Airbnb mete un gol por la escuadra a la industria del turismo

Todos tienen el morro torcido. Airbnb ha conseguido que hoteleros, agencias de viaje y hasta webs de reserva se sientan amenazadas. La plataforma que une a personas para alquilar pisos ha presentado esta semana sus planes de futuro. Mete sus huevos en distintas cestas, y amplía las áreas de negocio.

Con la fanfarria que desprenden los nuevos actores tecnológicos, Airbnb presentó esta semana su línea estratégica para los próximos meses. En Los Angeles (EEUU), ante un público enfervorecido, su consejero delegado, Brian Chesky, sacó el reguero de novedades: experiencias a medida para los viajeros, reservas de restaurantes e, incluso, están estudiando la reserva de vuelos directamente desde su web.

Todo líquido, como los tiempos que corren. También etéreo y sin concretar. Pero Airbnb se ha presentado como una plataforma integral de viajes. Una especie de agencia online a lo bestia. Es decir, que ahora será rival de hoteleros, agencias y webs de reserva.

Ante este anuncio, las respuestas no se han hecho esperar. Con un lenguaje bastante beligerante, como usa también el sector del taxi frente a Uber, el diario ‘El Confidencial‘ recogía esta semana declaraciones de algunas asociaciones de agencias.

«Mientras estén en la legalidad, no tenemos nada que decir. Pero estamos en contra del intrusismo y lo vamos a combatir con otras asociaciones y con la Administración». O bien, «las grandes empresas tecnológicas están aplicando un capitalismo salvaje y radical». También se hacían eco de las reclamaciones de las organizaciones de guías turísticos porque, lógicamente, sienten amenazado su pan con el servicio de las experiencias.

Lo hoteles, abanderados de la causa

Aunque el sector que más oposición pone es el hotelero. Su postura sigue siendo la misma. Con el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), Juan Molas, como cabeza visible, sus argumentos son claros.

Exigen una regulación para los alojamientos privados de uso turístico que se promocionan a través de plataformas de internet por constituir “la máxima preocupación del sector”. Consideran que los alojamientos privados de uso turístico, con Airbnb como principal exponente, son “una economía sumergida”. Y estiman de “muy laxa” la legislación que ahora existe en varias comunidades en el sentido de que se hicieron “precipitadas” y sin pensarse en el daño que puedan hacer ese tipo de alojamientos.

Así lo expresaban esta semana en un encuentro del sector. Nada ha cambiado desde que la popular plataforma empezara a ganarse la confianza de los usuarios.

¿Deben tener miedo de verdad?

Esa es la gran pregunta. Y la respuesta no es sencilla. Airbnb tiene a favor que los usuarios, sobre todo los que tienen cierto poder adquisitivo -pero aun así prefieren ahorrar- ven con buenos ojos la plataforma. Además, la sociedad en su conjunto, no asume las proclamas de hoteleros y agencias de viaje, de quienes no tiene la mejor opinión.

Y luego están los números. Según datos que ofrece el CEO de Bison, la web de alquiler entre particulares ha conseguido crecer en ingresos, valoración y huéspedes, sin que el ratio sufra en exceso.

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Esto significa que, sin atender a los beneficios que en compañías que están en pleno crecimiento no ofrecen un retrato real, por el momento el comportamiento de Airbnb es positivo.

Al margen estaría cómo enfrentará una posible salida a Bolsa y la gestión de un gigante que tiene un valor aproximado de 30.000 millones de dólares. Pero no es momento de ingeniería económica. Su objetivo es conseguir usuarios, quitar clientes a los hoteles y, ya que está, a los que todavía iban a las agencias.

¿No hay otra salida?

Lo que está claro es que nadie debería quedarse quieto. Bien vía precios, servicios o innovación.

Hace unos meses, el consejero delegado de Ryanair, Michael O’Leary, criticaba al sector hotelero porque, empujados por el boom del turismo en ciertas regiones, seguían aumentando el precio por habitación. El peculiar directivo estaba molesto porque no entendía dicha actitud. Piensa que es el momento de generar más turismo a precios más bajos, como hace con su compañía. Así todos salen ganando.

También hay otras opciones. SABEMOS entrevistó al CEO de Pangea, una de las agencias de viaje más grande de Europa. Si alguien debería tener miedo por la llegada de Airbnb son ellos, cuyo concepto de negocio de basa en las experiencias que ha creado el gigante estadounidense. Pero nada más lejos de la realidad, lo que hacen es seguir innovando con realidad virtual, atención al cliente, y todas las armas necesarias.

Operar en 2016 como se hacía en el siglo XX parece que llevará a seguir encajando goles por la escuadra como el que acaba de meter Airbnb a muchas empresas.

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