BBVA se resiste a tomar la misma senda que otros competidores, como el Banco Santander, y va a continuar el año sin anunciar un expediente de regulación de empleo. En los últimos tres años han salido del banco azul unos 12.000 empleados de manera más o menos orgánica y el consejero delegado de BBVA, Carlos Torres, tiene previsto que esta tendencia continúe, que la renovación del banco se complete sin despidos ni eres.
Caso aparte es el de CatalunyaCaixa, dado que tras la integración de la entidad en BBVA se anunció un ajuste de plantilla que todavía está por culminarse. Desde la entidad han anunciado que van a adelantar este proceso para completar el cierre de 400 oficinas y la salida de 1.700 personas en septiembre.
Eso, junto a las prejubilaciones y bajas incentivadas que consiga la entidad, será todo, por mucho que Torres afirme que la eficiencia es una de las principales prioridades para el grupo financiero. «Esto va a ser una prioridad, el control de costes», ha recalcado Torres. «Tenemos que ser mas eficientes».
El consejero delegado ha explicado que pretende obtener ahorros también gracias a la automatización de procesos y a la concentración de 1.000 empleados más en su actual sede, lo que permitirá liberar otros espacios de oficinas que mantiene la entidad en Madrid.
«Más que anunciar nuevos planes, vamos a seguir trabajando en esto», ha explicado Carlos Torres. «No hay otro plan extraordinario ni ere, ni preveo que lo haya en España», ha zanjado.
Gran parte de la comparecencia del consejero delegado de BBVA tras la presentación de resultados de la entidad ha estado dedicada a los despidos. No sólo a los eres sino también a los últimos movimientos en la cúpula directiva de la entidad, que se ha deshecho de su jefa de recursos humanos, Donna De Angelis, y de su «número 3», Vicente Rodero.
En el segundo caso, Torres ha desmentido que le separara de Rodero una mala relación personal -«si estuviera aquí veríais lo bien que nos llevamos», ha llegado a afirmar tras su comparecencia oficial-. También ha descartado la interpretación de este movimiento como una concentración de poder bajo su cetro, ya que las competencias que ha asumido tras la retirada de Rodero ya las tenía el consejero delegado aunque supeditadas al ejecutivo cesante.
Con respecto a la salida de De Angelis, Torres ha indicado que la entidad consideraba oportuno darle el relevo de la transformación humana de BBVA a otra persona, que otro ejecutivo termine el trabajo puesto en marcha por esta directiva. Una justificación un tanto difusa si se tiene en cuenta que De Angelis llevaba un año en el cargo.
Se había rumoreado que la veterana ejecutiva iba a ser la responsable de reducir la plantilla del banco, un extremo que no se ha llegado a producir.
En cualquier caso, la lógica de mercado está empujando a los bancos a reestructurar sus plantillas. Con los tipos de interés en terreno negativo, las entidades cada vez tienen menos margen para extraer beneficios de sus préstamos, por lo que la mayoría acaban por fijarse en su estructura de costes. Si BBVA decide finalmente emprender un ere, por mucho que Torres lo descarte por ahora, Ricardo Forcano será el nuevo responsable de recursos humanos que lo ejecute.