El Gobierno de Hungría ha declarado el estado de emergencia en dos condados del sur del país coincidiendo con la entrada en vigor de las nuevas leyes que permiten la detención de cualquier migrante o refugiado entre ilegalmente en sus fronteras.
Según recogen los medios locales, la Policía podrá detener a cualquier persona que atraviese la muralla levantada en la frontera con Serbia, de acuerdo con las nuevas leyes que entraron en vigor esta pasada noche.
La Policía ha bloqueado un paso ferroviario utilizado por decenas de miles de refugiados, muchos de los cuales se han visto obligados a pasar la noche al raso en la parte serbia de la frontera.
Este mediodía, en medio de una fuerte tensión, cientos de personas intentaron atravesar la muralla y algunas incluso protagonizaron actos de protesta, como una sentada y un conato de huelga de hambre, para reclamar que se les permita el paso.
El estado de emergencia, a la espera de su aprobación en el Parlamento, incrementaría los poderes de la Policía y permitiría el despliegue de tropas del Ejército.
Los autobuses de la Policía se encargarán de trasladar a los solicitantes de asilo a los centros de registro, pero, según ha comprobado la BBC desde el terreno, en los casos en que se rechacen las solicitudes se verán obligados a regresar a Serbia y no podrán seguir viaje por Hungría con destino a otros países, como Austria o Alemania.
En lo que va de año ya son 200.000 los refugiados que han entrado en Hungría, 20.000 de los cuales se han desplazado a Austria. Según las autoridades magiares, más de 9.000 personas atravesaron ayer lunes la frontera, antes de su cierre y de la entrada en vigor de las nuevas leyes, que permitirán, desde este martes, acusar de delitos penales a todo aquel que entre ilegalmente en el país.
El Gobierno ha dispuesto un equipo de 30 jueces para atender estos casos. Aparte, las nuevas leyes convierten en delito, punible con deportación o prisión, cualquier desperfecto que se cause a la valla de 175 kilómetros que separa Hungría de Serbia.