La anunciada cumbre entre los líderes de la izquierda sigue sin fecha, mientras los socialistas asumen que puede ser un encuentro improductivo e inútil. A Ferraz se le echa encima el calendario orgánico y quiere mantener la iniciativa política para evitar que cuaje una alternativa al actual secretario general. Consideran imposible el pacto con Podemos mientras no revise sus líneas rojas.
El PSOE cree que la próxima reunión con Podemos puede ser la última. El pertinaz mantenimiento de las líneas rojas por parte de Pablo Iglesias -negativa a negociar sobre el pacto Sánchez-Rivera y exigencia de ostentar la mitad de las carteras del hipotético Gobierno del cambio– dibuja un escenario poco propicio para el acuerdo global con los socialistas. Así lo cree Ferraz, según ha podido comprobar este diario, donde temen que esa distancia quede definitivamente manifiesta en la anunciada cumbre Sánchez-Iglesias. Una cita que se fijó para “antes de Semana Santa” pero que sigue sin concretarse y que podría aplazarse para después de la Pascua. La maniobra es cosa del PSOE, que entiende que tiene poco sentido celebrarla mientras Podemos no revise ni una coma de sus condiciones, inasumibles para el socialismo.
Con este movimiento, el equipo de Sánchez persigue un objetivo doble: que las batallas internas del partido morado sigan aflorando -y debilitando a su líder- y que las aspiraciones de Sánchez se mantengan vivas, al menos técnicamente. Hasta que no se produzca ese encuentro –que se espera más como un desencuentro-, no quedará definitivamente tumbada la candidatura del líder socialista a La Moncloa. Cuanto más se posponga, más probable será que la presión interna en Podemos haga virar a Iglesias y más difícil que el sector crítico del PSOE articule una alternativa para competir por el liderazgo del partido en abril-mayo.
Las tensiones internas en Podemos y las confluencias ponen difícil el diseño y ejecución de una nueva campaña
El calendario orgánico deja aún menos margen que el institucional, que se agota el 2 de mayo: si los plazos no se alteran, quien quiera enfrentarse a Sánchez en las primarias a secretario general deberá anunciarlo antes del 15 de abril, para empezar a recoger avales a partir de ese día. El 8 de mayo tendría lugar la votación y del 20 al 22 el congreso que proclamaría al vencedor. Una posibilidad que cobra fuerza es que se posponga el cónclave y este proceso se cambie por las primarias para elegir cartel electoral.
Con elecciones el 26J en el horizonte, Ferraz entiende que sería lo más razonable y que no habría oposición interna. Susana Díaz podría aprovechar cualquiera de las dos vías para dar el salto con que tanto tiempo lleva amagando, bien erigiéndose en alternativa o bien apadrinando a alguien de su cuerda. El cambio debe ser aprobado por el comité federal, que no tiene fecha para su próxima reunión. Todos en el PSOE esconden sus cartas y se miran de reojo, a la espera de que la baronesa andaluza acabe de decidirse.
Sánchez vive en el filo del precipicio desde que decidió no ser un líder de transición y luchar por la presidencia del Gobierno. Salvados los comités federales del 28 de diciembre y del 30 de enero, se enfrenta ahora al tercer match ball interno desde las elecciones. Su liderazgo ha crecido con la negociación de su no-investidura, pero no ha sido suficiente para acallar el ruido de sables.
Mantener la iniciativa
Por eso, reeditó el pacto con Ciudadanos al día siguiente de que el Congreso lo rechazara, una forma se continuar siendo el candidato con más apoyos y eliminar las posibilidades de que otro (Mariano Rajoy) se postulara ante el Rey. Ahora, necesita que Podemos se avenga a negociar al menos la abstención, toda vez que el PP no participará en ningún proyecto que no encabece. Los contactos con Iglesias se retomaron con esa intención, pero las expectativas se van relajando hasta casi desaparecer al no percibir en 18 días ni un solo gesto de posibilismo por parte del líder morado.
“Yo lo que pediré al señor Iglesias es que desbloquee esta situación y que permita que haya un Gobierno de cambio”, indicó ayer Sánchez desde Canarias, donde ha viajado para mantener distintas reuniones de trabajo. Un desplazamiento que estrecha el margen para la anunciada cumbre: o el de Podemos hace un hueco mañana o será pospuesta…. Como le interesa a un PSOE de nuevo atrapado en el debate interno.
El consejo ciudadano del día 2 debatirá sobre la estrategia de Pablo Iglesias
Los acontecimientos de los últimos días no han sido positivos para el líder socialista: Iglesias ha laminado a su secretario de Organización, Sergio Pascual, considerado más partidario del entendimiento, y se ha distanciado de un Íñigo Errejón con planteamientos también más posibilistas. Se ha echado en brazos del sector duro de Podemos para afianzarse y ha iniciado una revolución en el departamento que sería el encargado de pilotar las primarias y confección de listas ante la reedición de los comicios (Organización).
Malas encuestas para Podemos
Operaciones que evidencian la convicción de que habrá elecciones el 26 de junio. Solo un milagro parece ya poder evitarlo. Como que la convulsión intestina o las malas noticias de las encuestas acaben haciendo rectificar a Podemos, que no está en las mejores condiciones para diseñar y ejecutar una campaña nacional -tampoco financiarla sería tarea fácil-. A la disputa pablistas–errejonistas se suman las tensiones en las confluencias, cuya articulación tendrían que volver a negociar para la siguiente cita con las urnas.
En Comú (Cataluña), En Marea (Galicia) y És el moment (Valencia) saben ya que no tendrán el grupo propio que Podemos un día les prometió y que su protagonismo en la actividad parlamentaria se ve claramente diluido bajo la sombra de Iglesias y su cúpula. Ada Colau, que está impulsando un sujeto político propio en su región, acaba de señalar en un libro autobiográfico sus diferencias con el secretario general morado, con quien no habla “casi nunca” ni tiene una “afinidad especial”.
Tampoco le gusta la “arrogancia” que muestra en ocasiones ni que no supiera “entender ni respetar” la actividad de colectivos que surgieron antes que Podemos en las calles, como la PAH. Todo ello lo recoge la obra Ada, la rebelión democrática, parte de cuyo contenido adelantó ayer El País. Colau dulcificó esas palabras después de verlas publicadas, calificando a Iglesias y Errejón de “grandes compañeros”.
Rivera abre la puerta al acuerdo PSOE-Podemos pero dirá «no» si vulnera el texto firmado por él y Sánchez
En estas condiciones, el PSOE es partidario de ganar unos días y ver qué pasa. Todo depende de lo que diga también Podemos, pero si la cita Sánchez-Iglesias puede posponerse hasta la sombra del consejo ciudadano que el partido del círculo celebra el 2 de abril, mejor. Y a ser posible cerca del límite que tiene Díaz para terminar de deshojar la margarita. Así lo expresaba el lunes una fuente de la cocina socialista: “Nuestra intención es reunirnos, pero las agendas se han complicado y la intransigencia de Podemos complica todo, queremos una cita para avanzar, no para echarnos cosas en cara ni marcar distancias”. Preguntada por la información que publicaba El Confidencial sobre el posible aplazamiento del encuentro, se limitaba a decir que “nuestra opción sigue siendo el miércoles [por mañana, día 23], pero es posible que tenga que ser más adelante”.
Otra fuente del partido de Sánchez indicaba que esperan “ruido” interno en el citado consejo ciudadano de Podemos. La dirección morada debe respaldar ahí el nombramiento de Pablo Echenique como número tres, cosa que se da por hecha, pero también debatirá sobre la estrategia seguida las últimas semanas y la que debe implementarse en adelante. Con el cadáver de Pascual aún caliente y el atronador silencio de Errejón marcando la pauta, no se descarta un viraje táctico que trate de cohesionar a Podemos. Y obre el milagro que Sánchez, caminante entre precipicios, anhela.
Albert Rivera está cada vez más abierto a que se busque la vía Iglesias, visto el desprecio que recibe por parte del PP. Cualquier acuerdo con el partido del círculo, dijo ayer, debería dejar a un lado las “sillas”, los “referéndums” y la revisión integral de la política socioeconómica ya pactada por PSOE y C’s. Si no, la formación naranja estaría “en la oposición”. Sánchez le tranquilizó desde Canarias: “Voy a ser coherente hasta el final: si quieren cambio [en Podemos], habrá cambio. Y si no hay cambio, pues lógicamente habrá una repetición de elecciones”.