La cifra de turistas extranjeros que optan por el alquiler para alojarse se ha disparado, sí, lo que tiene de los nervios a los hoteleros que lo ven como una competencia desleal. Pero desde el sector hotelero también se denuncia parte de los millones de viajeros que dicen tener casa propia o que se alojan en casa de familiares recurren alquiler y que las estadísticas esconden un gran fraude. Sin embargo, la cifra de turistas que vienen a casa de sus primos se ha mantenido casi intacta en la última década. Si hay fraude, lo ha habido siempre.
“Más de un 20% de los turistas extranjeros que vienen a España lo hacen a casa de familiares o amigos. ¿Pero cuántos primos tiene esta gente?”. El comentario lo hacía, en privado, un ejecutivo del sector hotelero hace unas semanas. Pero el intento de sembrar la sospecha en este ámbito se ha vuelto recurrente. La idea sale a relucir casi cada vez que hay un corrillo de periodistas y profesionales del sector turístico. Y es que se ha convertido en uno de los argumentos del sector hotelero en la batalla que se ha desatado contra el boom del alquiler de viviendas de uso turístico.
Los hoteleros españoles están en pie de guerra contra el crecimiento desaforado de la oferta de viviendas de alquiler vacacional y de la demanda de las mismas por parte de turistas, no sólo extranjeros sino también los viajeros patrios. El sector hotelero ve en este tipo de alquiler una competencia desleal, porque las viviendas pueden ofrecer un mejor precio al cliente al no tener que cumplir casi ninguna de las más de 200 normas que sí deben asumir los hoteles, y señalan a las plataformas online (como Airbnb, Homeaway o Wimdu) como responsables de las enormes proporciones que presenta el fenómeno.
El alquiler despunta…
En efecto, el número de turistas internacionales que optan por el alquiler durante su estancia en España ha ido creciendo en los últimos años. Y también lo ha hecho porcentualmente, elevando el peso de alquiler en el ranking figurado de los tipos de alojamiento. Según los datos de las estadísticas oficiales del Ministerio de Industria, en 2005 fueron 4,3 millones de turistas extranjeros los que optaron por alojarse en una vivienda alquilada, un 7,9% del total [ver gráficos].
En esas cotas se mantuvo el fenómeno casi sin cambios hasta 2011, que es cuando se registra el primer síntoma de incremento evidente. Ese año, casi 5,4 millones de turistas se alojaron en alquiler, el 9,5% del total de visitantes. En 2012, fueron casi 5,8 millones (e 10%); en 2013, 6,3 millones (un 10,4%); el año pasado fueron 7,4 millones de viajeros (un 11,4%) y este año previsiblemente seguirán al alza. Sí, hay un boom del alquiler. Con un incremento en la última década de más del 70% de la cifra que viajeros internacionales que eligen alquilar una vivienda, y con un avance de 3,5 puntos porcentuales.
Desde el sector hotelero se ve con preocupación el crecimiento constante en que parece haberse instalado el alquiler de viviendas para su uso turístico. Aunque no se trate de un juego de suma cero, cuanto más crece el alquiler menos posibilidades hay de que los hoteles y otros tipos de alojamiento reglado crezcan en igual medida. Y desde el sector hotelero se ataca la laxitud de la normativa (donde la hay) que regula el uso turístico de viviendas, y se critica que en las regiones en que la hay ni siquiera se cumple la regulación, y se denuncia los problemas de convivencia, y se alerta de la expulsión de población residentes en los barrios donde hay mayor concentración de apartamentos vacacionales…
Y desde el sector turístico también se trata de vincular el alquiler con el fraude fiscal, se critica la opacidad en la que se mueven muchos de los propietarios de viviendas… Y, a la postre, se denuncia que el fenómeno es incluso mucho mayor de lo que parece, porque las estadísticas estarían escondiendo a millones de turistas que recurren al alquiler, pero que en las cifras oficiales quedan incluidos en la categoría de turistas que se alojan en vivienda propia o en casa de familiares o amigos. Y, claro, es cuando se cae en la tentación de preguntarse cuántos primos tiene esta gente.
…pero el alojamiento en casa propia o de familiares se mantiene
Pero el número de turistas que se alojan en casa de su primo prácticamente no ha variado a lo largo de la última década. Ese 20% de visitantes que se aloja en casa propia o en casa de familiares es a grandes rasgos el mismo 20% que lo lleva haciendo de manera continuada en los últimos años. Pero, aún así, se utiliza como uno de los puntos del argumentario contra el alquiler vacacional. De hecho, la mayor proporción de turistas en alojamiento residencial (con más del 22% del total) se registró entre 2005 y 2007.
Según los datos del Ministerio de Industria, el año pasado se alojaron en vivienda propia o en casa de familiares o amigos un total de 12,5 millones de turistas internacionales, un 19,3% del total de visitantes de 2014. En 2013, fueron 11,7 millones (también un 19,3% del total); en 2012, 11 millones (un 19%); en 2011, 11,6 millones (un 20,6% del total); en 2010, fueron 11,4 millones (un 21,8%); en 2009, fueron 10,8 millones de viajeros (un 20,8%); en 2008, 12,5 millones (un 21,9%); en 2007, 12,9 millones (un 22,1); en 2006, 12,98 millones (22,2%); y en 2005, 12,4 millones de visitantes (un 22,3% del total).
Esto es, hace casi una década los viajeros en casa propia o en casa de un familiar eran casi 13 millones. El año pasado fueron 12,5 millones de visitantes. Si ha habido fraude, lo ha habido siempre. Si ha habido motivos para la sospecha, los ha habido siempre. Pero la preocupación y las críticas sólo han surgido y se hacen en público (y también con la privacidad de los corrillos) ahora que hay un boom del alquiler. Pero los millones de turistas que vienen a casa de su primo parece que llevan muchos años pegando la gorra.