Marra se está convirtiendo en uno de los niños bonitos de Autsaider Comics, y es un acontecimiento más digno de celebración.
Ya hablamos por aquí de lo que nos había gustado Sangre americana, sin lugar a dudas uno de los comics más notables del año pasado, y El azote del terror supone una apabullante continuación. Esta vez en formato novela gráfica, si es que semejante término tiene cabida para definir la gramática callejera, infecta, zetosa y fanzinera de Benjamín Marra.
Marra sustituye la caleidoscópica variedad de tebeos-basura en sus muchas formas y tonos de Sangre Americana con una historia continuada y más constante en tono, ritmo y estética: una máquina de matar al servicio de fuerzas que velan por los valores americanos es la nota común de cuatro capítulos que despliegan los elementos que mejor se le dan al autor. Pornografía casposa, ultraviolencia coreografiada y fascismo de tebeo dan pie a un producto que alcanza un altísimo grado de acidez satírica gracias a su literalidad. En CAU (siglas de Comando Antiterrorista Unipersonal) el humor y la crítica llegan por la vía de subir de revoluciones hasta más allá del máximo. Hasta el 11, que dirían Spinal Tap. El resultado no es exactamente humorístico, desde luego tampoco solemne, y sí tan desconcertante y personal como lo era Sangre americana.
Es cierto que El azote del terror: CAU carece del elemento sorpresa de Sangre americana, es incapaz de lanzar al lector a un torbellino de emociones ridículamente extremas y contradictorias como lo hacía aquel recopilatorio (en parte porque la condición de antología fanzinera de Sangre americana le permitía dar un giro estético o temático cada pocas páginas), pero Marra consigue algo más valioso: una peculiar voz autoral. Aunque sea de formas tan estrafalarias como su modo de formular el humor; haciendo, por ejemplo, que los personajes describan de modo ridículamente hierático el despliegue de violencia o sexo duro que estamos contemplando: personajes que formulan, como si no pudiéramos verlo, con inquietante placidez, “Me están asesinando” o “Estás eyaculando en mi interior”.
Todo ello enmarcado en un auténtico despliegue de acción ingeniosísimamente coreografiada y plasmada en viñetas, por tierra, mar y aire, y que nos encantaría ver plasmada en películas reales. Aunque sería imposible: pese a sus continuos guiños al cine y los iconos de la propaganda audiovisual de otra época, la narrativa, ritmo y humor de Benjamín Marra son puro tebeo underground. Del bueno, además.
El azote del terror: CAU
Benjamín Marra
2015