La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea dictada hace unos días ha supuesto un duro varapalo para la banca y una sorpresa para la mayoría de los consumidores. El alto tribunal ha fallado a favor de los hipotecados que podrán recuperar todo el dinero que hayan pagado de más por la cláusula suelo desde la firma del préstamo y no solo desde mayo de 2013, que era lo que pretendía el Tribunal Supremo español.
Aunque se han lanzado varias previsiones sobre el importe que tendrá que abonar la banca a causa del suelo hipotecario, lo cierto es que el desembolso será elevado. Según Goldman Sachs la cifra podría ascender hasta los 3.000 millones; sin embargo, los pronósticos de AFI apuntan hasta los 10.000 millones de euros.
Imaginemos un cliente con una hipoteca de 150.000 euros firmada en enero de 2005 por un plazo de 30 años, un interés de euríbor más 1% y un suelo del 3%. Desde el inicio a causa del suelo hubiese abonado de más 7.116 euros. Una cifra nada desdeñable que ahora podrá volver a la cartera del hipotecado. Pero ¿qué hacer con todo ese dinero extra que muchos no esperaban recibir? El comparador financiero HelpMyCash.com señala cinco formas de rentabilizar ese dinero y maximizar los beneficios de la sentencia del tribunal.
1 – Amortizar la hipoteca
No hace falta irse demasiado lejos para rentabilizar el dinero devuelto por la cláusula suelo. Los hipotecados pueden optar por reinvertir el dinero en su hipoteca y reducir el coste final del préstamo.
“Podemos optar por reducir el plazo manteniendo la misma cuota o por rebajar la cuota manteniendo el mismo plazo”, señalan desde el comparador. Si bien es cierto que con ambas opciones se reducirá el precio final de la hipoteca, ya que se rebajará el importe pendiente, la primera opción nos ofrecerá un ahorro mayor.
2 – Hacer frente a deudas impagadas
Retrasarse en el pago de las letras de un préstamo, en el recibo de una tarjeta de crédito o, sin ir más lejos, en la cuota de una hipoteca puede acarrear costes considerables (intereses de demora, comisiones por reclamación de posiciones deudoras) además de otros estragos como figurar en Asnef o, en el peor de los casos, acabar con un embargo o con la ejecución de la hipoteca.
Si actualmente contamos con una deuda pendiente, podemos liquidarla con el dinero devuelto por la banca, así evitaremos seguir pagando intereses y si alguna de esas deudas ha entrado en demora, podemos satisfacer las cuotas retrasadas para limitar las consecuencias.
3 – Ahorrar sin riesgos
Teniendo en cuenta que el ahorrador español es tradicionalmente conservador, seguramente los depósitos y las cuentas a la vista serán la opción preferida por muchos para rentabilizar el capital recibido. Los productos clásicos de ahorro cuentan con dos claras ventajas: están doblemente garantizados (por la entidad y por el Fondo de Garantía de Depósitos, en este caso hasta 100.000 euros por entidad) y ofrecen una rentabilidad pactada de antemano.
Sin embargo, salvo en contadas excepciones, la rentabilidad actual de estos productos es más baja que nunca. Según los datos del Banco de España, el tipo de interés medio de los depósitos a plazo fijo constituidos en octubre fue del 0,13% y el de las cuentas, del 0,07%.
4 – Pasarse al sector de la inversión
Ante el desencanto que los productos de ahorro tradicionales ha provocado en muchos clientes, algunos se preguntan si ha llegado el momento de pasarse al mundo de la inversión. La oferta es variada y el riesgo, distinto en cada caso.
Aquellos que estén dispuestos a dar sus primeros pasos en el sector deberían aplicarse estas dos reglas: en primer lugar, no invertir más dinero del que estén dispuestos a perder y, en segundo lugar, no lanzarse a por ningún producto que no se haya analizado antes y que no se entienda. Nunca está de más pedir consejo a un asesor financiero independiente que pueda orientar y resolver las principales dudas que puedan surgir.
5 – Mejorar nuestra fiscalidad
Sin duda, un clásico de los últimos meses del año, invertir en un plan de pensiones para mejorar el tratamiento fiscal en la declaración de la renta del próximo año. Estos productos de inversión a largo plazo permiten rebajar la base imponible sobre la que se calcula el IRPF, de manera que cada año que se invierta (con ciertas limitaciones) se ahorra en impuestos. Al rescatar el plan en el momento de la jubilación o cuando se dé alguna de las contingencias establecidas por la ley se tendrán que pagar los impuestos diferidos, pero si la estrategia de rescate es buena, podrá pagarse menos de lo que se hubiese abonado mientras se ahorraba.
No debemos olvidar que los planes de pensiones son productos de inversión raramente garantizados, por lo que se podría llegar a perder dinero si la rentabilidad fuese negativa. No obstante, incluso unas malas cifras podrían verse compensadas por una fiscalidad favorable.
Además, la mayoría de las entidades ofrecen bonificaciones muy suculentas para aquellos clientes que traspasen su plan; eso sí, antes de aceptarlas debemos valorar la calidad del plan al que vamos a destinar el dinero y la permanencia que acarrea aceptar la bonificación. En este sentido, destaca notablemente ING Direct que ofrece una bonificación del 1,5% del importe traspasado a uno de los Planes de Pensiones Naranja (hasta el 31 de diciembre). A cambio, solo exige una permanencia de dos meses, hasta finales de febrero. Además, la entidad presume de cobrar unas comisiones por debajo del máximo legal.