La NBA es una máquina de generar mitos y leyendas, héroes y villanos; y su máxima expresión la representan las finales. Así es como el rey LeBron y un inesperado actor, el australiano Matthew Dellavedova, están a punto de escribir su nombre en la historia de la NBA.
Tan solo es una pica más. Todavía queda la mitad de la serie por jugarse, pero la victoria de Cleveland (91-96) en su cancha en el tercer partido de las finales frente a Golden State Warriors supone un golpe de timón que hace mucho daño a los de Steve Kerr. Sobre todo por el efecto psicológico de perder ante un equipo mermado por las lesiones, y por que sitúa la serie 1-2 con el factor cancha ganado.
40 puntos, 12 rebotes, 8 asistencias, 4 robos y 3 tapones… Las estadísticas de LeBron James vuelven a suponer una provocación para sus detractores, un golpe a quienes observan con lupa todos sus movimientos. Pero de nuevo la estrella de Akron deja claro que quiere otro anillo y peleará por él, cueste lo que cueste. Bien es cierto que sus tiros de campo (14/34) muestran que ahora mismo su equipo es él, y sus 44 minutos en cancha dejan bien claro que Cavs nace y muere donde lo hace LeBron.
“Y de repente Dellavedova”. Ese podría ser también un perfecto titular para el tercer partido de la serie. El aussi ha aparecido de la nada, del fondo de un banquillo donde apenas promediaba 4 puntos por partido. Pero el destino, capcioso en su metáfora del triunfo y la derrota, ha querido que ante la lesión de Kyrie Irving sea el pequeño base australiano quien tome las riendas de un barco que parecía hundirse. De este modo, con 20 punto y 4 asistencias, y lo que es más importante, una defensa a Steph Curry de las que cansan hasta el aburrimiento, el “efecto Dellavedova” ya se hace notar en Ohio.
¿Qué esperar de Golden State Warriors?
Con un tercer cuarto de locura para Cleveland, llevando su ventaja a casi 20 puntos de diferencia, Warriors parecía un equipo muerto, sin vida, la sombra de la que ha sido la mejor franquicia de la temporada regular. Todo estaba visto para sentencia, pero al conjunto de Kerr hay que darle el margen de confianza suficiente.
Así, en el inicio del último periodo, y con otros dos invitados no esperados a la fiesta, Leandro Barbosa y David Lee, los de San Francisco coquetearon con la remontada. De hecho, a falta de un par de minutos llegaron a ponerse a un punto, gracias también a que Steph Curry, desaparecido hasta esas latitudes del encuentro, encadenó dos triples seguidos y dio alas a los verdaderos Warriors.
Aunque finalmente no pudo ser. LeBron James y Dellavedova, con formato de dúo cómico, mantuvieron firme el barco de Cavs hasta el bocinazo final. Todo esto con apenas una rotación de siete jugadores y medio, y la presencia determinante, una vez más, de Tristan Thompson, (10 puntos y 13 rebotes).
Por su parte, Warriors sigue a la espera de que Harrison Barnes, Draymond Green y Klay Thompson decidan aparecer. Hasta entonces todo queda en las manos de Curry, pero no siempre pueden hacer magia.
Con la serie 1-2, la madrugada del jueves se volverá a escribir una nueva página en ese libro de mitos y leyendas que representa la NBA. LeBron James ya ha cogido pluma y papel, su nombre quiere que figure bien grande.