Rodolfo Ignacio Sanz Sánchez, alias “Rudolf” , coronel en activo de la Guardia Civil, de 55 años de edad, se encuentra desde la semana pasada ingresado en la madrileña prisión de Estremera, después de que sus compañeros de Asuntos Internos lo detuvieran por tráfico y depósito de armas y falsedad documental, entre otros presuntos delitos, según ha podido conocer SABEMOS de fuentes de la Benemérita.
Por Froilán Bravo y José Luis Lorente
Las pesquisas desarrolladas por los investigadores en torno a las andanzas del ahora detenido demostraron la relación de éste con grupos de extrema derecha, a los que habitual y supuestamente les vendía armas de fuego. Sanz Sánchez es un individuo vinculado a esta ideología ultra y de ahí el mote de “Rudolf” que ostenta orgulloso y en honor del criminal nazi Rudolf Hess. Según ha podido conocer este periódico de personas próximas al encarcelado, el coronel proyectaba en los últimos tiempos reclutar mercenarios en España y trasladarlos a Siria para luchar contra los terroristas yihadistas.
Toda la supuesta venta de armas de la que se acusa, así como sus vínculos con la extrema derecha y la tentativa de contratación de mercenarios, las realizaba presumiblemente Rodolfo a título personal, sin que la Guardia Civil tuviera conocimiento o tomara parte para nada en estas ilegales y presuntas actividades. De hecho, han sido los propios agentes del Instituto armado los autores de su detención.
“Rudolf” había ascendido recientemente a coronel y estaba pendiente de la adjudicación de un destino. Antes, y como teniente coronel, fue el jefe de la Plana Mayor de la Zona de la Guardia Civil de León.
Un supuesto maltratador
No es la primera vez que el nombre de este oficial superior de la Guardia Civil salta a las páginas de sucesos los periódicos. En mayo de 2004, el periódico El País explicaba cómo este sujeto había sido detenido por maltratar, supuestamente, a su compañera sentimental en Toledo, un caso que saltó gracias también a la participación de otro agente. Este descubrió a la mujer inconsciente tirada sobre el asfalto de una carretera, junto a un niño, y se encaró con el presunto agresor para protegerla.
No debió de ocurrirle nada a Rodolfo Ignacio Sanz Sánchez ya que, desde entonces, ha sido ascendido a los empleos de teniente y coronel y coronel de la Guardia Civil. Paradójicamente, cuando ocurrió esta supuesta agresión Rudolf ejercía como profesor de futuros guardias civiles en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro. Ahora, en la prisión de Estremera, podrá compartir paseos por el patio con Francisco Granados, uno de los presos de lujo de la operación “Púnica”.