La alcaldesa de Barcelona Ada Colau sabe que el turismo es vital para su ciudad. Cada euro que se dejan los viajeros en la ciudad condal, suma. Lo que no está sabiendo transmitir bien es la importancia de esta actividad económica. Al contrario, parece que cada día genera más enemigos a la causa en medio de un clima de división entre los que creen que, efectivamente, hay que poner coto a la llegada de turistas; y los que por el contrario no están de acuerdo en poner tantas trabas.
El último episodio que ha protagonizado la alcaldesa de Barcelona ha sido defendiendo que la ciudad necesita la tasa turística para compensar todos los servicios que usan los visitantes: «Se debe redistribuir la riqueza generada por el turismo«, ha asegurado.
Lo ha manifestado en una entrevista con Al Jazeera emitida este pasado fin de semana. En ella ha asegurado que se deben encontrar formulas fiscales que permitan que los visitantes que no pernoctan en la ciudad contribuyan a financiar su impacto y el uso del espacio público. «El objetivo de la tasa es redistribuir la riqueza que genera el turismo, o estaremos con lo de siempre: el turismo genera mucho dinero, pero está mal distribuido».
Asimismo, Colau ha destacado que el número de alojamientos turísticos en la capital catalana ha crecido un 18% en menos de cinco años, y ha alertado de que se trata de un crecimiento descontrolado y muy rápido, parecido al que se produjo con la burbuja inmobiliaria: «Es peligroso para el modelo de ciudad y para la propia actividad económica«.
Un apoyo desigual para Colau
En este contexto, la alcaldesa de Barcelona se encuentra con una ciudad completamente dividida. Y es que, según el datos del ‘Informe de la actividad turística 2016’, que recoge Europa Press, el 48% de los barceloneses piden medidas al consistorio para limitar el turismo en la ciudad, mientras que un 47% creen que se deben atraer más visitantes.
«Es la primera vez que la población se divide en su evaluación sobre la llegada y límites del turismo», ha destacado el concejal de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona, Agustí Colom, declaraciones a la prensa, y ha asegurado que el 43% valoran positivamente la gestión del Ayuntamiento en este ámbito, mientras que el 23% piensan que ha sido negativa.
El documento señala que, a pesar de que el 86,7% de los barceloneses consideran que el turismo es beneficios para la ciudad, en los distritos de Ciutat Vella, Eixample, Sarià-Sant Gervasi y Gràcia más de la mitad de la población cree que se está llegando al límite de capacidad para acoger a turistas, y en todos los distritos excepto Nou Barris, los que lo piensan superan el 40%. Además, un 66,2% de los vecinos opinan que el turismo «no afecta a los precios en sus barrios».
Ante este panorama, Ada Colau se encuentra con una ciudad divida en dos en lo que respecta al turismo y su gestión. Por lo tanto, parece claro que solo la mitad de los barceloneses quedarán satisfechos con las gestión de la alcaldesa.