El fetiche del demonio

El diablo se lleva a los muertos

Como a Tourneur, a Fisher, o Browning, a Mario Bava se le adjudica muy a menudo el calificativo de clásico del cine fantástico y de terror. Y con justicia: todos los citados (y unos cuantos más) comparten una inigualable capacidad para crear atmósferas en las que flota un ingrediente neblinoso, extraño: lo indescriptible, lo incomprensible, lo inasible.

Se trata de sensación viscosa que a veces se expresa mediante lo monstruoso, lo visceral y lo atroz, y a veces mediante la sutil vibración de las cuerdas donde colgamos lo que intentamos definir como “normalidad”. Bava supo pulsar esas cuerdas a veces con el frenesí galopante de las historias clásicas de monstruos en películas como Las tres caras del miedo, a veces partiendo de cero para poco menos que fundar el cine de género italiano con películas como La máscara del diablo, a veces dejándose contaminar por veleidades pop que inundaban de kitsch y chirriante cromatismo sus películas de terror, como en Terror en el espacio.

Enfrentarse a una de sus películas es siempre un desafío para el espectador moderno, tan malacostumbrado a las franquicias seriadas, a la rigidez disfrazada de tradición y al miedo a lo diferente: películas como El diablo se lleva a los muertos bebe del cine satánico y de las historias de fantasmas, pero también de las vanguardias y del arte experimental. Bava corroía con pasmosa facilidad las reglas escritas en piedra y los aburridos dogmas de los géneros.

El diablo se lleva a los muertos arranca en Toledo, que Bava rueda de forma amenazadora, exprimiendo a fondo las posibilidades del laberinto medieval, e introduce la leyenda del diablo que transporta a los muertos como si fueran maniquíes -lo que entronca sus propias obsesiones fetichistas con las moralejas populares-. Telly Savalas y Elke Sommer se cruzan por primera vez en un entorno altamente pedrestre y volverán a hacerlo en una casa encantada, una que recuerda a mansiones indescriptibles como Malpertius, donde no se sabe bien quién está vivo y quién está muerto. La película se desplaza irregular, arrítmica, con momentos de humor absurdo combinados con un onirismo desprejuiciado.

Bava afirmó que a nivel de atmósfera y de punto de partida del guion, ‘El diablo se lleva a los muertos’ es imbatible

Lamberto Bava, ayudante de dirección de su padre en muchas de sus películas, afirmó que a nivel de atmósfera y de punto de partida del guion, El diablo se lleva a los muertos es imbatible, pero que una historia acabada de cualquier manera y una realización irregular impidieron que la película fuera redonda. Lamberto Bava olvida que los sueños y las pesadillas son abruptos por naturaleza, y no se le puede pedir a una película que es pura atmósfera que exponga sus razones de forma matemática: solo mediante estallidos de pura emoción desviada se obtienen secuencias como el decadente intento de sometimiento con formol a la protagonista junto a un cadáver putrefacto, o la tremebunda cena con convidados de ultratumba.

La extraordinaria edición en DVD de El diablo se lleva a los muertos de Regia Films no solo lleva un libreto que explica con detalle los pormenores de la creación de una película que nunca encontró a su público ideal. También incluye un segundo DVD con la película La casa del exorcismo, que no es ni más que el remontaje que se hizo de El diablo se lleva a los muertos incluyendo secuencias de posesión, contorsionismo, blasfemia y vomitonas para aprovechar el tirón de El exorcista, y cuyo resultado final horrorizaba a Bava.

La casa del exorcismo tiene un tono lisérgico por las razones incorrectas, y el tono irreal de la película original, con los diálogos redoblados y múltiples cortes, se torna demencia y sinrazón puros. El resultado, sin embargo, posee algo de ese hipnótico toque febril de Bava, y hasta la más asilvestrada secuencia de chiquilla babeando verde tiene un encuadre glorioso o una idea inteligente y perversa. El resultado, casi el perfecto negativo de la elegante película original, es una auténtica delicatessen para arqueólogos del cine de terror. A los que, de toda la vida, nos ha entusiasmado combinar alta cocina con demoledoras bombas gástricas. Y en eso, este doble DVD funciona como pocos.

ficha

El diablo se lleva a los muertos / La casa del exorcismo

Mario Bava

1973

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