Del Valle y Ron no son la clave del Caso Popular

No se trató de un motín interno, que lo hubo, sino que el Popular cayó por una operación que fue diseñada y comenzada a aplicar en el mes de junio de 2.016 con el fin de rescatar al Banco de Santander, tal y como se demuestra en los diferentes movimientos realizados por la entidad presidida por Ana Patricia Botín tras comprar a la sexta entidad financiera de España por un euro y, sobre todo, por la gestión de Emilio Saracho en los meses en los que ocupó la presidencia.

En estos días se ha hecho pública una conversación mantenida entre Ángel Ron y Antonio del Valle en la que se muestra cómo la ambición del mexicano era la de controlar el Popular para, posteriormente, poder venderlo y realizar una operación especulativa en la que su entrada en una ampliación de capital sirviese para obtener una rentabilidad y, sobre todo, para adquirir poder dentro del sistema bancario español. Ante esto, Ron se negó y Del Valle cumplió todas sus amenazas.

Sin embargo, el Popular no cayó por Antonio del Valle. El banquero mexicano fue una de las claves para ello porque su ambición fue aprovechada por todos los que se encontraban dentro de la Operación Washington, pero, tal y como ya conocen nuestros lectores por las diferentes publicaciones de Diario16, hubo otros movimientos paralelos realizados desde el propio Popular que tuvieron una mayor incidencia.

En primer lugar, el Santander no paga a traidores y el propio Del Valle se dio cuenta de que lo habían utilizado en los primeros meses para que sus movimientos para tomar el control del Consejo de Administración a través de la presión sobre Ron y por la operación bajista en los mercados que llevó la acción por debajo del euro antes de la llegada de Emilio Saracho. Cuando el mexicano vio cómo se le había utilizado por los movimientos del presidente que él pensaba que había traído pero que era el candidato del Santander, quiso salir al paso y ofreció, según sus palabras, hacerse cargo de la totalidad de una ampliación de capital, un ofrecimiento que fue descartado por Saracho del mismo modo en que fueron rechazadas las ofertas de Barclays y de Deutsche Bank.

En segundo lugar, la operación se movió al margen de los intereses de los verdaderos dueños del Popular, de sus 305.000 accionistas. El ofrecimiento de Del Valle a Ron iba en contra de los intereses de aquéllos y, por lo tanto, fue una de las causas del rechazo de la oferta del mexicano. Sin embargo, la operación real estaba planteada en base a que esos 305.000 fueran los que se hicieran cargo del rescate del Santander siguiendo las claves de Wolfgang Schäuble que, después de sanear a la banca alemana con fondos europeos, instauró la doctrina por la que, a partir de ese momento, serían los accionistas los que se hicieran cargo de los rescates bancarios. No obstante, al Popular no se le rescató, sino que fue la entidad la que ha salvado al Santander; se hizo todo lo posible para que el Popular cayera y que fuera adquirido por la entidad presidida por Ana Patricia Botín al menor precio posible y, de este modo, obtener una rentabilidad rápida que le arreglara las cuentas de 2.017. Hay que recordar varias cifras que sostienen esta afirmación y que se extraen de las propias cuentas presentadas por el Santander: ya han adquirido más de 43.000 millones de euros procedentes del Popular y para cubrir las necesidades de capital necesarias para poder mantenerse dentro de la categoría de banco sistémico ha imputado un 70% de las emisiones previstas al Popular:

A todo esto, hay que añadir que diferentes auditoras y empresas de análisis financieros, el Santander tenía en el mes de mayo de 2.017 un déficit de capital de 10.000 millones de euros y que el valor real de la acción del banco cántabro estaba un 50% por encima de su valor de venta, es decir, que apenas superaba los 3 euros.

Además, hay que tener en cuenta un hecho: según documentos internos de la propia Junta Única de Resolución a los que ha accedido Diario16, todos los procesos de la resolución del Popular fueron aprobados en el mes de diciembre de 2.016, cuando Emilio Saracho aún no había sido elegido presidente.

Por otro lado, los movimientos de Saracho para lograr descapitalizar al Popular y, de este modo, provocar la resolución de la entidad antes de que finalizara el primer semestre de 2.017 para, de este modo, que el Santander tuviera tiempo para rentabilizar la operación, se iniciaron antes, incluso, de la Junta General de Accionistas en las que se aprobaron las cuentas de 2.016. Esto se ve en los documentos presentados a los consejeros en las oficinas del despacho de referencia del Santander y en los que se aplicaban estrategias de acceso a líneas de liquidez de emergencia cuando el Popular aún disponía de más de 10.000 millones de euros de sobreliquidez.

La actuación de Antonio del Valle tuvo una importancia en la operación del Popular, pero en su génesis, no en su concreción. La realidad es que, mientras el mexicano intentaba hacerse con el control de la sexta entidad financiera de España, el Santander ya tenía diseñado el plan y se aprovechó del motín encabezado por el propio Del Valle y Reyes Calderón para colocar a las piezas clave a través de movimientos internos del Consejo. Además, las intenciones de Antonio del Valle para el Popular, es decir, hacerse con el control de una entidad financiera española y fusionarla con otra para crear un gigante que compitiera con BBVA, Santander y CaixaBank no podían pasar por contratar como presidente a un hombre con el perfil de Emilio Saracho que no tuvo jamás experiencia en la banca comercial y el proyecto de Del Valle era, precisamente, la creación de un gran banco comercial.

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