El turismo no se escapa de la fiebre del capital riesgo, una forma de inversión que es capaz de inyectar grandes sumas de dinero a proyectos innovadores sin pasar por los bancos. El sector lo ha apreciado y ahora también se produce el viaje a la inversa, por el que las compañías de este mercado constituyen fondos corporativos para ayudar a “startups”.
Los últimos años han sido muy activos para el capital riesgo, entre cuyo ajetreo destacan algunas operaciones multimillonarias en el sector del turismo y la restauración. Es el caso del fondo KKR, que se hizo con Port Aventura a finales de 2013 por 200 millones de euros.
Algunas operaciones sonadas en el sector turístico han sido las adquisiciones de Port Aventura y de Café & Té
También fueron sonadas la adquisición de la cadena Café & Té por parte de la división europea de la firma estadounidense HIG y la ronda de financiación de ByHours, que levantó 2,6 millones de euros de fondos como Axon Partners Group y Caixa Capital Risc, además de aportaciones de Mediaset y de un vehículo de inversión de la familia Lara, Labogar.
Pero hay algunos que quieren realizar el viaje de vuelta. Es el caso del grupo Hotusa -propietario de la marca Eurostars, entre otras cadenas hoteleras-, que se ha decidido a dar el salto opuesto y crear una firma de capital riesgo para invertir en tecnología.
Con Hotusa Ventures pretenden “ayudar a emprendedores a construir y desarrollar empresas tecnológicas orientadas a la industria turística”, no sólo con capital sino también con sus contactos e influencia en el mundo del turismo. En resumidas cuentas, exactamente lo mismo que hacen las compañías de capital riesgo, que se dedican además al pupilaje de las “startups” que compran.
Las multinacionales comienzan a entender que la innovación no sucede en sus departamentos de I+D+i sino en los garajes de algunos visionarios
Veremos cada vez más compañías que se salen de su core business para acercarse a este mundo. Las grandes multinacionales comienzan a entender que la innovación sucede en otros sitios, no en sus departamentos de I+D+i sino en los garajes de algunos visionarios, y se ven forzadas a seguir los vientos del cambio.
Un ejemplo es BBVA, que entró muy fuertemente en el capital de Coinbase, a través de su firma de capital riesgo BBVA Ventures, tras una ronda de financiación de la compañía del universo de los bitcoins. Una decisión que no todo el mundo comprendió, pero es lo que tiene el capital riesgo, que es arriesgado.
Foto: Flickr – Kevin Dooley