Nació en Corea del Norte y vivió hasta los 14 pensando que el suyo era el mejor país del mundo. Pero la propaganda se hizo insostenible cuando la gente empezó a morir de hambre. A los 17 huyó y vivió en la clandestinidad hasta que consiguió el estatus de refugiada. Hoy, con 34 años, presenta un libro contando cómo es el país más hermético, cómo vivió en la clandestinidad para que no la deportaran y cómo consiguió sacar a su familia del que hoy considera el peor país del mundo.
Hyeonseo Lee es su séptimo nombre. El primero se lo puso su familia pero tuvo que prescindir de él al convertirse en desertora. Con 17 años cruzó la frontera con China de manera clandestina, la única posible para los norcoreanos, ya que tienen terminantemente prohibido salir del país. Los otros cinco nombres se los puso la necesidad de pasar desapercibida en una sociedad china que ignora la convención de Ginebra y deporta a los norcoreanos sabiendo que les espera la pena de muerte.
- Empezamos la entrevista preguntando cómo fue su infancia y a qué juegan los niños en Corea del Norte:
En la guardería teníamos muchos juguetes, eran tanques, bombas, pistolas… y cantábamos canciones belicistas. El juego básicamente consistía en ir a Corea del Sur para salvar a los niños de allí, porque supuestamente estaban sufriendo por el imperialismo colonialista de los Estados Unidos. Así que jugábamos a lanzar bombas, todo estaba relacionado con lo militar, ahí empieza el lavado de cerebro. Mis hermanos jugaban a un videojuego chino, pero eso solo pueden hacerlo los que tienen mucho dinero, hay pocas familias con videoconsolas.
- ¿Son felices?
De pequeño eres feliz porque juegas y no sabes que te están lavando el cerebro, luego te das cuenta y te asustas, claro, pero de pequeño sí que eres feliz, porque eres un niño y porque vives en la ignorancia. Yo creía que todo el mundo era así, ¿por qué no iba a ser feliz? Pero claro, luego piensas ¿cómo puede un país enseñar a los niños a ser militares? Es una propaganda que empieza desde que somos muy pequeños y es inhumano. Con siete años ya presencias ejecuciones públicas y juegas a ser el soldado más duro para poder proteger a tu país. Es una locura.
- Cuentas en el libro que hay un sistema de castas, el songbun, y que tu familia no estaba mal posicionada. ¿Qué nivel teníais y qué privilegios suponía respecto a categorías inferiores?
Mientras vivía en Corea del Norte yo pensaba, como la mayoría de la gente, que solo había tres capas sociales: los leales, los vacilantes y los hostiles, pero realmente hay 52 categorías, aunque no sabes en cuál estás exactamente, no te lo comunican. Mi padre era miembro del Partido del Trabajo de Corea (escisión del Partido Comunista de Corea cuyo líder es Kim Jong Un) por lo que tenía un certificado que demostraba que pertenecíamos a la categoría más alta, la de los leales. Ese certificado significa que tienes futuro y que puedes ascender en la sociedad, incluso te permite acceder a las mejores universidades.
La clase baja es la denominada hostil. Mi abuela, que pertenecía a esa clase, pasó los exámenes de acceso a la universidad pero no pudo acceder porque no tenía el certificado. A esa gente, a los hostiles, es a la que se le da el trabajo más duro, por ejemplo les mandan a las minas. En cuanto terminan el instituto, toda su vida está dirigida por el régimen.
La vida en Corea del Norte contada por @HyeonseoLeeNK: «Si eres listo no pensarás en política y no cuestionarás nada».
- ¿Cómo es la censura en tu país de origen? ¿Cuáles son los temas más sensibles para el régimen?
Todo está censurado en Corea, no podemos mencionar a los líderes, no podemos decir sus nombres sin el título delante porque nos ejecutan. No podemos hablar del exterior excepto si es para decir cosas malas. A pesar de estar prohibido, hay gente que ve cine o series de Corea del Sur y dicen “qué buen aspecto tienen”. Eso ya es peligroso. El padre de una amiga dijo “este sistema es injusto” y fue enviado a un campo de prisioneros políticos, mi amiga no volvió a verle nunca más. Si eres listo ni siquiera pensarás en política y tendrás mucho cuidado con tus palabras, no cuestionarás nada.
- ¿Y más allá de la política y del mundo exterior? ¿Qué temas son censurados?
La religión y la cultura sexual, por ejemplo, en Corea del Norte no existen porque solamente existe el régimen. Yo creía que la homosexualidad era algo propio de Occidente, pero en una película china vi una pareja homosexual. Luego cuando salí conocí a otra desertora de Corea del Norte que era lesbiana y me di cuenta de que la homosexualidad no depende de la procedencia, que en mi país también había homosexuales pero se esconden porque es ilegal, les envían a campos de trabajos forzosos, por ello ocultan su identidad sexual.
En cuanto a la religión, yo no sabía quién era Dios, ni siquiera tenemos una palabra para designar a Dios. No sabía quién era Jesús ni lo que era el budismo, no sabía nada. En Corea del Norte, Dios es el querido líder, Kim Jong-Un. En el pasado sí había gente religiosa pero durante la guerra se la persiguió, muchos escaparon al sur, los que permanecieron fueron perseguidos y ejecutados o enviados a la cárcel. Lo que sí hay son adivinos, gente que te lee el futuro, y la gente cree en ellos, pero también es ilegal. Aunque no está tan perseguido como la religión, también se les puede ejecutar públicamente, por eso se esconden. Aun así hay adivinos o videntes y gente que recurre a ellos. A veces Kim Jong-Un lleva sus adivinos, los frecuenta cuando visita otra provincia, pero para los demás están prohibidos.
Corea del Norte y la religión: «Pensaba que el líder era Dios, que no hacía cosas de ser humano ni iba al cuarto de baño».
- Debió ser un gran shock descubrir miles de cosas y conceptos que en tu país ni existen, ni se nombran, ni se imaginan. ¿Qué es lo que más te impactó?
Yo pensé durante 14 años que mi país era el mejor y que el querido líder era el mejor ser humano del planeta y que todo el mundo se inclinaba hacia él. Ese fue el mayor desengaño. Hasta que una vez, en 1994, vi que murió Kim Jon Sung (anterior líder, abuelo del actual), yo por entonces pensaba que él era Dios, que ni siquiera iba al cuarto de baño, que no hacía cosas de ser humano. Y entonces pensé «Dios no puede morir pero Kim Jon Sung ha muerto», fue un gran shock para mí. Entonces comenzó la gran hambruna, yo no pensaba que en mi país la gente pudiera morir de hambre, ahí también hubo un desengaño.
- La chica de los siete nombres narra dos experiencias traumáticas relacionadas con la hambruna de los noventa, pero su deserción estuvo más motivada por la curiosidad que por la necesidad.
También vi en un canal chino (aunque estaba prohibido) que China tenía mucho mejor aspecto que mi país. Esto lo hace más gente en Corea del Norte y les hace cambiar de idea, supone un shock y empiezas a despertar, porque ves cosas de fuera que no son tan malas como te las han pintado, pero sigues con el cerebro lavado y simplemente no lo entiendes. Pero ahí ya empiezas a cuestionar la propaganda, a pensar que Corea del Norte no es el mejor país del mundo. Eso es lo que me hizo a mí cruzar la frontera con China, quería ver cómo vivían allí. Entonces me di cuenta de todo: somos uno de los países más pobres del mundo y tenemos el cerebro totalmente lavado. Fue muy duro, tardé un tiempo en aceptarlo.
- Hay gente escéptica con las informaciones que llegan sobre Corea del Norte, pues al ser el país más hermético del mundo, solo nos llega información por dos vías: el servicio de inteligencia de Seúl (enemigo declarado de Pionyang) y los desertores, que la mayoría ha conseguido el estatus de refugiado y una nueva vida, precisamente, en Corea del Sur. Esto hace dudar a muchos de la veracidad de las historias que nos llegan, pues no se pueden contrastar. Hyeonseo nos habló sobre aquellos que alaban o justifican el régimen desde fuera:
Hay gente, en mi opinión muy ridícula, que alaba el régimen desde fuera y no cree a los desertores, a esta gente le diría “id a Corea del Norte y experimentad lo que es vivir en el régimen, a ver si seguís pensando igual”. Me encantaría saber cómo han llegado a esas conclusiones. Creo que tienen una idea vaga del comunismo o que odian tanto el capitalismo que piensan que el comunismo debe ser mejor, más igualitario. Pero el comunismo que yo he vivido en Corea del Norte durante 17 años no es un ejemplo a seguir. Nos enseñaban a odiar el capitalismo y así lo hacíamos, nos decían que traería la decadencia al país, pero ahora que he experimentado las dos cosas, me gustaría decirle a esa gente: “Si estás harto de la democracia o del capitalismo, vete a Corea del Norte. Quiero saber cómo sobrevivirías allí”.
«Somos el país con el mayor lavado de cerebro» @HyeonseoLeeNK, desertora de Corea del Norte.
- ¿Consideras que Corea del Norte es el peor país del mundo?
En este mundo hay muchos países donde la gente vive en situaciones horribles: Libia, Cuba, Irán, muchos países africanos… Pero tienen a la comunidad internacional. Estos países, que también sufren hambrunas y censura, no tienen ese lavado de cerebro que nos hacen en Corea del Norte. Somos el país con el mayor lavado de cerebro. Para mí el peor país es Corea del Norte. Creo que es el que más ejecuciones públicas realiza. Tampoco podemos salir del país, no tenemos pasaporte. Es el peor país del mundo, definitivamente, incluso teniendo en cuenta los desastres que hay en este mundo moderno.