Parte del mito de Silicon Valley consiste en la manera en la que se engendran las innovaciones revolucionarias. Los gigantes de hoy en día, como Google, Amazon o Microsoft, comparten un origen físico: el garaje. Las tres compañías dieron sus primeros pasos en la recta final del siglo XX desde los garajes de las casas de sus fundadores, que tenían unas ideas geniales pero carecían del dinero necesario para alquilar una oficina. El CES de 2016 ha confirmado que la tecnología está haciendo el viaje de vuelta hacia el garaje, esta vez de la mano de los coches inteligentes.
El de 2016 es el CES de los coches tecnológicos. No es una impresión general sino una realidad: dentro del centro de convenciones de Las Vegas, en el que se celebra el encuentro, hay 92 coches. Los hemos contado uno a uno en los diferentes pabellones por los que se extiende la muestra, sin incluir los bogies, las motos, los camiones y las furgonetas de grandes dimensiones, ni tampoco los vehículos que se encuentran en el exterior de la feria.
Hay de todo: desde innovadores prototipos hasta deportivos que están ahí para fardar. Así pues, el LVCC, recinto que acoge el encuentro de electrónica de consumo anual más importante del mundo, es un enorme garaje en el que también se pueden ver unos cuantos dispositivos.
Audi, Volkswagen, Chevrolet, Ford, Kia, Toyota y BMW han tenido su propio espacio en el CES
En uno de los pabellones se pueden encontrar algunas de las principales marcas de automoción: Audi, Volkswagen, Chevrolet, Ford, Kia y Toyota enseñan los vehículos del futuro, con una gran atención al coche autónomo que eliminará al conductor de la ecuación del transporte.
Por su parte, BMW ha puesto unos cuantos vehículos a disposición de los visitantes, con los que pueden dar una vuelta a la manzana y probar lo que se siente al conducir algunos de sus modelos más innovadores. Entre ellos está el i3, un compacto eléctrico con una aceleración fenomenal gracias a sus 170 caballos, pero también el espectacular súper deportivo eléctrico i8, que ha generado largas colas de espera en las inmediaciones de la feria.
Hasta empresas auxiliares como Delphi y Valeo están en el CES, lo que da una impresión de la importancia de la cita para el sector del automóvil.
Una feria y un concesionario
Los coches están por todas partes. Incluso las empresas tecnológicas tradicionales los han introducido en los espacios en los que muestran sus novedades. Por ejemplo, Ericsson y Samsung incluyen en sus áreas de exhibición 2 vehículos en cuyo desarrollo han participado.
Todos, sin excepción, en la industria tecnológica se han rendido a la automoción como siguiente gran territorio por colonizar. Desgraciadamente, la innovación no ha llegado a la altura que se esperaba.
El CES comenzaba a resonar en el panorama informativo mundial este martes, cuando se celebró el día de la prensa. Ford era la compañía encargada de dar la primera rueda de prensa y muchos vaticinaban que se iba a producir algún anuncio relacionado con el desarrollo de un coche autónomo, que se conduce a sí mismo, junto con Google. No fue así.
Mientras, desde Toyota se encargaron de enfriar más el ambiente todavía al asegurar que aún queda un largo camino hasta conseguir el coche autónomo.
El futuro Volkswagen BUDD-e
Donde el morbo estaba asegurado era en la presentación de Wolkswagen; el presidente de esta marca, Herbert Diess, pidió perdón y afirmó que la multinacional alemana está trabajando para que un fraude similar al del escándalo de los motores diésel no se pueda volver a repetir en el seno de la compañía.
Agua pasada no mueve el molino, como se suele decir, así que Diess presentó dos modelos eléctricos en el país en el que se destaparon las irregularidades de sus motores. En el pabellón de las marcas de coches se pueden ver de cerca el modelo de Golf eléctrico y el BUDD-e, una furgoneta inteligente de propulsión eléctrica que pretende retomar el legado de la clásica Type 2, también conocida como Microbus, que conquistó los corazones de los hippies en los años 60’.
Chevrolet ha mostrado a su nuevo eléctrico, Bolt
También se ha subido al carro de los eléctricos General Motors, con su Chevrolet Bolt. Este compacto será capaz de recorrer más de 300 kilómetros con su batería y podría costar en torno a 30.000 dólares, un precio algo más asequible que el de otros competidores. Parte de la prensa da a este vehículo, que llegará a los concesionarios en 2017, como gran ganador de la feria, aunque todavía es poca autonomía y mucho dinero para un coche de sus dimensiones.
Otra de las sensaciones es el Faraday Future FFZero1, un súper deportivo futurista que también es eléctrico.
Pero en general son pocas novedades y tampoco tan rompedoras, aunque los coches estuvieran llamados a sustituir el lugar de las marcas de electrónica de consumo en este CES.
Viejos conocidos y nuevas tendencias
En la feria no se ha presentado ningún teléfono inteligente nuevo, a excepción del Mate 8 de Huawei. Tampoco ha sido el año de las tabletas, si se tiene en cuenta que la nueva Samsung Galaxy TabPro S que se ha anunciado esta semana es muy similar al reciente iPad Pro de Apple y al nuevo Surface Pro de Microsoft. Lo normal era que la automoción retomara el testigo de los clásicos del sector tecnológico, que todavía tienen citas tan importantes por delante como el Mobile World Congress de Barcelona.
Samsung, LG, Panasonic y Sony se han centrado en exponer en sus stands el catálogo de electrodomésticos del que disponen para construir una casa conectada. Desde encender la calefacción de casa mientras se conduce el coche hasta ver el contenido de la nevera con el móvil cuando el usuario está en el supermercado, el “internet de las cosas” (IoT, por sus siglas en inglés) se ha alzado como uno de los temas recurrentes del CES de 2016.
Por mucho que sea un asunto de moda desde el comienzo de la década, el “internet de las cosas” es el espacio en el que los fabricantes de equipos tecnológicos confluyen con todo tipo de industrias, como la de la automoción. El presidente de la división de IT de Samsung, W.P. Hong, ha destacado también la importancia del IoT y ha señalado durante su presentación en el CES que el internet de las cosas está “sincronizado con la vida real”.
El «internet de las cosas» ha sido uno de los temas recurrentes del CES
Así pues, el IoT es lo que será capaz de conectar todos los dispositivos que se han podido ver en la feria, entre los que siempre han sobrevolado los drones.
Podrían parecer el colmo del gasto inútil, de la tecnología diseñada tan sólo con fines recreativos. Desde luego, las instalaciones del Las Vegas Convention Center están trufadas por numerosos espacios rodeados por redes en los que los expertos de cada marca completan maniobras con pericia a los mandos de estos drones. Incluso hay algunos inteligentes, como los de Parrot, que efectúan danzas sincronizadas con piruetas en el aire.
Sin embargo, se repite la misma pregunta de siempre: ¿para qué sirven estos drones? ¿Qué más se puede hacer con ellos, además de volarlos como si fuera un avión en miniatura o sacar fotos aéreas?
El dron Ehang 184 puede transportar a una persona
Pues bien, el dron Ehang 184 que se ha mostrado en el CES le añade algo de valor a estos aparatos, ya que es capaz de transportar a una persona por el aire.
También se ha empeñado en darles utilidad a estos aparatos el gigante de la automoción Ford, que ha anunciado esta semana un desarrollo para que sus furgonetas se sincronicen con drones. De esta manera se aumenta la eficiencia de los trabajos de reparto de ayuda y de localización de personas en desastres naturales.
Aunque no se haya presentado ningún vehículo autónomo, los automóviles han sido los grandes protagonistas de esta edición del CES. Han conseguido que el mundo tecnológico vuelva a los garajes para llenarlos de coches inteligentes.