Uno de los mensajes que ha transmitido el Gobierno de Cuba a los representantes de la Cámara de Comercio de España es que el país “no va a olvidar a las empresas que estuvieron de su lado en los años difíciles, en los años 90’”, según el director internacional del organismo español, Alfredo Bonet.
Además, Cuba prefiere controlar la llegada de las empresas americanas y no priorizarlas frente a las del resto del mundo, asegura en declaraciones a SABEMOS.
La institución comercial española acaba de organizar un encuentro con sus homólogos cubanos, como parte de una cooperación empresarial que comenzó en 1985. Porque no hay que olvidar que las compañías españolas ya están en Cuba, lo que supone una gran ventaja competitiva frente a la “avalancha” que se prevé de firmas norteamericanas.
La Cámara de Comercio de España organiza encuentros bilaterales con la de Cuba desde 1985
Aunque Cuba se haya “puesto de moda” gracias a la reconciliación con EEUU, cuenta Bonet, hay más de 200 empresas españolas que llevan “muchos años” en la isla.
De hecho, la mayoría de los hoteles de 4 y 5 estrellas están operados por cadenas españolas, que apostaron por el país caribeño desde el siglo pasado incluso pese a que su entrada en Cuba podía complicar sus negocios en Estados Unidos.
A los hoteles se les suman en esta república los proveedores de estos establecimientos, que en muchos casos también son españoles. Pero además del turismo hay empresas de todo tipo que han visto en Cuba un mercado con grandes oportunidades. Entre las firmas españolas que están en el país americano también hay compañías energéticas y algunas dedicadas a la industria, en general, tal y como explica Alfredo Bonet.
Y más que van a llegar. La reunión del Comité Empresarial Cuba-España que se celebró la semana pasada ha servido para pulsar el creciente interés de las empresas españolas en Cuba. Además de los responsables de la Cámara de Comercio de España y del secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, en la delegación ibérica también había representantes de 70 empresas españolas de todos los tamaños y formas, que van desde las productoras de máquinas para hacer zumo a grandes eléctricas.
La variedad de las interesadas en entrar en el mercado cubano viene determinada por las necesidades generalizadas del país.
Campos de batalla
“Cuba es un mercado que tiene muchas posibilidades porque hay mucho por hacer. Hay un potencial enorme”, apunta Alfredo Bonet. La joya de la corona es el turismo, puesto que el país debe aumentar su capacidad hotelera para incrementar su actual saldo de visitantes, que asciende a 3,5 millones de personas al año.
Junto a las hoteleras llegan las constructoras que tienen que levantar estos establecimientos. Pero la escasez de infraestructuras no se limita a las camas para pernoctar: en Cuba también hacen falta viviendas y, sobre todo, infraestructuras de transporte, según Bonet, desde los ferrocarriles a las carreteras. “Los cubanos tienen un enorme interés en desarrollar su sistema de puertos”, añade el responsable de Cámara de Comercio de España, “para volver a tener una posición de privilegio en el Caribe”.
Encuentro entre las Cámaras de Comercio de España y Cuba. Foto: Cámara de Comercio de España
En la lista de inversiones prioritarias para el Gobierno de Cuba también está la energía, dado que el país insular tiene una alta dependencia del crudo, que le llega fundamentalmente de la Venezuela chavista. Para contrarrestar esta vulnerabilidad, el Ejecutivo de la isla ya ha puesto en marcha los primeros proyectos de energía eólica y solar, avanza Alfredo Bonet.
Pero Cuba tiene también una fuerte dependencia en otro campo, el de la alimentación. El país importa aproximadamente el 70% de la comida que consume, de acuerdo con las cifras que maneja Bonet. Por lo tanto, el Gobierno también está buscando empresas extranjeras que inviertan en su industria alimentaria.
Cuba ofrece un amplio abanico de inversión, antes de que las empresas estadounidenses se comiencen a interesar en los proyectos de desarrollo de la isla.
Deshielo
Aún hay margen de maniobra. Pese al acercamiento político de Cuba y Estados Unidos, las empresas americanas no han comenzado todavía a desembarcar en el país.
“Ahora mismo no existe comercio de bienes y servicios entre EEUU y Cuba, salvo algunos cruceros que llegan a la isla. El grueso de la liberalización no se ha producido ni se va a producir a corto plazo”, vaticina Bonet.
La política comercial aperturista de Cuba comenzó en 2014
El levantamiento del embargo de Estados Unidos al régimen de Raúl Castro depende del Parlamento y no del presidente de la Unión, Barack Obama. Por lo tanto, resume Alfredo Bonet, todavía queda una temporada de calma en Cuba. Aunque el fin del bloqueo comercial produzca una “avalancha” de empresas norteamericanas, cuando lleguen se van a encontrar a algunas compañías extranjeras ya posicionadas en el mercado.
Es la consecuencia de una política comercial aperturista que comenzó en 2014, cuando el Gobierno cubano aprobó una nueva legislación sobre inversiones extranjeras. En ese año echó a andar la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, un área de ensayo para la economía de mercado que va a actuar de polo de atracción de empresas -especialmente, tecnológicas-, de forma similar a algunas áreas de China como Shenzhen, con una regulación económica más laxa.
Precisamente detrás de China y de Venezuela se encuentra España en la lista de principales exportadores a Cuba, con 1.000 millones de euros en bienes enviados a la isla en el año pasado. “Es una cifra considerable, y no es el resultado de grandes operaciones sino de muchas exportaciones pequeñas”, detalla Bonet.
España es el tercer principal país exportador a Cuba, tras China y Venezuela
La reciente reestructuración de la deuda de Cuba con España y la apertura de líneas de crédito oficial a las empresas interesadas en entrar en el país caribeño no hacen sino pavimentar el camino a la exportación con rumbo a La Habana y facilitar que más compañías todavía se animen a cruzar el charco.
“No tenemos que engañarnos, queda muchísimo por hacer. Se van a dar pasos poco a poco, no va a haber una explosión; es un proceso progresivo”, indica Alfredo Bonet, quien también insiste en que la llegada de competición desde Estados Unidos no va a ser tampoco drástica, a tenor de los contactos que han podido tener con las autoridades cubanas.
“El mensaje del Gobierno cubano es que el Ejecutivo no va a olvidar a las empresas que estuvieron de su lado en los años difíciles, en los años 90’. El Gobierno tiene interés en controlar el acceso de empresas americanas al mercado, no priorizar a las compañías estadounidenses”, resume. “Nosotros tenemos que sacar partido de esta situación”, concluye.