Ciudadanos aparca su desembarco en la ‘milla de oro’ de Madrid

Albert Rivera, en una reciente comparecencia en la sede de Ciudadanos en Madrid.

El partido de Albert Rivera planeó en verano alquilar dos plantas en un edificio del Paseo de Recoletos, operación que costaría cerca de 150.000 euros anuales. La maniobra no casaba con el discurso regenerador de la formación, que ahora opta por instalarse en una sede más modesta en el barrio de Ventas.

Operación abortada. Ciudadanos no se mudará por el momento al exclusivo Paseo de Recoletos de Madrid, donde planeaba ubicar su sede nacional tras las elecciones catalanas del 27-S. La maniobra, conocida en agosto, hubiera supuesto un desembolso de cerca de 12.000 euros mensuales -unos 144.000 al año-, según informó entonces el diario El Mundo. Y es que el lugar elegido era un suntuoso inmueble a medio camino entre las señeras plazas de Colón y Cibeles, plena ‘milla de oro’, donde el partido se haría con dos plantas y un total de 900 metros cuadrados. Demasiada ostentación para el proyecto del discurso regenerador que aboga por acabar con los privilegios de los políticos, implementar una fiscalización exhaustiva en el proceder de los partidos o abrir los mismos a la sociedad civil.

El lujoso desembarco en Recoletos despertó recelos en el partido

Así lo leyeron numerosas voces internas, que criticaron la decisión ahora rectificada. «Nunca se llegó a firmar un contrato de alquiler en Recoletos, hubo conversaciones y ahora el inmueble en cuestión está en obras», relata a SABEMOS un destacado miembro del partido naranja en Madrid. Dicha fuente no descarta que después de las generales la dirección recupere la idea de desembarcar en ese Paseo, posibilidad que en cualquier caso se aleja después de que sí esté ya confirmado el arrendamiento de otro espacio, mucho más modesto, en Ventas, al este de la ciudad y lejos de la almendra central. «Es una decisión acertada, con lo de Recoletos no estábamos de acuerdo nadie», apunta otro cargo naranja de la capital.

En efecto, desde que se difundió la operación no ha sido extraño ver a responsables del partido reconociendo lo poco pertinente del movimiento. En privado, ante periodistas y ante diferentes actores sociales, han ido dando largas sobre la fecha del desembarco definitivo hasta que se ha optado por aparcarlo. «Fue una decisión poco pensada y, como tantas otras, adoptada por gente que no conoce Madrid», relata un cargo público de la formación.

A Ventas tras desechar Callao

Tal y como ha podido constatar este diario, Ciudadanos ha informado en los últimos días a sus cuadros de la capital de que en Ventas estará en breve el nuevo centro de operaciones. Hasta ahora, la delegación madrileña ha venido trabajando en un reducido piso de la glorieta de Bilbao, en el popular barrio de Malasaña. Por razones prácticas, urgía un cambio de sede, pese a que en más de una ocasión el partido ha hecho gala de la de Bilbao, poniéndola como muestra de sus limitados recursos y de su apuesta por la austeridad. El centro contrastaba con los complejos que PP y PSOE tienen en las calles de Génova y Ferraz e incluso con las instalaciones de Podemos junto a la Plaza de España.

Ciudadanos contempló la opción de ocupar el espacio que el PSOE-M abandonó en la Gran Vía

Una posibilidad que contempló la dirección naranja fue ocupar el espacio abandonado por los socialistas madrileños en el Palacio de la Prensa, en plena Gran Vía. El PSOE-M, cuya situación financiera no está para echar cohetes, decidió en junio mudarse a Ferraz, muy cerca de la dirección federal. El movimiento implicaba un ahorro de unos 11.000 euros al mes. Ciudadanos descartó heredar el espacio tras comprobar lo disparado del precio, que superaba incluso al de Recoletos.

Con todo, Albert Rivera mantiene la determinación de vivir «con un pie en Madrid y otro en Barcelona» tras las elecciones generales, tal y como ha reiterado en numerosas apariciones públicas. El hecho de que su hija y sus padres residan en la ciudad condal, donde él ha pasado toda su vida, pesan más que la pertinencia de permanecer pegado a los grandes centros de poder. Lo único que haría cambiar eso es que Rivera fuera elegido presidente del Gobierno y tuviera que instalarse en el Palacio de la Moncloa. Si no es así, seguirá como hasta ahora, haciendo política a caballo entre ambas ciudades. Y evitando por el momento la ostentación de instalar su centro de operaciones en una de las zonas más caras y exclusivas de la capital de España.

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