El director de Promoción de la Competencia de la CNMC, Antonio Maudes, hace una defensa cerrada de los nuevos modelos de negocio online y avisa de que una mala regulación del fenómeno puede hacer que España pierda el tren de la revolución colaborativa.
En las últimas semanas ha estado en el ojo del huracán. Las críticas –muy duras, algunas hirientes- le han llovido a Antonio Maudes, director de Promoción de la Competencia de CNMC, desde muchos frentes por la publicación de un informe con las conclusiones preliminares de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia sobre la economía colaborativa que ha levantado ampollas.
«Una mala regulación puede hacer que España pierda el tren de la economía colaborativa»
Un informe –de ahí tanta ampolla- en el que se recoge una posición de abierta defensa de la desregulación para favorecer los negocios de compañías como Airbnb o Uber, y se aboga por un marco legal que haga viable la llegada al mercado de otras nuevas plataformas aún por inventarse.
Y los ataques contra Maudes llegaron, claro, desde los sectores más afectados por la expansión de la economía colaborativa (singularmente la hotelería y el taxi), pero también desde su propia casa. Y es que la mayoría de los consejeros de la CNMC pidieron su cabeza y presionaron al presidente del regulador, José María Marín Quemada, para su destitución. Pero nones. El jefe le respalda.
El director de Promoción de la Competencia de la CNMC, Antonio Maudes. FOTO: Efe.
A la espera de que ese informe preliminar pase en los próximos meses por el consejo de la CNMC para convertirse en definitivo, y aparentemente curado de espanto ante tanto ataque, Antonio Maudes aprovechó ayer su presencia ante un auditorio afín para hacer una defensa cerrada de la economía colaborativa. Y si algunos de los presentes no eran afines a la causa, desde luego no lo dijeron.
“La economía colaborativa es una innovación disruptiva e imparable”, dijo ayer Maudes en una mesa redonda celebrada con motivo de la presentación del informe Economía Colaborativa en América Latina, elaborado por IE Business School y el Banco Interamericano de Desarrollo. “Una innovación que sirve para aumentar la competencia, mejorar la regulación económica de los mercados y para elevar el bienestar general”.
“Que las Administraciones lideren esta revolución es difícil. Pero que no la frenen y no la prohíban es imprescindible”
Para el directivo de la CNMC, responsable directo del famoso y polémico informe, estamos ante “la primera revolución de la historia que se desarrolla simultáneamente en todo el mundo” y, además, viene de lejos. Pero de muuuuy lejos.
Y es que Maudes bromeó con que “la economía colaborativa se inventó en Atapuerca, puro liderazgo español. Pero entonces era extremadamente ineficiente”. La colaboración de todos aquellos pobladores del yacimiento burgalés sirvió para que los útiles que usaban fueran perfeccionándose, pero les llevó centenares de miles de años lograr avances significativos. “A los habitantes de Atapuerca les costó 35.000 generaciones pasar de usar un tipo de piedra a otra. Pero la revolución de la economía colaborativa se va a asentar en una sola generación”, y lo hará gracias a internet y al teléfono móvil.
Con la revolución ya entre nosotros, Maudes advirtió de que “una regulación mala” sobre el fenómeno “puede hacer que España pierda el tren de la economía colaborativa”. E incluso fue más allá e instó a las Administraciones Públicas a plantearse directamente “lo que es necesario regular y lo que no, y con qué objetivos”. “Que las Administraciones Públicas lideren esta revolución es difícil. Pero que no la frenen y no la prohíban es imprescindible”, sentenció.