Europa tiene en estos momentos varios frentes abiertos para continuar con la concentración en el sector de las telecomunicaciones. En Francia, por ejemplo, Orange y Bouygues tiene su particular tira y afloja para ver la disposición final del acuerdo. Y, en Reino Unido, Telefónica está a la espera de lo que dispone la Unión Europa para dar luz ver a la compra de su filial O2 por parte del grupo Hutchison.
Esta segunda operación, la de Reino Unido, es la que mantiene al presidente de Telefónica, César Alierta, con la respiración contenida. Aunque poco a poco la va soltando. El operador anunció en su última presentación de resultados que había fijado el dividendo para este año en 0,75 euros por acción, la misma cifra que en 2015. Sin embargo, frente al del pasado año, la remuneración de este ejercicio será toda en efectivo siempre y cuando se cumpla una condición: el cierre de la venta de O2.
De este modo, y arrancando hojas al calendario con cierto temor, desde Telefónica están más confiados porque poco a poco se va despejando la situación y, de momento, vienen vientos favorables desde Bruselas.
Así, al menos, lo han manifestado desde Hutchison. Este pasado lunes estaba fijada la reunión a múltiples bandas entre responsables de la Comisión Europea y el grupo hongkonés. El resultado final, según recoge Reuters, ha sido calificado de “fructífero” por parte de la compañía. Añaden que ha habido un intercambio fluido de opiniones entre la Comisión Europea y Hutchison. El principal problema para Bruselas es que creen que ante la compra el mercado británico perdería competitividad, y por eso quieren analizar la situación en profundidad. La solución sería que la compañía resultante ofreciese ciertos activos para que se crease un cuarto operador móvil relevante en la región.
Sobre la reunión no ha trascendido mucho más. Tan solo que, como ya se sabía, a la misma estaban invitados otros actores británicos del sector de las telecomunicaciones. Concretamente había representantes del regulador británico Ofcom y directivos de Sky, Liberty Global, Talk Talk, Vodafone, BT y Tesco.
Además, han asistido el minorista Carphone y la compañía francesa Iliad, una de las interesadas en hacerse con los activos de los que tendrá que desprenderse, a buen seguro, la compañía resultante tras la compra. También estaban presentes otros operadores más pequeños que pueden estar interesados en esos remedies que impondrá Bruselas para dar luz verde a la operación.
Una certeza (más o menos) y varias preocupaciones
Si no vuelve a haber retrasos, el 19 de mayo la Comisión Europea dará su veredicto. Ésta es la certeza. Aunque no todo está de cara. Ya se ha pospuesto una vez, y Bruselas no garantiza que no se pueda volver a repetir un retraso en la aprobación de la venta.
En cuanto a las preocupaciones, llegan por parte de los operadores móviles virtuales (OMV). Según publica Bloomberg, compañías como Virgin habrían advertido sobre cómo quedaría el acceso mayorista cuando haya menos redes disponibles.
Esto se suma al principal argumento de Bruselas para no dar el visto bueno: que la operación deje el segmento móvil con menos competencia. Tesco también incide en este punto, y ve con buenos ojos la operación siempre que sus firmas como operador de telefonía puedan seguir creciendo y desarrollando su negocio.
Quien no ha querido hacer ninguna observación, según recoge Bloomberg, ha sido el regulador británico. Tras finalizar la reunión prefirió guardar silencio. De este modo, parece mantener su posición contraria a la venta con el argumento de que la compra de O2 por parte del Hutchison traería un aumento de precios.