Un total de 17 millones de huéspedes se alojaron con anfitriones de Airbnb en todo el mundo este verano (más que la población actual de Grecia, Suecia o Suiza), según datos de la plataforma de alquiler de alojamientos turísticos.
El crecimiento del negocio de Airbnb ha sido exponencial en los últimos años. Así mientras en el verano de 2010 contaban con un total de 47.000 personas alojadas en las casas de los anfitriones, esta cifra se ha elevado hasta los 17 millones este verano (entre junio y agosto). La empresa asegura que más gente ha viajado gracias a Airbnb este verano que los que han viajado a París, Dubai o Nueva York en todo el año.
El 8 de agosto fue la noche más solicitada en la historia de la empresa, con cerca de un millón de huéspedes en todo el mundo. Esa noche, los clientes de Airbnb se alojaron en 150 diferentes países en todo el mundo, en destinos tan dispares como Madagastar o las Islas Feroe.
«Si Airbnb fuera una ciudad, seríamos la décima ciudad más grande de Estados Unidos», indica el portal. Ocho años después de su fundación, la comunidad de Airbnb se ha extendido a 191 países y 34.000 ciudades en todo el mundo con más de 55 millones de huéspedes alcanzados durante todo este periodo de tiempo
Los viajeros de Airbnb de este verano procedían de todo el mundo con origen en más de 57.000 ciudades. La media de edad de esos viajeros es de 35 años, siendo el 54% de ellos mujeres y el 46 hombres. Estos viajeros han viajado 160 billones de kilómetros para alcanzar sus destinos, lo que supone una distancia similar a ir desde la Tierra a Plutón y volver. Las tres rutas más solicitadas fueron de París a Lisboa de Nueva York a las Montañas de Catskill y al Valle de Hudson, y desde Seúl a Osaka.
Respecto al listado de los alojamiento, entre los más originales destacan los más de 10.000 huéspedes que se alojaron en casas en árboles este verano, otros 12.000 que se hospedaron en yurtas, y cerca de 13.000 que prefirieron los castillos. Los viajeros se hospedaron este verano en cerca de 150 países diferentes, siendo sus anfitriones en la mayor parte de los casos familias de clase media que comparten la casa en la que viven.