El concejal madrileño apadrina la presentación de ‘El efecto Carmena’, libro que relata el ascenso al poder de Ahora Madrid. «Lloré mucho con la polémica de los tuits», confiesa sobre los mensajes que difundió pidiendo «guillotina» para Gallardón.
“Hubo un culto brutal al manuelismo, a ella le daba hasta vergüenza”. Pablo Soto, concejal de Ahora Madrid y delegado de Participación Ciudadana, Transparencia y Gobierno Abierto en el Ayuntamiento capitalino, desgranó ayer las claves de la campaña electoral de Manuela Carmena, una de las más exitosas y peculiares que se recuerdan en España. Soto dice tener la memoria de aquellos días de mayo muy viva, pues supusieron la paulatina constatación “de que se podía ganar” al PP, hegemónico en Madrid los últimos 25 años.
«Los grupos de Telegram echaban humo, constantemente se pasaban fotos que no se sabía de donde salían»
El edil apadrinó la presentación del libro El efecto Carmena. Así se gestó el «milagro» de Ahora Madrid (Ed. Libros.com), donde el periodista Roberto Bécares expone las circunstancias que rodearon aquellos comicios municipales. Todo fue alejado de lo convencional: desde la gestación de una variopinta candidatura municipalista hasta el “desborde” que dicha plataforma vivió en campaña, al permitir de cientos, miles de simpatizantes hicieran por su cuenta ese trabajo electoral que en los partidos tradicionales se mide al detalle.
“Teníamos dos opciones: tratar de controlar todos los mensajes de campaña, los actos, las imágenes que se difundían, etc o abrirlo, decir ‘esto es de todos’, surfear la ola y no pararla (…) Al final la surfeamos, dejamos que la gente hiciera lo que quisiera y la gente ganó las elecciones”, relató el concejal.
“Los grupos de Telegram echaban humo, constantemente se pasaban fotos que no se sabía de donde salían, se perdió el control por completo”, continuó relatando mientras respondía a las preguntas de Bécares, que esbozó el contenido de su obra a través de un cuestionario al político. Soto se esforzó por subrayar que Ahora Madrid -el partido instrumental bajo el que concurrieron Podemos, Ganemos y miembros de IU- bebía de los principios participativos reivindicados en el 15-M. Unos postulados que el partido de Pablo Iglesias, donde milita y en el que ha colaborado “muchísimo”, ha ido perdiendo, motivo por el cual el edil ya no se siente tan cercano a la formación: “Yo soy un maverick, como Esperanza Aguirre, yo puedo aportar mucho más desde fuera”.
El potencial de la exjueza
Existen campañas de partido y campañas de candidato y la de Carmena, por muy sui generis que fuera, se basó en la figura de la cabeza de lista, una exjueza presentada como antagónica a un stablishment afectado por múltiples casos de corrupción y representado por Esperanza Aguirre. Los simpatizantes de Ahora Madrid explotaron la trayectoria de su candidata -empezando por el atentado que en la Transición acabó con la vida de cuatro compañeros suyos de despacho-, así como su tono contenido, su espontaneidad y su bagaje intelectual. Soto reconoció todo ello ayer: “Carmena era una candidata tremenda, la némesis de Aguirre, eran como la materia y la antimateria, solo había que hacer que ese contraste floreciera, ponerlas juntas”. El “culto al manuelismo” avergonzaba a la alcaldable, que se sentía incómoda hasta cuando tenía que intervenir junto a una gran foto suya.
La polarización Aguirre-Carmena decidió los comicios y tuvo un punto de inflexión en el debate de Telemadrid
Y esa polarización entre ambas acabó por emerger y por determinar los comicios. Dos momentos fueron claves: el cara a cara en Telemadrid que siguieron 300.000 ciudadanos -Aguirre se desfondó ante Carmena de tal modo que a todo el mundo le quedó claro quién era la gran rival del PP- y la encuesta de Metroscopia para El País publicada una semana antes de las elecciones. Ahora Madrid aparecía en ese estudio en segunda posición y con opciones claras de acceder al poder, erigiéndose como el voto útil del cambio. En los últimos días, el PSOE y, en menor medida, Ciudadanos, sufrieron esa polarización que acabó por encumbrar a la exjueza.
Pero todo ello hubiera sido imposible sin la “ola” de voluntarios, artivistas y activistas que convencieron a sus respectivos entornos de que había que votar a Carmena. «No lo organizamos nosotros, se organizó solo», aseguró Soto, poniendo énfasis en el papel jugado por plataformas como Madrid Con Manuela y en lo importante que fueron actos como el del Círculo de Bellas Artes que sirvió para escenificar el apoyo a su proyecto de figuras de la cultura como Marisa Paredes, Pedro Almodóvar, Lola Herrera o Montxo Armendáriz.
Para Soto, especialmente importantes fueron un evento en el cine Palafox que desbordó todas las expectativas y dejó a cientos de fieles en la calle -Carmena salió a pedir perdón personalmente- y otro en Las Adelfas, ya en la recta final, ante miles de personas. Si ese «barrio pequeño burgués, más bien de derechas», que es el del concejal, también congregaba a una masa así, es que el sorpasso era posible. Al final no ganaron, pero se quedaron a punto y en disposición de gobernar con el apoyo del PSOE. El delegado de Participación tiene claro que fue gracias a que se aplicó lo aprendido en Sol –«Carmena es del 15-M desde los años 70»– y pide que ante las generales se haga lo mismo.
Sobre la experiencia de gobernar, reconoce las dificultades de la inexperiencia, pero defiende una gestión que quiere dejar como legado más «transparencia», más «justicia social» y más «participación» ciudadana. También ha aprendido a vivir con la presión, a fuerza de golpes como el de los polémicos tuits de 2011, difundidos tras tomar posesión de su acta, donde pedía ejecutar a Gallardón: «Fueron de mi época de activista, yo mismo al verlos pensé ‘qué bestia’ pero pedí perdón y sufrí mucho, lloré mucho».