David Villa es el último futbolista que ha prestado su imagen para que una marca nos ofrezca su producto, en la última campaña de Orange centrada en la oferta convergente de la operadora.
Según la empresa, “la elección de David Villa permite difundir estos mensajes con la confianza que transmite una figura de reconocido prestigio entre los fans del deporte rey y muy querida por un amplio espectro de la población, aficionado o no al fútbol”.
Dada la popularidad del deporte rey, este fenómeno no es nada extraño y se remonta casi a los orígenes de la popularización de este deporte. Así, pintando en la pizarra un clásico 4-4-2, podemos elegir una selección ideal con algunos de los anuncios más curiosos protagonizados por estrellas futbolísticas españolas de todas las épocas.
Comenzando por la delantera, nos encontramos con el ya citado anuncio de David Villa para Orange. En el ataque, junto al jugador valenciano, deleita a los aficionados con su juego entre líneas, en el campo y el vetusto PC, un joven Emilio Butragueño.
Un poco más retrasado, el mítico Alfredo Di Stéfano hace de las suyas deslizándose sobre el césped con unas medias sin costura que causan la admiración de sus oponentes.
Di Stéfano siempre fue muy suyo, también para esto de la publicidad, y lo mismo que lucía unas delicadas medias sin costuras, se metía entre pecho y espalda el humo machote de un Lucky Strike. Eran otros tiempos.
Junto al mítico fumador de origen argentino, en nuestro terreno de juego imaginario corretea otro astro, éste originario de Albacete, portando en la mano un refrescante y saludable helado para superar el cansancio sin perjudicarse los pulmones, aunque añadiendo volumen al pertinaz michelín. Andrés Iniesta puede zamparse, alegre, un “Trufo plus”, sin miedo a tener que lamentarlo a la hora de enfundarse en un bañador veraniego.
Todo es felicidad en el campo de juego y se nota en las sonrisas de los jugadores, que quizás han conseguido alguna rebaja en el servicio dental anunciado por el cerebro del equipo. Por eso es el cerebro.
Los conspiranoicos pueden apuntar el hecho de que la suma de los números que componen el precio ofrecido por la clínica dental es “6”, que coincide con el número que siempre ha lucido Xavi Hernández en su camiseta…y si repetimos ese número tres veces, como se hace con el dos en el anuncio, nos sale: 666. Sobra decir que se trata del número del diablo. Ahí lo dejamos.
El caso es que falta les va a hacer a nuestros futbolistas los servicios de un buen dentista tras atiborrarse con los chocolates de Ladislao Kubala que, aunque podría parecer vasco por su nombre, en realidad, era húngaro nacionalizado español. Lo de Ladislao fue por no ponérselo muy difícil a los comentaristas de la época a la hora de pronunciar su nombre real: László.
A todo esto, empieza a llover y menos mal que el público va bien cubierto con un grueso impermeable “Aquatite”.
Pero desviemos la vista de las gradas y sigamos con las carreras sobre el césped de nuestro once ideal, en este caso con un jugador que es todo elegancia: Xabi Alonso.
Tanta distinción hace que el jugador tolosarra sea objeto de mucha envidia y, claro, luego pasa lo que pasa…(¡ouch!).
Ya en la defensa, un aguerrido Sergio Ramos, otro jugador elegante…a su manera, exhibe una camiseta de Unicef. En el fútbol también hay sitio para la solidaridad porque la vida no es solo lo que se ve a través de la luna delantera de un Ferrari.
Junto a él, en la retaguardia, un desafiante Gerard Piqué muestra el calzado que le proporciona ese toque excepcional, esa sensibilidad que a veces se echa en falta en sus declaraciones públicas.
Hagamos un descanso en este punto. Ramos y Piqué tienden a la bronca por su pertenencia a dos equipos rivales y, por ello, hay que recomendarles a los dos el uso de una buena loción para después del afeitado, que suaviza pieles y rivalidades. Tal como decían otros dos admirados jugadores del Real Madrid y Barcelona, tiempo atrás, cuando Floïd entra en juego acaba la rivalidad. Olvida el pique, Piqué (ya, no damos para más).
De vuelta al terreno de juego, una vez superadas las pequeñas rencillas entre jugadores de distintos equipos que juegan en nuestra selección imaginaria, por la banda hace de las suyas un afable Rafael Gordillo. El jugador bético recomienda la ingesta de Bitter Kas para superar la “caló” que da la tensión deportiva y el jugar al límite.
En la otra banda, un sudoroso Álvaro Arbeloa –el “cono” que diría el campechano Piqué- trata de contrarrestar el efecto de ese calor y de los sudores que provocan las discusiones con los jugadores rivales, con un buen desodorante Nivea.
Dirigimos ahora nuestra atención a la portería con otra propuesta refrescante de un guardameta legendario, Luis Miguel Arconada, que nos recomienda una Coca Cola desde la pantalla de un televisor de otra época.
Una pantalla como esa frente a la que asistimos atónitos a la final de la Eurocopa del 84 en la que Michel Platini –sí, el de la FIFA y los escándalos- lanzó una falta que atajó Arconada sin problemas pero que, inexplicablemente, se le coló por debajo para entrar en la portería. Un aciago minuto, el 57, que marcaría la imagen de este grande de nuestros fútbol.
Precisamente para evitar las consecuencias de los errores, a veces trágicas, nuestro seleccionador Vicente del Bosque apuesta por lo seguro, anunciando Seguros Pelayo. Gracias Vicente, y ojo con esas tentaciones de conservar los resultados recuperando el soporífero y no siempre tan seguro “catenaccio”.
Terminamos esta broma futbolística y publicitaria con un recuerdo para los sufridos aficionados, encarnados en Manolo “el del bombo” que, a pesar su amor por la bandera española y la paella no tuvo empacho a la hora de prestar su imagen a una conocida multinacional de comida rápida.
En este ámbito culinario y forofo, la propuesta de Mortadelo en el 82 resultaba más saludable y divertida…
Aunque, si buscamos diversión, el Atleti lo tiene claro y apuesta por un buen trago de cerveza con alcohol para que sus aficionados, a la tercera botella, entren en calor. Que, es invierno, hace fresquete y no es cuestión de andar pillando resfriados que impiden entonar los cánticos de apoyo con la nota afinada. Las natillas y flanes que se los coman otros.
Pongan tres bien fresquitas…