Cuando se nos olvida recordar

Menos móvil y más pensar

Ya no sabemos vivir sin Internet, estamos las 24 horas del día conectados, y puede que precisamente esto haya llevado a que la media de atención de las personas se haya reducido a tan solo ocho segundos. ¿Quién va a hacer el esfuerzo de recordar si en cualquier momento podemos acceder a fechas, datos e información desde los dispositivos digitales?

El 55% de los españoles hacen un esfuerzo por tratar de conseguir la respuesta a una cuestión por sí mismos, mientras que el 34% acude a Internet de forma directa (38% en mayores de 45 años). Estos son los datos que recoge un estudio internacional realizado por Karspersky Lab en el que vemos cómo los consumidores cada vez son más reacios a invertir tiempo recordando algo. El principal motivo, el llevar siempre encima un dispositivo que en la mayoría de las ocasiones está conectado a la red.

Además, una cuarta parte (22%) de los encuestados admite que olvidarían de forma inmediata la respuesta consultada online tan pronto hayan utilizado la información, un dato que llega al 25% en los mayores de 45 años. Alrededor de una quinta parte (16%) de los usuarios, que en el caso de los menores de 24 años llega al 20%, prioriza la velocidad de acceso a la información frente a la protección al descargar archivos. Vemos como el objetivo es conseguir la información de la forma más rápida posible y olvidarla casi a la misma velocidad, ya que en el caso de volver a necesitarla siempre podremos recurrir una vez más a Internet, algo que tiene consecuencias para nuestra memoria a largo plazo, así como para la seguridad de los dispositivos de los que dependemos.

Nuestro smartphone, nuestra memoria

Nuestro cerebro refuerza la memoria cada vez que hacemos el ejercicio de recordar, y al mismo tiempo olvida los datos y hechos irrelevantes que nos distraen. Algunas investigaciones anteriores demostraban que recordar activamente información es una forma muy eficaz de crear una memoria permanente. Por el contrario, repetir pasivamente la información (por ejemplo, buscando varias veces en  Internet) no crea una memoria sólida. Sobre la base de esta investigación, se puede argumentar que la tendencia a buscar información antes de siquiera tratar de recordarla hace que disminuyan nuestros recuerdos a largo plazo.

La Amnesia Digital indica que ya no acumulamos información en nuestra mente, que son los dispositivos digitales e Internet los que realizan esa tarea ya que podemos consultar cualquier dato de una forma sencilla y rápida. Esta impaciencia también es la responsable de que la seguridad se convierta en un tema clave, de gran importancia.

Alfonso Ramírez, director general de Karspersky Lab Iberia señala que “la impaciencia por acceder a los datos, a la información, pone a los consumidores en riesgo, ya que tienen tentaciones de tomar atajos que no son todo lo seguros que debieran. Seguridad y velocidad no deben ser excluyentes. Las soluciones de seguridad permiten proteger de manera efectiva lo que más importa, dejando a los usuarios libertad para disfrutar toda la información de Internet, mejorar sus recuerdos personales y estimular la curiosidad y el descubrimiento”.

“Un aspecto importante de este cambio es el hecho de que ha aumentado la cantidad de información que necesitamos tener disponible y accesible en la vida diaria. Se espera que tengamos un grupo amplio de contactos sociales y profesionales, que hagamos varias cosas a la vez, que manejemos numerosos códigos de acceso y seguridad, que proporcionemos datos de manera instantánea a quien nos los pide, etc. En otras palabras, tenemos que manejar una cantidad ingente de información, y a menudo en modo multitarea, para llevar a cabo nuestras actividades personales, sociales y profesionales más básicas. Esta situación implica que hay nuevas maneras de interactuar con el entorno y que necesitamos desarrollar nuevas estrategias para utilizar con eficacia y seguridad la información que necesitamos. No se trata de ser catastrofistas, sino de adelantarse a los desafíos”, afirma Ángel Fernández Ramos, del Grupo de Investigación en Memoria y Cognición de la Universidad de Salamanca.

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