Los próximos cuatro días, la ciudad alemana de Dresde acoge una nueva reunión del Club Bilderberg. Hace tiempo tenía ínfulas de sociedad secreta que movía los hilos de la política y la economía a nivel mundial. En estos momentos se trata de un foro donde políticos, empresarios y líderes mundiales se reúnen para mantener encuentros bilaterales y tratar temas que muchas veces no tienen nada que ver con los intereses particulares de los asistentes sino sobre los de terceras partes.
Aunque para los amantes de la conspiración siempre tendrá un halo especial, lo cierto es que el misticismo de este megaencuentro de lobbies ha ido decayendo con los años. Atrás quedaron años de especulaciones, planes maquiavélicos para controlar el mundo y decenas de libros explicando los pormenores de una sociedad secreta que ya no lo es. Su origen, al menos conocido, se remonta a mayo de 1954, donde tuvo lugar la primera reunión en el Hotel Oosterbeek de Bilderberg. El objetivo inicial fue reunir a representantes de los ámbitos políticos, sociales y económicos para tener conversaciones informales con el fin de crear un entorno social próspero tras el final de la II Guerra Mundial.
Todo eso es historia. Desde este jueves se congregarán en Dresde casi 130 personas del pelaje más variado. Políticos, empresarios, representantes de think tank, lobbies… el nexo de unión es su poder social y político dentro de las diferentes naciones representadas. En 2015, los temas a tratar en la reunión, que se celebró en Austria, fueron la inteligencia artificial, la ciberseguridad, la amenaza de guerra química, la economía, la globalización, Grecia, Irán, Oriente Próximo, la OTAN, Rusia, el terrorismo, Reino Unido, EEUU y las elecciones de dicho país.
Curiosidades del club
Viendo los puntos del día de la 64ª reunión del Club Bilderberg, resulta curioso que la mayoría de temas tiene implicados a países que no están presentes, o son cuestiones que apenas tienen representación.
Es decir, dos tercios de los asistentes son de Europa, y el tercio restante viene de Estados Unidos. Mientras, los principales temas a tratar serán sobre China, Europa del Este y Rusia. Pero no habrá ningún representante de estos países, ni a nivel político, económico o social. Por otra parte, la crisis migratoria también está en la orden del día. Aquí tampoco hay representantes que puedan aportar su punto de vista directo sobre la situación (al menos como afectados).
Otro aspecto curioso es que habrá tiempo para debatir sobre ciberseguridad y innovación tecnológica. Haciendo un repaso de los 126 invitados a la reunión, apenas hay seis empresas puramente tecnológicas y tres operadores de telefonía. Eso, del total de 66 compañías que estarán presentes. Ni rastro de Apple, Microsoft, Facebook o Amazon, todas ellas incluidas en el ‘Top 10’ de empresas con mayor capitalización bursátil. Por lo tanto, se hablará de tecnología y ciberseguridad sin algunas de las las principales empresas de la industria.
¿Un encuentro financiero (y mediático)?
Aproximadamente la mitad de los asistentes pertenece al ámbito empresarial. Hay una gran variedad de sectores y segmentos de negocio, aunque dos destacan por encima del resto. El mundo de las finanzas, con bancos, fondos de inversión y toda clase de vehículos financieros, tiene más de 20 representantes. Por otro lado, los medios de comunicación tienen una gran visibilidad. En este ámbito, entre editores de grupos de comunicación, editoriales, televisiones e, incluso, periodistas, hay más de 10 personas.
John Cryan, de Deustche Bank; Roger Altman, de Evercore; Douglas Flint, de HSBC; Mellody Hobson, de Lazard; Thomas Leysen, de KBC Group; Ana Botín, de Banco Santander… y así una larga lista de compañías dedicadas a mover el dinero de un sitio a otro. Pero la representación mediática no queda a la zaga: NBC News, Prisa, Financial Times, Bloomberg, The Economist…
Este es el punto suspicaz donde toda clase de cospiranoicos han vertido sus teorías sobre la connivencia de los medios de comunicación con el poder financiero. Decenas de libros han llegado al mercado para explicar esta extraña situación donde comparten mantel quienes disponen cómo está el mundo, y los que deberían contar las cosas.
Al margen de este hecho, hay toda clase de empresas, desde aseguradoras (Axa Group), telecos (Telefónica o Talk Talk) o el gigante tecnológico Google. También habrá energéticas como Shell, BP, Galp, Scottish Power; o del turismo, Ryanair.
Entre los invitados gubernamentales asisten la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde; el expresidente de la Comisión Europea (CE) José Manuel Durao Barroso; los primeros ministras belga, Charles Michel, y neerlandés, Mark Rutte; así como el rey Guillermo de Holanda, entre otros. Por parte alemana acuden los ministros de Finanzas, Wolfgang Schäuble; de Interior, Thomas de Maizière; y de Defensa, Ursula von der Leyen.
Los españoles del ‘club’
A lo largo de la historia, diversos españoles han pasado por las reuniones del Club Bilderberg. Presidentes, ministros de economía, empresarios y, siendo una de las asistentes más destacas, la Reina Sofía.
Este año habrá cuatro representantes: el responsable de economía de Ciudadanos, Luis Garicano; el presidente ejecutivo de Fundación Telefónica, César Alierta; la presidenta del Banco Santander, Ana Botín; y el presidente del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, que ya participó en 2015.
En ediciones anteriores por parte española han participado el líder del PSOE, Pedro Sánchez [aunque finalmente no fue, estaba invitado] (2015); el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo (2014); la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría (2012); la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal (2011); o el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero (2010).