El drama de los refugiados, el declive de la libertad de movimiento de mercancías, asaltos de película de camiones a alta velocidad… El sector del tranporte de mercancías por carretera tiene muchas historias que contar pero, como en tantos otros casos, la situación en Cataluña centra el debate.
Ovidio de la Roza nos espera en la sede madrileña de la Confederación Española de Transportes de Mercancías (CETM), la gran patronal del sector en España, que agrupa a 31.000 empresas. Entre todas, facturan 9.400 millones de euros al año y dan trabajo a 215.000 personas. Nuestro objetivo inicial es preguntarle por las principales inquietudes de un sector clave para la economía española, si tenemos en cuenta que estamos entre los dos países europeos, junto a Polonia, donde más kilómetros hacen sus camioneros, debido a nuestra vocación exportadora. Pero el tema de la semana nos atropella. Otras patronales se han pronunciado sobre las elecciones autonómicas del domingo en Cataluña, que los independentistas intentan vender como plebiscitarias. ¿Cuál es la visión del sector del transporte sobre el proceso soberanista?
¿Y sobre la situación de guerra y la crisis de refugiados?
Desgraciadamente, los transportistas estamos siendo testigos privilegiados del drama de la inmigración. Por eso sabemos de primera mano que solucionar las malas condiciones en que viven los refugiados es lo más importante. Pero no podemos obviar que esta situación nos está causando graves inconvenientes. Los controles de vigilancia impuestos en las diferentes fronteras generan grandes atascos que ocasionan que nos retrasemos en los plazos de entrega acordados. Además, la desesperación de esta pobre gente por alcanzar un lugar seguro les lleva a subirse en nuestros camiones, poniendo en peligro su seguridad y la de nuestros conductores, provocando además graves daños en los vehículos y en la mercancía que transportamos, al tiempo que pueden llegar a provocarnos sanciones altísimas, de hasta 3.000 euros por inmigrante. Se calculan pérdidas de 2,5 millones diarios para el sector del transporte, que en julio presentó sus primeras quejas, que hasta el momento la Unión Europea está siendo incapaz de resolver.
Pero no todo será gente que se sube a los camiones. También las mafias o conductores sin escrúpulos se aprovechan de esa gente.
Cuando eso sucede, no está relacionado con nuestra actividad y no se puede amparar. Deseamos que toda la fuerza de la ley caiga sobre estas personas. Es como cuando nos roban camiones. Hay veces que incluso nos los roban en marcha, como en las películas, con un coche que se pone delante del camión. Y sucede más a menudo de lo que parece. Incluso la Policía ha tenido que crear un cuerpo especial para este tipo de delitos. Afortunadamente, podemos decir que llevamos un año sin tener heridos o muertos, pero sí ha habido conductores gaseados a través de la rendija en la ventanilla que dejan para ventilar el vehículo mientras descansan. Una de nuestra principales reivindicaciones es que, aunque nuestros conductores están obligados a descansar, hay pocas áreas de descanso.
¿Hasta qué punto os ha beneficiado un entorno de precios del combustible bajos?
En nuestra estructura de costes es lo principal, más incluso que el coste de personal. Y, evidentemente, ha sido bueno para nosotros que el litro de gasóleo haya bajado de 1,5 €/litro a un euro el litro. Pero más que subidas y bajadas lo que nos interesa es que haya una estabilidad en el precio, porque cuando hay subidas nos cuesta mucho trasladárselas a nuestros clientes. Uno de los grandes problemas del sector es la morosidad. Es un sector en el que se paga con 80 días de media desde que se emite la factura, pero hay clientes que pagan a 260 o incluso 280 días, y eso nos genera problemas serios de tesorería. Es por esto, principalmente, por lo que 30.000 empresarios de transporte han desaparecido durante la crisis. Porque nuestros costes hay que pagarlos a 30 días: transporte, nóminas, talleres, todos son costes que hay que pagar de inmediato. Lo que hace falta es que en España veamos una ley de morosidad que tenga carácter sancionador y que impida abusos.
Aunque tienes una larga experiencia en la confederación, sólo la presides desde el mes de marzo. ¿Cuáles son tus objetivos?
En primer lugar, fortalecer la confederación y el sector, ponerla en valor y convertirla en un lobby que nos defienda frente a otros intereses que intentan ir contra los nuestros. También, en un momento de cambios generacionales, con la irrupción de las nuevas tecnologías, hay que intentar dar continuidad al sector y potenciarlo. También queremos concienciar de que se trata de un sector estratégico que se utiliza para transportar el 85% de las mercancías por carretera. No nos tratan en función de nuestro potencial. Tenemos que intentar que sólo se piense en el sector cuando hay un conflicto. Por ejemplo, tenemos una siniestralidad que supone menos del 3% del total de accidentes, y eso cuando estamos hablando de medio millón de conductores que hacen entre 120.000 y 150.000 kilómetros de media.
¿Qué intereses tenéis enfrentados?
Los propios clientes, por ejemplo, que presionan para aumentar la carga máxima de los vehículos. O la acumulación de normativas entre medioambientales y fiscales. Parece que tienen como objetivo cargarnos con tasas de todo tipo. No es sólo los impuestos por combustible, que suponen más del 50% del precio. También son tasas como las medioambientales o la idea que se está estudiando para el pago por autovías, del que esperan sacar más de 5.000 millones de euros al año. Y estamos hablando de que ya estamos ingresando en las arcas públicas 20.000 millones de euros anuales.
El sector de transporte de pasajeros está en guerra con empresas de economía entre pares como Uber. Pero siempre se ha dicho que este tipo de compañías también piensan en las mercancías para aprovechar el efecto red en ciudades.
Este tipo de cosas ya afectan al sector en países como EEUU o en el sudeste asiático, pero en España aún no, afortunadamente, y espero que no nos afecte. En todo caso, siempre nos verás en contra de la competencia desleal. El transporteen Europa está regulado y se marca cómo tiene que ser el acceso a la profesión. No puede haber atajos. Somos un sector que está en priemra línea de la tecnología, pero aunque ésta se puede utiizar para eliminar burocracia o mejorar las operaciones, no se puede utilizar para atajos.
¿La libre circulación de mercancías está en peligro en Europa?
Observamos que en los últimos años algunos estados han introducido mecanismos internos para dificultarla, de dudosa consonancia con los reglamentos: Tasas, salarios mínimos para circular, burocratizar el proceso… Son todo barreras artificiales que criticamos. El Gobierno español debe ser duro en ese posicionamiento porque somos un país periférico y exportador, y este tipo de cosas perjudican la competitividad de nuestros productos.
¿Y qué países están recurriendo más a este tipo de cosas?
Francia, Alemania, Reino Unido, Bélgica, ahora Hungría empieza… Es un fenómeno que se extiende como una mancha de aceite y hay que pararla.
¿Llegará a ser la alta velocidad un problema para el tranporte por carretera?
Dudo que nunca afecte a las mercancías, porque en nuestro sector la clave no está en la rapidez, sino en la puntualidad. Sobre el ferrocarril, no lo vemos como un rival, siempre que no esté siempre mantenido por los Presupuestos Generales del Estado. De hecho, acabamos de crear la CETM Multimodal, que nace con el objetivo de impulsar la multimodalidad con la participación de todos los modos de transporte, con la carretera como vínculo de unión, con criterios de eficiencia y medioambientales. No sé si los otros modos de transporte nos ven así, pero nosotros a ellos sí.