Exactamente del mismo modo que el personaje de Joel Edgerton va dejando caer al matrimonio de Jason Bateman y Rebecca Hall, esta comedia que triunfó en el pasado Sitges con un galardón a la mejor interpretación masculina llega a nuestras pantallas como un auténtico regalo con muy mala intención.
Camuflado a veces de comedia negra, a veces de thriller de psicópata-camuflado-de-mejor-amigo-que-traiciona-la-confianza-de-un-matrimonio-desprevenido, El regalo tiene pese a sus bamboleos de tono una agenda muy clara: plantar ante el espectador una intriga muy malvada y sorprendente, y sin duda una de las películas más negras y con más chicha de la cartelera.
El regalo cuenta el encuentro casual (o no) de un sujeto con claros problemas afectivos y de comunicación con un antiguo compañero del colegio y su mujer. Estos, sintiendo pena por verle solo y necesitado de cariño, le invitan a cenar. Y este empieza a tomarse confianzas excesivas. ¿O es mera e inofensiva incapacidad para controlar sus sentimientos?
Resulta familiar, ¿verdad? Está claro: El regalo hace un riff a partir de un esquema de película de suspense muy popular hace unos cuantos años, el del psicópata que aprovecha resquicios legales o excesos de confianza para introducirse en hogares ajenos. De El padrastro a La mano que mece la cuna, pasando por Atracción fatal o Mujer blanca soltera busca, por mencionar solo unas pocas. Lo que Edgerton hace muy bien para evitar caer en el mero refrito de esquemas argumentales a prueba de bombas es hacer creer al espectador que está ante una de estas películas (y en cierto sentido, desde luego lo está) para subvertir el tópico desde dentro: en El regalo nadie es lo que parece, las intenciones de todos los personajes van con segundas y el shock final, indisociable a este tipo de películas, está muy trabajado y es malvado hasta un extremo espectacular.
Con unas interpretaciones mayúsculas de todos los actores (Edgerton como el patético y temible psicópata -o no-, pero también Bateman como protagonista y víctima que, muy inteligentemente, no se esfuerza en caer bien todo el tiempo), El regalo es inclasificable y sorprendente. Lo más adecuado para disfrutarla es no echar un vistazo bajo el envoltorio antes de abrirlo: si el espectador es capaz de llegar virgen a la película, recibirá una de las mayores sorpresas de esta primavera.
Joel Edgerton
2015