José Bono puede respirar tranquilo. La reorganización administrativa que ha emprendido el nuevo presidente de la Junta, el socialista –como él- Emiliano García-Page, no afectará al retiro dorado que le pagan de su bolsillo los ciudadanos castellano-manchegos. De esta forma, Bono mantendrá sus privilegios como ex presidente autonómico. Otros Gobiernos regionales, en cambio, han decidido retirarlos.
El presidente de la Junta pretende dar la imagen de máxima austeridad. Es por eso que ayer convocó su gabinete para llevar a cabo una poda de asesores en el organigrama del Ejecutivo autonómico. Aprobados los decretos de estructura de la Presidencia y las siete consejerías, García-Page presume de haber reducido un diez por ciento los nombramientos políticos de libre designación.
El recorte –plausible a todas luces- hace referencia sólo a la estructura del Gobierno autonómico y se completará con otras medidas similares que se adopten en el sector público regional; es decir, en las empresas públicas y los organismos autónomos que dependen de la Junta de Castilla-La Mancha, con lo que el ahorro final será, según dicen en la Junta, previsiblemente mayor.
Esa disminución del número de asesores, en relación a los que trabajan para el Ejecutivo que presidía su antecesora, María Dolores de Cospedal, conllevará un ahorro de tres millones de euros durante la legislatura, según se encargó de proclamar ayer el vicepresidente del Ejecutivo autonómico, José Luis Martínez Guijarro.
Sin embargo, esa pretendida austeridad en la poda de asesores contrasta con el derroche en otras partidas, en concreto, las referidas a la oficina que mantiene abierta la Junta, a cuenta de las arcas autonómicas, para mayor beneficio y confort de José Bono. Porque da la casualidad de que esos mismos tres millones de euros es lo que costará, en total, el retiro dorado del ex presidente, si antes no renuncia a las prebendas -como hizo su sucesor en el cargo, el también socialista José María Barreda, cuando perdió las elecciones de 2011- o las retiran las Cortes castellano-manchegas.
Oficina con secretaria, chófer y escolta
Según el PP, los privilegios del antiguo barón del PSOE cuestan a los ciudadanos de esa comunidad autónoma 160.000 euros al año, 640.000 en una legislatura y 1.600.000 desde que en 2004 dejó de ser el jefe del Ejecutivo autonómico. Si se mantienen las prebendas, Bono podrá disfrutar de ellas hasta mayo de 2024, justo el tiempo que duró su mandato. Si la renuncia del ex ministro no se produce, el retiro dorado habrá costado a las arcas autonómicas un total de tres millones de euros.
¿En qué consisten esos privilegios? Básicamente en mantener abierta una oficina en Toledo, ya que Bono no recibe remuneración económica como tal. El coste de la que, eufemísticamente, se conoce con el nombre de “secretaría de apoyo” se centra fundamentalmente en abonar los sueldos de secretario, escolta de seguridad y conductor, así como los gastos por vehículos y combustible.
Lo curioso de este asunto es que el pacto del PSOE y Podemos para desbancar a Cospedal y hacer presidente a García-Page no conllevó la retirada de privilegios a Bono, algo que sí ocurrió en otras autonomías. En Extremadura, Podemos apoyó a candidato del PSOE con la condición de retirar las prebendas a los antiguos presidentes. En la Comunidad de Madrid, el acuerdo entre el PP y Ciudadanos pasó por la supresión del llamado Consejo Consultivo.
La verdad es que José Bono se ha encargado de fomentar unas excelentes relaciones con el partido de Pablo Iglesias. Hace dos semanas, sorprendió el vicepresidente primero de las Cortes castellano-manchegas y líder de Podemos en la región, José García Molina, cuando, en su discurso durante el debate de investidura de García-Page, hizo suyas citas y frases del antiguo presidente de la Junta. Y es que el que fuera muñidor de los pactos del PSOE con el partido morado para desbancar a María Dolores de Cospedal se ha convertido en uno de los principales referentes políticos de Podemos en Castilla-La Mancha.