El operador móvil virtual de Javier Hidalgo y Rosauro Varo está viviendo días agitados, ante la inminente venta de una participación del 50% en la compañía. Lo que no está tan claro es que la oferta elegida sea la de ProA, el fondo de capital riesgo dirigido por Fernando Ortiz y vinculado a la familia Koplowitz.
La operación de venta, dirigida por BBVA, tenía que haberse cerrado el pasado 29 de febrero, según fuentes próximas a la compañía. Sin embargo, la situación se habría atascado debido a varias razones y debería vivir su desenlace en los próximos días, casi con total seguridad antes de Semana Santa.
El primer motivo del retraso ha sido cerrar la valoración exacta de la compañía, que podría estar en el entorno de los 120 millones de euros. Javier y Varo se reparten actualmente el 90% de la compañía, mientras que el 10% restante corresponde a Cristina, hermana de Javier. El resultado de la operación permitiría a los principales inversores ingresar algo menos de 30 millones por cabeza, por algo más de 5 en el caso de Cristina.
La segunda causa de esta dilación del proceso es que Pepephone ha recibido una segunda oferta de compra, más jugosa, cuya idoneidad valoran los dueños. En otra situación, probablemente siempre ganaría la oferta más alta, pero la situación de este pequeño operador, con más de medio millón de abonados, muy rentable y con una idiosincrasia particular, exige mantener a la actual dirección y que el comprador tenga muy claro dónde se mete.
Porque Varo e Hidalgo tienen claro que no quieren un comprador, sino un socio que ofrezca los recursos necesarios para profundizar en la entrada en el sector de la electricidad, la apuesta por el bancario o la expansión por América Latina.
La compañía prepara actualmente una campaña de publicidad para aumentar el número de altas, que viene de un cierto estancamiento. Es el tipo de actuaciones en el que un socio con recursos y vocación a largo plazo ayudaría.