Netflix lanza a sus clientes contra Movistar

Joris Evers, vicepresidente y responsable de comunicación para EMEA de Netflix

Llegó por fin el momento, que no por esperado deja de tener algunas sorpresas. Netflix, la compañía de vídeo estadounidense, ha comunicado finalmente los resultados de su índice de velocidad, un indicador que mide la calidad con la que, según ellos, han podido disfrutar de sus contenidos los clientes de las distintas operadoras. Este índice es, de facto, su mejor herramienta para intentar presionar a la operadora que preside Luis Miguel Gilpérez para que le abran la red sin pagar un euro.

El gráfico es desalentador para los clientes de los azules, que según Netflix han disfrutado de los vídeos a menor velocidad, en megabits por segundo (mbs), que los de otros operadores. Telecable, en este sentido, aparece en clara posición de liderazgo, con una velocidad media de 4,15 mbps, no muy lejos del líder absoluto de la categoría, la operadora suiza Impreware, con una media de 4,49 mbps.

Telefónica habría obtenido poco más de la mitad de la velocidad media que los asturianos.

En todo caso, este dato tiene tres matices importantes. El primero es que Telefónica, por su propia distribución de tecnología, con una elevada base de cobre y ADSL instalada, también en zonas rurales, lo tiene más crudo. Así, vemos que las operadoras que encabezan el ranking son todo cableras que ofrecen sus servicios exclusivamente a través de fibra óptica y tecnología DOCSIS 3.0. Vodafone, Jazztel y Orange, que las siguen, también sufren porque tener ADSL penaliza a los abonados. 

El vicepresidente y responsable de comunicación de Netflix para Europa, Oriente Próximo y África, Joris Evers, confirmó en declaraciones a SABEMOS que por su propio mix tecnológico, y por meter en el mismo saco a los clientes de internet de poca capacidad, Telefónica difícilmente podrá ocupar la primera posición. «Pero pueden hacerlo mucho mejor. La situación de Telefónica es parecida a la de BT en Reino Unido y ellos tienen un índice de 3,74 mbps», subraya Evers.

Según él, España ocupa el puesto 18 entre todos los países con Netflix, cuando si no tuviésemos a Telefónica en el caldero, esta posición subiría hasta la octava plaza. Lo que no fueron capaces de facilitar es una estimación de la posición relativa de nuestro país si los azules se moviesen en los registros de BT.

Dicho todo lo cual, lo curioso es que todos los operadores británicos empezaron en 2012 con cifras muy humildes. BT, en concreto, empezó con 2,09 mbps, y Virgin con 2,24 mbps.

Cómo se hace el ranking de Netflix 

También hay que tomar en consideración lo siguiente: Netflix no mide la velocidad máxima que disfrutan los usuarios, sino la media de la velocidad a la que estos han disfrutado del vídeo en realidad. Al ser un sistema adaptativo, Netflix envía la señal con la máxima capacidad que acepta el dispositivo. Aunque los buenos operadores están todos por encima de 4 mbps, considerado excelente, el máximo teórico de su índice son 16 mbps. Pero ésta sería la velocidad que tendrían todos los clientes si todos tuviesen la mejor calidad y estuviesen viendo contenido en alta definición 4K.

El primer operador español, al descubrir que Netflix había informado a los medios de sus conclusiones, distribuyó el siguiente comunicado:

«Telefónica cumple con las recomendaciones y reglamentaciones de interconexión que dictan las autoridades y los reguladores, y que aseguran la interconexión de sus redes y las de otros proveedores de contenidos con la mejor calidad de servicio. Este modelo es el que Telefónica y el resto de operadores en todo el mundo lleva practicando desde hace años con otros emisores de contenidos».

Sin embargo, fuentes de la compañía consultadas por SABEMOS expresaron su malestar al respecto e insistieron en la misma idea que repiten, extraoficialmente, desde hace algún tiempo: Netflix podría hacerlo mejor en su red si optase por alguna de las tres rutas de interconexión locales a las que tiene acceso debido a los compromisos regulatorios por la compra de Canal+.

Después de hablar con la responsable de estrategia de redes para Europa de Netflix, Nina Hjorth Bargisen, queda claro que la compañía estadounidense y la española tienen un problema básico de entendimiento.

Telefónica podría dar mejor servicio si aceptase las condiciones de Netflix, que no se ajustan a su forma de hacer negocios convencional, y Netflix podría tener mejor servicio en las redes de Telefónica si aceptase sus condiciones, pero no lo hace porque no se ajusta a su forma idonea de llevar la red.

¿Lo más curioso de todo? El líder de la clasificación, Telecable, no tenía en el momento de realizarse la medición un acuerdo de interconexión directa como el que pide Netflix. Lo han conseguido básicamente porque todos sus clientes están conectados a redes muy sólidas y porque ha habido un esfuerzo técnico expreso para conseguirlo. 

En parte, el problema es que Telefónica no quiere ser menos que Comcast u otros operadores estadounidenses a los que Netflix sí paga, y que Netflix no quiere pagar a Telefónica ni buscar una carretera diferente para llegar a su destino.

¿Qué sucederá? Llegarán a un acuerdo, tarde o temprano. A ninguno le conviene esta guerra desde el punto de vista de las relaciones públicas. Netflix transmite la sensación de que su servicio no es bueno con la primera operadora del país (algo que no siempre es cierto), y esto también puede hacer que mucha gente decida entonces no contratar el producto. Y Movistar aparece como la mala de la película, algo que tampoco le conviene en plena crisis del fútbol.

¿Lo más curioso? Netflix es extraordinariamente complementario, como servicio, con Yomvi, el servicio por internet de Movistar. En España, un cliente con los dos productos está en el paraíso de las series, el cine y el deporte. De hecho, en el sector se sabe que Netflix ha estado dispuesta a compartir una pequeña parte de sus ingresos con los operadores que le hacen la comercialización y que embeben en sus decos su producto. ¿Por qué no Movistar?

Ambos operadores están, pues, condenados a entenderse. Pero siempre es bueno gritarse un poco y desahogarse antes de llegar a una fogosa reconciliación.

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