El órdago de los independentistas y la rápida respuesta del jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, han proporcionado al PP la baza que necesitaba para recuperar a los votantes desencantados con la pasividad gubernamental ante el desafío catalán. Los tracking de Génova apuntan una tendencia al alza de los populares desde que el pasado martes los secesionistas abrieron el proceso para la desconexión de España. Según los sondeos internos que se manejan en el cuartel general de los populares, el partido de Rajoy superaría la barrera del 30 por ciento de los sufragios, que conllevaría un mínimo de 135 escaños. Así lo cuentan las fuentes de Génova consultadas por SABEMOS. De esta forma, el partido la gaviota respira aliviado, pues ve más cerca la victoria en las elecciones generales del próximo 20 de diciembre.
Bien es cierto que los llamados tracking son sólo estudios que monitorizan en continuo la tendencia de los resultados electorales. Pero está claro que marcan las líneas a seguir en la estrategia para la captación de voto. Y esas tendencias apuntan a que los votantes tradicionales del PP prefieren los argumentos que giran en torno a la indisoluble unidad de España, antes que aquellos que se refieren al bienestar económico, a los que tanto apela el jefe del Ejecutivo desde que el pasado lunes el Consejo de Ministros elevó al Rey el decreto de disolución de las Cortes y convocatoria de elecciones generales.
Además, hay que tener en cuenta que en periodos de profunda crisis institucional –como la que ha ocasionado el desafío de las fuerzas independentistas catalanas-, los electores prefieren refugiarse en la seguridad que proporciona el paraguas del Gobierno. A esa baza se acogió el presidente del Gobierno cuando el pasado martes decidió comparecer con toda rapidez ante la opinión pública para dar oportuna y contundente respuesta a la provocación que supuso la propuesta de resolución con la que se pretende abrir el proceso independentista en el Parlamento catalán.
Pese a los intentos del PSOE por evitar que el Gobierno del PP capitalice la respuesta al secesionismo, lo cierto es que ese tipo de réditos electorales figura ya en la cuenta de resultados de Rajoy. Fuentes del partido de la gavota cuentan a SABEMOS que las expectativas de voto de los populares se han disparado desde que el pasado martes los secesionistas consumaran su golpe encubierto de Estado.
El partido de Rajoy respira aliviado
La tendencia al alza llega hasta tal punto que el PP considera que está en disposición de lograr ya un mínimo de 135 escaños. De esta forma, se pone a tiro el objetivo de alcanzar los 150 diputados, barrera que los populares se han marcado para repetir el mandato ciudadano de formar gobierno con todas las garantías, siempre y cuando un acuerdo se alcance un acuerdo de investidura con Ciudadanos.
Y es que, precisamente, los datos de los sondeos internos tienen, en opinión de los populares, muchas derivadas. La primera de ellas se centra en el hecho de que el partido en el Gobierno cree que ha logrado frenar la sangría de votos que se le escapaban en dirección a la fuerza política que preside Albert Rivera.
Los tracking de Génova reflejan que, ahora, el problema lo tiene el PSOE, que ve cómo C´s se hace con buena parte de su electorado tradicional. El diagnóstico popular se basa en considerar que los socialistas han abandonado del centro político en su afán por enfrentarse a la Iglesia, algo que los votantes socialista –católicos, en buena medida- no entienden.
Aparte de los desafíos al Vaticano –que no suelen dar réditos electorales más allá de los partidos de la izquierda-, es evidente que, para las grandes formaciones con posibilidades de vencer en los comicios, la batalla se ha abierto en torno a la capacidad de hacer frente al órdago catalán. Según está planteada la situación política a día de hoy, el que sea capaz de atraer al electorado por ese flanco, tendrá mucho avanzado. El objetivo es capitalizar la lucha contra el secesionismo. Y ahí el Gobierno, por el hecho de ostentar el poder, lleva ventaja.
La lucha por atraer el voto antisecesionista
En su afán por mantener la iniciativa política, Rajoy ha movido ficha convocando a los principales dirigentes del PSOE (Pedro Sánchez se hizo la foto en la Moncloa el pasado miércoles), Ciudadanos y Podemos (Albert Rivera y Pablo Iglesias, respectivamente, que lo harán hoy). El presidente del Gobierno es consciente de que, a menos de dos meses de los comicios, esas imágenes de unidad juegan a su favor.
En su primer mitin de la precampaña tras disolver las Cortes y convocar elecciones, el jefe del Ejecutivo hizo un llamamiento “a todas las fuerzas políticas y sociales” para hacer frente a las pretensiones de los independentistas catalanes, al tiempo que prometió que, en cualquier caso, “esto va a terminar bien”.
Por su parte, Albert Rivera intentó ayer sorprender con el anuncio de un “pacto por España”, basado en cinco puntos concretos para que firmen PP y PSOE y que dará a conocer en persona a Rajoy. El último de esos puntos alude a que, en palabras del líder centrista, “no gobernaremos de la mano de quienes quieren romper España”.
Mientras tanto, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se abstuvo ayer de intentar sacar réditos a la cuestión catalana. Consciente de que la iniciativa en su partido no la lleva él, sino su archienemiga Susana Díaz –que fue, precisamente, la que el miércoles enarboló la bandera de la unidad de los constitucionalistas-, el líder del principal partido de la oposición sigue insistiendo en la reformao de la Carta Magna -de corte federalista- que plantea la dirección socialista como solución al problema catalán.