El 9 de septiembre de 2015 Apple presentó un iPad grande y poderoso llamado iPad Pro que venía acompañado, opcionalmente, del Apple Pencil, un lápiz digital. A estas alturas, un año después, seguro que ya sabes que se trata de un stylus (así se conocen genéricamente) exclusivo para iPad Pro y que ha llamado la atención por su diseño: punta fina, y por tanto precisa, y forma delgada equiparable al diámetro de un lápiz o un bolígrafo. Y ahí quedó.
El iPad Pro no consiguió una explosión de ventas a pesar de su tamaño y tampoco formó colas en las tiendas de la manzana como sí han logrado sus otros artefactos. Tampoco voy a entrar en sí es una máquina que pueda sustituir a un portátil o es mejor o peor que la Surface de Microsoft. Al final ese tipo de cosas suelen venir dadas por el uso que queramos darle y el entorno en el que nos movamos.
Para mí, dibujante aficionado, el Apple Pencil era una pequeña revolución. Por fin iba a poder dibujar en la pantalla sin usar mis dedos o esos stylus más o menos caros de cabeza gruesa que emborronaban en vez de dibujar. Pero claro, como en este mundo tecnológico todo se mueve a gran velocidad, unos lanzamientos tapan a otros que serán tapados en cuanto aparezca algo mejor o más llamativo. Ya nadie habla de él porque ya ha pasado un año. Eso es mucho tiempo tecnológico.
Pude probar el Apple Pencil desde el principio y un 365 días después es el momento de pararse y completar unas cuántas líneas sobre cómo ha evolucionado y la vida que pueda llegar a tener. Advierto eso sí que mi punto de vista es el de un dibujante, ilustrador o diseñador. Sinceramente todavía el Apple Pencil no supera a nuestros dedos a la hora de moverse entre páginas ni a nuestros teclados a la hora de tomar apuntes. Así que aquí voy a hablar de dibujos.
Para empezar, al ser un hardware novedoso en el entorno de Apple, las aplicaciones no estaban preparadas. Enseguida sacaron actualizaciones para compatibilizar el nuevo lápiz, pero simplemente sustituían el dedo anterior por la fina punta blanca del Apple Pencil. Y esto es algo en donde fallan muchos desarrolladores: actualizan a nuevos inventos pero no explotan todas sus posibilidades. Aún así los primeros experimentos fueron positivos. Me costó acostumbrarme a pensar que podía apoyar mi mano en la pantalla sin que hiciera cosas extrañas. Pero a lo bueno uno se acostumbra rápida y fácilmente.
La sensación de dibujar sobre el cristal también se hace extraña. Cuando dibujamos con un lápiz de mina blanda, por ejemplo, notamos cómo ese carboncillo se va quedando en la rugosidad del papel. Lo sentimos. Sentimos la resistencia de un lienzo, o la porosidad de un cuaderno. Incluso también nos damos cuenta si un rotulador se está quedando sin tinta por el ruido que hace. Esas sensaciones, vitales para mí a la hora de dibujar o escribir, se pierden con el Apple Pencil. Con otros stylus se conservaba mínimamente, pero con esta punta afilada nada de nada.
Para paliar esta falta de sensibilidad enseguida surgieron muchas soluciones en foros de internet. La más popular ha sido la de colocar un protector de pantalla transparente y con algo de rugosidad. Así provoca algo de resistencia y hace que el acto de dibujar en el cristal se parezca más al de dibujar en papel. Puedes ver diferentes posibilidades en una buena comparativa aquí A mí personalmente no me gusta usar estos protectores de pantalla. Puede que sienta más al dibujar pero también hago más cosas con el iPad Pro así que prefiero acostumbrarme a lo del cristal. He tenido un año para hacerlo y confieso que es lo que más me costó.
Voy a hablar de aplicaciones. Software que llamamos en los ordenadores de sobremesa. Antes del Apple Pencil me gustaba mucho trabajar con ArtStudio porque fue de las primeras apps de dibujo en las que podías trabajar con capas. Si tienes otro iPad o dibujas con otros pencils o incluso con los dedos es una buena app, pero lamentablemente no ha evolucionado mucho. No sé por qué pero el Apple Pencil no se lleva bien con ella.
La aplicación número uno para tablets sin duda es Procreate Hace un año ya era buena y muy completa. En julio sacó una de sus mayores actualizaciones y la colocó en el lugar de las imprescindibles. No es gratis (cuesta, pero si te gusta garabatear agradecerás cada euro gastado en ella. Casi se ha convertido en el estándar de los dibujantes como lo es Adobe Photoshop para la fotógrafos. Y desde el principio Apple Pencil funcionó a las mil maravillas. Son el complemento perfecto. Procreate es el ejemplo ideal de cómo la app ha sabido evolucionar exprimiendo la tecnología. Como decíamos esto es difícil hacerlo el mes de lanzamiento, hace falta un tiempo. Por eso su actualización llegó en julio y por eso es una aplicación muy por encima del sobresaliente. Profesional a todos los niveles. Tiene una opción en la que puedes grabar todos los trazos del dibujo, desde la página en blanco hasta el trabajo acabado. Si quieres disfrutar de ejemplos, entra en una red social (instagram, por ejemplo) y busca por la etiqueta #procreate. Todo parece más fácil.
La sorpresa de las aplicaciones de dibujo que han salido al calor del Apple Pencil (y también de la potencia del iPad Pro) es Concepts De primeras parece complicada y de segundas te das cuenta de que realmente lo es. Pero es una complejidad que se puede llegar a domar con algo de práctica, y los beneficios merecen la pena. Para empezar hablamos de un concepto vectorial. En las otras aplicaciones vamos pintando pixels con mayor o menor tamaño gracias a unos pinceles diferentes… En Concepts, por explicarlo de una manera sencilla, cada trazo que hagamos la aplicación lo traduce en longitudes, ángulos… Números en definitiva. ¿Cuál es la ventaja? Pues que los dibujos al ampliarlos no pierden definición. Y cuando digo ampliarlos me refiero a poder hacerlos muy muy grandes. También sirve para guardarlos en formato .SVG que es el compatible con muchos programas de ordenador que permiten el dibujo vectorial. Tiene muchas ventajas en todo tipo de diseño de logos o de planos. Esta aplicación es relativamente reciente pero me da a mí que tiene un gran potencial. Digamos que Procreate sería para dibujo artístico y Concepts para dibujo técnico, aunque tienen muchas características intercambiables. De hecho, las novedades que trajo en julio Procreate se parecían sospechosamente a algunas de las características de Concepts. Mi consejo: tener los dos. Cuando vayas a dibujar algo seguro que sabes que app se amolda más a las necesidades del trabajo.
Hay muchas más aplicaciones para dibujar, como la preciosa Paper que es una delicia, aunque siempre se me ha quedado algo pequeña y eso que cuenta con su propio pencil. Sketches te puede servir para salir de más de un apuro. Art Set es para aquellos que le gusta lo clásico, sin capas y con paleta de madera para mezclar colores. Y si hay que destacar alguna que se diferencie del resto sería Amaziograph con la que puedes dibujar simetrías infinitas de forma sencilla. Ojalá evolucione y nos dé más opciones pronto.
Y digo lo de evolucionar porque lo tienen que hacer. Están obligados. Cada vez las pantallas de las tabletas son mejores y el Apple Pencil es una herramienta casi única. Sé que existen otras, por ejemplo las Wacom. Las he probado y son realmente buenas como la Wacom Cintiq 22HD. Una pasada. Pero, sin que sirva de precedente, creo que el iPad Pro con el Apple Pencil es la forma más barata de acercarse al dibujo digital profesional.
Ha pasado un año y tengo que confesar que no he perdido la tapa del pencil y que pocas veces me he quedado sin batería. Se sigue cargando muy rápidamente. Eso sí, todavía no he encontrado una forma razonable de transportarlo junto a su iPad. Supongo que conservo el trauma de haber perdido cientos de bolis bic a lo largo de mi vida.
En resumen. No sé si Apple presentará alguna novedad al respecto antes de que acabe el año, pero ahora mismo el Apple Pencil sigue siendo una tecnología que no ha quedado para nada obsoleta. Es más, ha ocurrido todo lo contrario: al mejorar el software este accesorio ha mostrado mejor rendimiento cuanto más tiempo ha pasado desde su lanzamiento. Y los usuarios, claro, también hemos evolucionado con ella.