El presidente de Vueling, Álex Cruz, ha lamentado que ni España en general ni Cataluña en particular hayan hecho una apuesta decidida por la industria de la aviación, a la que ha erigido como elemento que contribuye a la riqueza, generación de empleo y desarrollo de un país: «La aviación no está en la agenda política de nadie».
Ha lamentado que la primera aerolínea en tráfico de pasajeros transportados en España no sea española -en alusión a Ryanair, a la que no ha citado explícitamente- «porque no se ha creado una plataforma que facilite su desarrollo», y ha puesto de ejemplo las aerolíneas del Golfo Pérsico, como Qatar y Emirates, que se han convertido en elementos de promoción del país.
Por ello, ha sostenido que la industria debe hacer un mayor esfuerzo para explicar la conexión entre inversión en aviación y desarrollo económico, y ha llamado a aprovechar el activo Barcelona como reclamo: «Barcelona ya existe, no la tenemos que crear».
«No estoy pidiendo la nacionalización de aerolíneas», ha aclarado Cruz, que ha insistido en la necesidad de utilizar la fuerza del destino Barcelona para crecer y atraer nuevas aerolíneas internacionales que operen largo radio desde el Aeropuerto de El Prat.
Cruz está en la recta final de su trayectoria en Vueling, ya que a partir del 1 de abril asumirá el cargo de presidente de British Airways, y preguntado por qué papel tiene Barcelona dentro de esta aerolínea ha dicho: «British Airways tiene 158 destinos en el mundo, y no sé qué rol tiene Barcelona en esta foto todavía».
Largo radio
La gran asignatura pendiente del Aeropuerto de Barcelona sigue siendo, según ha dicho, operar vuelos de largo radio, pero para ello hace falta que una aerolínea invierta «cientos de millones de euros», o bien que otras compañías extranjeras realicen conexiones desde sus países de origen.
«Hace falta el dinero –comprar un avión de largo radio cuesta entre 150 y 180 millones de euros– y el convencimiento de que este dinero te va a dar un retorno», ha apuntado.
En el caso de Vueling, que forma parte del ‘holding’ IAG junto con British Airways, Iberia y Aer Lingus, ha indicado que la aerolínea puede volar una distancia máxima de alrededor de cinco horas, ya que para una distancia superior se requiere «otro tipo de inversión, avión y proyecto».