¿Se puede hacer de dar pedales una actividad aún más sostenible para el medio ambiente? Pues parece que sí. Desde China llega una iniciativa que utiliza el bambú para construir bicicletas.
Según publica China File, en la ciudad china de Chengdú, situada en la provincia de Sichuan, una iniciativa pretende que las bicicletas de bambú se conviertan en un medio de transporte habitual.
Todo comenzó cuando el destino hizo coincidir a los estadounidenses Jacob Klink y Larry Adamson en Pekín allá por el 2007. Klink fue a la capital china como profesor de inglés mientras que Adamson era profesor de biología en un colegio internacional privado. Su gusto por el mundo de la bicicleta hizo que se reunieran en torno a una comunidad ciclista de Pekín, donde se conocieron.
Esta comunidad estaba liderada por la artista de la bici Inés Brunn, reconocida internacionalmente. Brunn había abierto en Pekín una tienda de fixies o bicicletas de piñón fijo, Natooke, situada en un callejón cerca del centro de la ciudad. La iniciativa le gustó tanto a los dos americanos que decidieron pedirle permiso a Brunn para abrir su propia tienda. La artista alemana aceptó la propuesta con la condición de que Larry y Jacob se encargaran del proyecto y de construir su propia comunidad por su cuenta.
Fue entonces cuando los americanos pensaron en Chengdú para abrir su propia tienda Natooke. La ciudad de Sichuan parecía una apuesta segura debido a su economía en auge, su población familiarizada con la tecnología, la presencia de muchos inmigrantes y la reputación de ser una ciudad cómoda para las bicicletas.
Sin embargo, la tienda no funcionó como esperaban y las bicicletas no se vendían muy bien. Los americanos no conseguían crear una comunidad similar a la que había conseguido Brunn en Pekín. Fue entonces cuando en 2012 dos amantes de la bicicleta, el inglés San Chatterly y Mandeep Singh de Singapur, entraron en Natooke con una idea: construir fixies de bambú.
Después de casi dos años de trabajo, Natooke empezó a vender sus primeras bicicletas de bambú y pasó de construir fixies personalizados para clientes chinos a vender para el mercado internacional. Desde 2013, han vendido más de 80 bicicletas de bambú, casi todas al mercado occidental, con precios a partir de los 1.900 dólares.
El mercado de la bicicleta en China
Durante gran parte del siglo XX, las bicicletas fueron el principal medio de transporte para cientos de millones de chinos. Este hecho cambió a finales de 1990, cuando la bicicleta pasó de ser una herramienta imprescindible de los obreros chinos a convertirse en un símbolo de pobreza. De 1990 a 2010, el número de ciclistas se redujo cada año entre un dos y un cinco por ciento, mientras que el número de propietarios de automóviles se disparó, pasando de 5,5 millones a 70 millones en ese periodo de tiempo.
En 2014, más de 150 millones de chinos poseían coche propio, elevando la contaminación atmosférica a niveles históricos y contribuyendo a la congestión vial. Los analistas prevén que en el 2020 habrá 200 millones de propietarios de automóviles en China. Los chinos han cambiado sus preferencias a la hora de moverse y la bicicleta ha quedado relegada a ser un mero accesorio en consonancia con modas globales de corte ecologista y hipster, y así lo entienden los vendedores chinos.
Siguiendo esta corriente, Natooke apuesta por introducir bambú en sus bicicletas como alternativa a los marcos de aluminio, acero y fibra de carbono. La riqueza en materia prima de China fue una de las razones de peso para que los fundadores de Natooke se lanzaran con este proyecto, pues consideraron que podrían encontrar bambú de muy alta calidad y construir bicicletas más baratas que la competencia, pues no son los únicos fabricantes de fixies de bambú.
La iniciativa española
Con sede en Zaragoza, Bambú Campos Bikes comenzó su actividad en el 2014 con la fabricación de cuadros de bicicletas hechos de bambú y fibra de carbono. El material natural que utilizan es importado desde Tailandia y cada bicicleta se crea a través de un proceso completamente artesanal, con unas 40 horas de trabajo. De esta forma, cada bicicleta es un producto exclusivo y personalizado para cada cliente.
La empresa zaragozana cuenta con sus principales mercados en Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia, pero también ha realizado ventas internacionales en Qatar y Doha. Bambú Campos Bikes pretende innovar a partir de diseños atractivos y a gusto del cliente. En esta línea, se plantean organizar talleres artesanales para que los propios consumidores contribuyan al proceso de creación de su bicicleta
China, la tierra del bambú
El carácter chino con el que se escribe “bambú” fue tallado hace más de 6.000 años poniendo en evidencia que esta planta forma parte de la cultura china y que nadie como ellos conoce sus propiedades. Aproximadamente un tercio de las 1.500 especies de bambú del mundo se encuentran en China, convirtiendo al país asiático en el mayor exportador mundial de productos de bambú y líder en innovación y calidad. Distintas instituciones gubernamentales, redes de investigadores y unidades de universidades chinas se dedican en exclusiva a la innovación con el bambú.
El bambú ha contado con infinidad de usos en China debido a sus magníficas propiedades que lo hacen capaz de sustituir a la madera, al metal, al plástico e incluso a la mayoría de los textiles. Por ejemplo, se sigue utilizando como material para construir andamios. Además, esta planta que puede crecer en cualquier lugar es empleada por los agricultores para recuperar tierras áridas y es una de las herramientas más poderosas del mundo para capturar carbono. Todas estas características hacen del bambú un candidato a convertirse en uno de los recursos más útiles y sostenibles del siglo XXI.
China aún tiene por delante el reto de transmitir al resto del mundo los dones y propiedades del bambú. Fuera de las fronteras chinas, este recurso natural alternativo trata de hacerse poco a poco un hueco en la economía mundial. La Red Internacional del Bambú y del Ratán (INBAR), con sede en China, pretende que cada vez más países se unan a su iniciativa e inviertan en la investigación en el bambú.