el último minuto» seguirá trabajando por la lista unitaria, pero su discurso aparece ya impregnado de pesimismo.
Ahora en Común (AeC), la plataforma donde IU se integrará ante las elecciones generales, confirmó la tarde del lunes que celebrará primarias del 22 al 26 de octubre. El ganador -presumiblemente Garzón- sería proclamado el día 29, a ocho días del límite legal para presentar las listas. Podemos había zanjado unas horas antes de conocerse ese calendario que no esperarían tanto, que en «la última semana de octubre» ya tendrían «que estar suscritos todos los acuerdos territoriales».
El 6 de noviembre es la fecha límite para presentar candidaturas, pero Podemos quiere tenerlo todo atado antes
Y así será por un «mero sentido de la responsabilidad», señaló la número tres del partido, Carolina Bescansa. En rueda de prensa tras el consejo de coordinación, indicó que aunque el límite para presentar candidaturas ante la junta electoral es el 6 de noviembre, «es evidente que cualquier acuerdo político con otra formación tiene que estar cerrado mucho antes». «No es posible llegar al 5 de noviembre con el debate político-programático sin hacer», argumentó Bescansa, dicho debate debe estar finiquitado «en la segunda semana de octubre inevitablemente». A partir de ahí, como mucho cabrían adhesiones personales a la candidatura, extremo varias veces rechazado por el cabeza de cartel de IU.
Además, la coordinadora del programa de Iglesias recordó a Garzón que es conditio sine qua non que se libere de la «mochila» que le supone la pertenencia a la coalición de Cayo Lara. Circunstancia que podría salvarse con la integración en Ahora en Común si no fuera porque el proyecto nacido en julio del impulso de militantes de IU, Equo y Podemos ha quedado muy debilitado y descafeinado en los últimos días.
Hasta tal punto es así que en AeC ya apenas quedan miembros ajenos a la coalición de Alberto Garzón, tras abandonar el proyecto los promotores y Equo, el partido ecologista de Juantxo López de Uralde. Este último hizo público ayer además que si finalmente tiene que decidir entre una lista liderada por el malagueño o el proyecto de Podemos optará por lo segundo. Así lo decidieron sus bases en una consulta donde el 54% apoyó confluir con Iglesias, frente al 27% que votó lo contrario y el 18% que se abstuvo.
La presión de Díaz y Nuet
«Saludamos el resultado de esta consulta en Equo», señaló al respecto Bescansa, celebrando «que Juantxo López de Uralde forme parte de la candidatura y la lista del cambio en nuestro país». La secretaria de Análisis Político y Social daba así por hecho que el ecologista ocupará uno de los huecos reservados por el partido morado para miembros de otras fuerzas y colectivos. Bescansa alabó su «responsabilidad, a la altura del tiempo histórico que nos está tocando vivir, que es un tiempo muy difícil para las grandes mayorías».
Garzón ha perdido así uno de sus grandes apoyos, al tiempo que ve cómo los líderes de IU más posibilistas avanzan en las negociaciones con Podemos y le incitan a que haga lo mismo. Es el caso de Yolanda Díaz y Joan Josep Nuet, coordinadores de la coalición en Galicia y Cataluña. Tal y como desveló Bescansa, estos mandatarios fueron los impulsores del improductivo encuentro que Garzón mantuvo la semana pasada con Iglesias para tratar de desencallar la situación.
Las marcas de IU en Galicia y Cataluña impulsaron la reunión de Iglesias y Garzón la semana pasada
Díaz y Nuet, «que ya se han incorporado a las listas del cambio, quieren promover que Alberto se incorpore también (…) porque les da pena que se quede fuera». Hasta en tres ocasiones citó la dirigente ese componente emocional como causa de una reunión que no resolvió nada. «Ha quedado en abierto y a lo largo de esta semana supongo que habrá otro contacto adicional para ver cuál es el cierre final», apuntó tras manifestar que la «pena» por la exclusión de Garzón sería compartida por Podemos.
Pero esas no son las únicas tensiones a las que está sometido el diputado malagueño. Dentro de IU hay una corriente muy firme en su posición de no aceptar subordinarse a Iglesias. El partido Izquierda Abierta (IzAb), que lidera Gaspar Llamazares, abandonó recientemente los órganos de dirección, escenificando así su distanciamiento con Garzón. IzAb se siente «expulsada» por la hoja de ruta que está siguiendo IU, al aceptar integrarse en AeC, proyecto que creen que prescinde de «gran parte de la izquierda real federal de corte integrador, amplio y amable».
AeC, un proyecto devaluado
AeC ha quedado, pues, muy depreciado como espacio de confluencia, y la renuncia de los impulsores puede motivar que Garzón no pueda ni usar la marca en las elecciones. Como plan B, ha sido registrado también en el Ministerio del Interior el proyecto Unidad Popular en Común. De modo que el candidato de IU se verá abocado a elegir en breve entre un viraje en sus posturas -aceptando la oferta «personal» de Podemos- o seguir apostando por esa vía alternativa que le puede acabar dejando fuera de juego, en vista de lo debilitado del proyecto.
Llamazares tiene que tomar aún una decisión sobre el espacio en que concurrirá el 20-D
Y luego está por ver si el sector de Llamazares no acaba presentándose por su cuenta junto al colectivo Somos Izquierda -encabezado por la ex del PSOE Beatriz Talegón- y con el apoyo de figuras como Baltasar Garzón, Federico Mayor Zaragoza o Carlos Jiménez Villarejo. Todos ellos ya hicieron público su apoyo a una candidatura de confluencia «por encima de marcas y siglas» como «única manera» de acabar con el «Gobierno conservador del PP».
Una cuarta corriente, más próxima a los planteamientos de Iglesias pero sin tener todavía claro su papel, es la que forman Convocatoria por Madrid -la escisión de IU-CM que lidera Tania Sánchez, ya confirmada en la lista morada- y Decide en Común -partido impulsado por el ex del PSOE Alberto Sotillos- junto a bases de IU y de Equo. Su apuesta es «generar un espacio plural y relevante en Madrid», «en cooperación con Podemos» y «superador» de AeC.
En medio de este panorama de atomización de la izquierda, Garzón indicó desde Bilbao que «si concurrimos separados, va a ser una garantía para que Mariano Rajoy siga siendo presidente del Gobierno», si bien la competencia electoral con Podemos no significará considerar a Iglesias «el enemigo». Pese al desencuentro, añadió, puede haber «espacios comunes en el trabajo cotidiano». Unos días antes, en una conferencia en Mieres (Asturias), donde IU gobierna con mayoría absoluta, Garzón había indicado que «no hay garantías de que se pueda hacer [la confluencia] y podría acabar en desastre». Llamó a superar «cuestiones políticas de mirarse el ombligo», «debates académicos muy sesudos pero que no tienen conexión con la vida cotidiana». Pero el tiempo se acaba y cada vez es más evidente que el 20 de diciembre habrá al menos dos papeletas de opciones a la izquierda del PSOE.