Escribo estas líneas a dos días de las elecciones, o mejor dicho, de las segundas elecciones en menos de un año ya que parece que a nuestra “élite” política no le gustó lo que las urnas dijeron (o sea, dijimos nosotros, el populacho a sus ojos) en diciembre y nos hacen ir de nuevo a votar. Si ya lo decía el otro día nuestro amadísimo Ministro Margallo: “los votantes a veces se equivocan”. Que somos tontos y no sabemos ni lo que votamos, ni lo que queremos, ni hostias en vinagre.
Que lo mismo no estamos suficientemente capacitados para elegir a nuestros líderes y deberíamos plantearnos poner esa decisión en manos de cabezas mejor dotadas que las nuestras, pero claro, entonces esto ya no sería una democracia, pero qué más da eso. Aquí lo único que importa ya no es lo que digan las urnas, es lo que los cuatro partidos mayoritarios decidan que hacen y en este caso, han decidido hacer lo que les ha salido de los huevos y no lo que los españoles hemos dispuesto con nuestros votos. Resumiendo, que a ejercer nuestro derecho otra vez este domingo, como si no tuviésemos nada mejor que hacer con nuestras vidas que intentar adivinar qué es lo que quieren que votemos. Pero eso sí, yo pienso ir a votar, lo que sea pero votaré, que siempre he considerado el voto más una obligación que un derecho.
A todo esto, no creo que toda esta situación sea muy favorable para la tan mencionada Marca España, utilizada como escudo intocable cuando quieren y pasándosela por el Arco de Trajano cuando les conviene. Tendremos que esperar todavía un poco para ver cómo afectan estas nuevas elecciones a la susodicha, pero mientras tanto, podemos establecer el estatus actual de la marca de nuestro país y en unos meses comparar, a ver qué tal va.
Según la quinta oleada del Barómetro Imagen de España (diciembre 2014-enero 2015) realizada por el Real Instituto Elcano, España sigue siendo un país asociado al buen clima, el turismo y la fiesta; sin embargo, destaca la cantidad de alemanes y franceses que mencionan la crisis y los problemas económicos y sociales en nuestro país.
Por países, es Marruecos el que otorga una puntuación más baja a España, pero no es algo por lo que preocuparse ya que por lo visto, tienden a valorar por debajo de la media a todo país que se les cruza por delante. Sorprendentemente, Alemania nos tienen en alta estima y solo se valoran a ellos mismos por encima de nosotros. Es decir, España es el segundo país mejor valorado en Alemania, después de ellos mismos.
España como destino turístico, nuestros deportistas y los españoles, son los aspectos que mejor parados han salido en este estudio, por el contrario, la cola la ocupan las empresas españolas en el país donde se realiza la encuesta, la vida política y la economía. Pero seamos justos y digamos que incluso en estos tres últimos aspectos, estamos por encima del aprobado.
La posición de España según el diferencia semántico no es nada negativa, así, el país es definido como tradicional, que inspira confianza, democrático, honesto, trabajador, urbano, fuerte, pacífico, solidario, religioso y tolerante. Eso sí, el 30% de los encuestados nos calificó como corruptos (y razón no les falta) y el 43,8% como pobres (y si miramos las listas de desempleo, la razón también les ampara); en el polo opuesto está el 65,8% que nos considera honestos y el 53,1% que nos define como ricos.
Si comparamos los resultados de esta quinta oleada con los de la anterior (abril de 2013) la imagen de España ha evolucionado de manera favorable; también las expectativas sobre nuestra economía han mejorado y el grupo de aquellos que opinan que ésta mejorará, ha subido un 5%.
Pues con estos resultados tenemos a nuestros políticos tan contentos y pensando que sus tejemanejes y sus corruptelas, no están afectando de manera negativa al país, pero qué quieren que les diga, mientras sigamos siendo un país que es definido por el buen clima y la fiesta, obviamente, a nadie le va a importar que los que gobiernan tengan más causas abiertas que agua tienen los océanos; sin embargo, sería interesante empezar a ser considerados una potencia en investigación, IT, arquitectura, cine, literatura, ingeniería… Pero claro, para eso hacen falta inversiones en estos campos y no se está dando, estamos sobreviviendo a base de seguir jugando con las mismas cartas desde hace décadas y un día estos va a llegar un país emergente y nos va a romper la baraja.