La nueva película de los Hermanos Coen no está encontrando la recepción que merece, posiblemente porque el cine clásico de Hollywood es un entorno menos accesible que, por ejemplo, las agencias de espionaje pop y los gimnasios low-cost para gañanes de Quemar después de leer .
Es injusto, porque aunque sin duda hay que estar en sintonía con la devoción que los Coen sienten hacia el cine añejo (y que han demostrado tanto haciendo remakes de cine clásico –Valor de ley, Ladykillers– como sintonizando con su estética y espíritu –Barton Fink, Muerte entre las flores-), ¡Ave César! es una producción sencilla, accesible y, sobre todo, divertidísima.
¡Ave César! tiene una estructura muy libre, casi de sucesión de sketches por los que desfilan una serie de estrellas muy en sintonía con el físico y el espíritu del cine de hace seis o siete décadas, como Channing Tatum, Scarlett Johansson o George Clooney. En esta estructura sencilla y lineal, un “arreglador” de problemas de un gran estudio se encarga de hablar con actores y solucionar los follones que generan: hijos secretos que hay que mantener ocultos para que prospere la imagen virginal de una actriz, secuestros de trasfondo político-reivindicativo, actores de westerns musical-acrobáticos que tienen que transformarse en protagonistas de elegantes dramas de salón de la noche a la mañana, ligas de la decencia religiosa que dan su visto bueno a la intervención divina en la película piadosa de la temporada…
Todo ello es lo suficientemente gracioso y universal de una forma muy inteligente y accesible (por ejemplo, en la exageración de los códigos homófilos de los musicales con fornidos marineros). Pero a la vez, también resulta perfecto para encandilar a los fans de las películas piscineras de Esther Williams, los peplums trasnochados y los westerns musicales al estilo Tom Mix.
En su ritmo demencial y su rosario de personajes excéntricos pero muy creíbles, ¡Ave César! recuerda a comedias como dos grandes incomprendidísimas de la pareja, Un tipo serio y Crueldad intolerable (además de a la mencionada Quemar después de leer). Es posible que ¡Ave César! pase a engrosar las filas de esas películas menos estimadas de los Coen, esas que al no tener un tono grave y meditabundo, como A propósito de Llewyn Davis, parece que no trata temas de gran calado. Sin embargo, ¡Ave César! habla de cómo la industria del entretenimiento más grande del mundo era continuamente torpedeada por la frivolidad, la estupidez y la tonta humanidad de sus factótums. Y que nos aspen si hay algo de mayor calado que eso.
¡Ave César!
Joel y Ethan Coen
2016