La industria turística cubana ha vivido en los últimos meses un repunte gracias al aumento del turismo estadounidense en la isla, aunque esto ha hecho que ponga a prueba al Gobierno de Raúl Castro, ya que hay serias dudas de que se pueda satisfacer la demanda.
Algunas fuentes de la industria turística se preguntan cómo Cuba podrá absorber este aumento del número de visitantes cuando comiencen a operar los vuelos regulares de las aerolíneas comerciales y los servicios de ferry desde el estado de Florida, la zona de Estados Unidos más próximo a Cuba.
«Desde la llegada al aeropuerto hasta la disponibilidad de restaurantes, la infraestructura está al máximo», ha afirmado el presidente de la Agencia Cuba Educational Travel, Collin Laverty, que organiza viajes para estadounidenses a Cuba.
Mientras tanto, los extranjeros se quejan de las grandes dificultades que tienen para reservar hoteles y alquilar vehículos para recorrer la isla. «Cuba está repleta de turistas. He visto a tantos estadounidenses que ni siquiera es gracioso», ha asegurado una ciudadana del estado de Tennessee Ana Fernández.
Un grupo reducido de hoteles operados por empresas extranjeras, como es el caso de la cadena española Meliá, se completan rápidamente, obligando a los demás turistas a alojarse en obsoletos moteles del Estado o en habitaciones en casas particulares.
Además, los empresarios del ámbito turístico han subido los precios de los viajes en taxi, comidas y souvenirs. Uno de los ejemplos es que las mujeres cubanas que posan para ser fotografiadas con vestidos de colores y pañuelos mientras mastican tabaco han comenzado a cobrar cinco dólares, cuatro más que antes.
Cuba recibió un récord de 3,5 millones de visitantes en 2015, un 17,4 por ciento más con respecto al año anterior. Las visitas de turistas estadounidenses aumentaron un 77 por ciento, hasta los 161.000 turistas.