Para quienes contemplamos los libros no solo como una cosa útil, necesaria e imprescindible, sino también como un peculiar y algo complicado de explicar fetiche (un día hablamos de mi fobia a los ebooks), los libros ilustrados para adultos son una peculiar esquina de la industria que nos atrae irremisiblemente.
Su propio concepto parece tener algo de perverso, y cuanto más grandes, voluminosos, aparatosos, y complicados de disimular, mejor. Y eso que a estas alturas no hay que andar justificando nada a nadie, mucho menos ahora que ver películas de superhéroes o gastarse una fortuna en muñecos articulados de acción está culturalmente refrendado por los medios y por nuestros mayores. Pero queda un poso de sumergirse en lo prohibido cuando se manosea un libro profusamente ilustrado y de textos escuetos, pero no pensado para unas manos infantiles, sino para un lector hecho y derecho.
Llegué hasta El pirata y el boticario a través de una casualidad y un regalo, como siempre se ha llegado a este tipo de ediciones, porque de hecho, este extraordinario volumen de Libros del Zorro Rojo tiene ya un par de años.
El pirata y el boticario es una desconocida creación de Robert Louis Stevenson, autor de La isla del tesoro y El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde que nació casi como un proyecto amateur y familiar con su hijo -como explica un ilustrativo epílogo en el volumen-… en verso. Versos, además, especialmente ácidos y negros, que cuentan la historia de dos amigos separados desde muy tierna edad que se reencuentran ya adultos y proceden a contarse sus respectivas vidas: uno se ha convertido en un sanguinario pirata, el otro en un modesto boticario. Ambos han hecho el mal y han ocasionado sufrimiento entre sus semejantes, pero solo uno de ellos puede presumir de haberlo hecho de frente y sin subterfugios. Y siendo una excelente (y muy ácida) poesía de Stevenson, aquí estupendamente traducida por Elena Abós con abundancia de divertidísimos ripios, el impacto de El pirata y el boticario está en las ilustraciones: Henning Wagenbreth, con un estilo de colores planos, abarrotado de movimiento y con trampantojos continuos de perspectiva, da el contrapunto perfecto a las palabras de Stevenson.
Agresivo y a la vez sencillo, violento pero limpio, caricaturesco pero humano, los trazos acostados de Wagenbreth recuerdan en ocasiones a las míticas y rarísimas ilustraciones infantiles desde Miguel Calatayud, y gracias al gran formato de la edición de Libros del Zorro Rojo, escupen colores y emociones al lector y refuerzan el impacto de la narración.
Una edición soberbia para una rareza que no merecía seguir inédita. Y con muchos dibujos. Que, ahora que no nos oye nadie… es lo que más nos gusta.
El pirata y el boticario
Robert Louis Stevenson y Henning Wagenbreth
Libros del Zorro Rojo
2013