Poco a poco se van clarificando lo que realmente ocurrió en el Caso Banco Popular. La investigación de Diario16 y la documentación publicada fue prácticamente ratificada en un 100% por las conclusiones del informe pericial entregado por los expertos del Banco de España: la entidad era solvente, no hubo irregularidades contables, fue incomprensible que Saracho no siguiera con el Proyecto Sunrise y, principalmente, la crisis de liquidez fue la causa principal de que llevó al banco a la resolución, una fuga de depósitos que se produjo en momentos puntuales en los que Saracho tuvo una participación directa o indirecta.
Sin embargo, quienes han pretendido llevar la estrategia hacia la situación del Popular durante la presidencia de Ángel Ron o hacia la ampliación de capital de 2016 han recibido un duro golpe con la publicación por parte del ABC de las cartas de Mario Draghi enviadas al Banco Popular en las que el Banco Central Europeo respalda la gestión de Ron.
Este dato es importante porque hay que recordar que la sexta entidad financiera de España tenía a los inspectores del BCE y del BdE realizando una inspección «intrusiva», es decir, que los funcionarios se encontraban dentro del propio banco. El propio Ron hizo hincapié en esto cuando en el Congreso de los Diputados afirmó que nunca se puso ningún «velo. Este banco ha sido siempre transparente», hecho que Saracho pretendió desmentir. Sin embargo, los datos presentados por la pericial del Banco de España y las cartas de Draghi demuestran que todo lo ocurrido fue consecuencia exclusivamente de la gestión de Emilio Saracho.
El director general de supervisión del BCE también confirmó que el Banco Popular cumplía con las exigencias de los supervisores y, sobre todo, que en las inspecciones realizadas desde el año 2014 no se detectaron ningún tipo de irregularidades contables.
El presidente del BCE, Mario Draghi remitió dos cartas al Banco Popular. En la primera, del 20 de noviembre de 2015, afirmaba que la entidad disponía de «sistemas sólidos, efectivos y completos para evaluar y gestionar el capital […] tiene el nivel adecuado para los riesgos del banco». Por otro lado, el presidente del BCE hizo hincapié en la solidez en la posición de liquidez. Un año más tarde, apenas unos días antes de que Ángel Ron dimitiera, Draghi remitió otra carta en la que incidía en los mismos puntos que en la de un año antes, es decir, solidez de liquidez y fortaleza en los sistemas de evaluación de capital. Esta misiva se remitió apenas seis meses antes de la resolución del Popular. Por tanto, si el BCE, con un equipo de inspectores dentro de la entidad, afirmaba que el banco no tenía problemas ni de solvencia ni de liquidez, ¿quién es el responsable de la gestión que lo llevó a la resolución? Evidentemente, quienes estaban al frente del Popular en el año 2017.
Las cartas de Draghi no hacen más que certificar las conclusiones del informe pericial del Banco de España. Por otro lado, la actitud de Saracho respecto al BCE una vez que fue proclamado presidente, es otra muestra de sus verdaderas intenciones, ya que, el día 15 de marzo de 2017 hizo oficial un cambio en la estrategia del banco y el abandono del Plan de Negocio del anterior equipo. Así se lo comunicó el 15 de marzo a los coordinadores de los Equipos Conjuntos de Supervisión (JST) del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), quienes son los encargados de la supervisión continuada de las entidades significativas. Los JST están constituidos por empleados del BCE y de las Autoridades Económicas Nacionales (ANC) de los países en los que estén radicadas las entidades, y dirigidos por un coordinador del BCE, que, a su vez, es asistido por uno o más subcoordinadores de las ANC.
En esa reunión, Saracho afirmó que ese cambio de estrategia se asentaba en tres aspectos. En primer lugar, la destitución de Pedro Larena como CEO del banco porque tenía desacuerdos con él y porque había perdido la confianza en él y en todos los directivos de la entidad. Este hecho lo confirmó Saracho en su comparecencia en el Congreso de los Diputados. ¿Qué se puede esperar de alguien que en apenas veinte días intentaba descabezar a un banco que esos momentos tenía solvencia, liquidez, y que no incumplía ninguno de los requerimientos normativos?
En segundo término, Saracho presentó como alternativas a la situación del Popular las mismas opciones que dos semanas más tarde provocaron el pánico en los mercados y los depositantes: una operación corporativa de venta de la entidad o una ampliación de capital. Saracho reconoció a los coordinadores de los JST que no veía posible esa ampliación, algo que, en el mes de junio, cuando la entidad estaba en una situación peor, se demostró que sí que lo era con las ofertas de Barclays o de Deutsche Bank. Además, Saracho ya expuso que había otra alternativa: la resolución. Por tanto, ya en el mes de marzo de 2017 estaba planteando la nefasta solución que se aplicó en junio. Otro ejemplo más del papel que jugó Saracho en la operación.
En tercer lugar, el presidente del Popular afirmó que no se iba a ejecutar el Proyecto Sunrise, sin dar más explicaciones que no lo veía viable, algo que con las operaciones realizadas por el Santander tras la resolución se demostró que hubiese sido una solución para el Popular. Los propios peritos del Banco de España insistieron en que fue una decisión incompresible.
En realidad, los coordinadores de los JST debieron tener la sensación de que Emilio Saracho no les había dado ninguna respuesta y que esa estrategia sólo llevaba a la entidad a la resolución. ¿Por qué ni el BCE ni el Banco de España actuaron y destituyeron a Saracho de la presidencia? El supervisor español lo hubiera podido cesar el mismo día 15 de abril tras la Junta General de Accionistas, cuando el entonces presidente del Popular dio un discurso que provocó un pánico similar a un crack bursátil en los depositantes y en los mercados.